ANÁLISIS

La censura judicial amenaza al periodismo en Paraguay

En Paraguay, el alarmante aumento de la criminalización judicial contra periodistas plantea una grave amenaza a la libertad de prensa, ya que los reporteros enfrentan cada vez más desafíos legales y amenazas por el simple hecho de desempeñar sus funciones.

El estado de la libertad de prensa en Paraguay, como lo destacó recientemente la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), está bajo una amenaza significativa. Esto apunta a un problema más amplio que afecta no sólo a Paraguay sino a América Latina en general. La preocupante tendencia a la criminalización judicial de periodistas pone de relieve un creciente ataque a los pilares mismos de la democracia.

Libertad de prensa amenazada en Paraguay

En su informe de mitad de año sobre la libertad de prensa en las Américas, la SIP dio la alarma sobre múltiples casos en los que fiscales y abogados paraguayos exigieron las identidades de periodistas que informaron sobre el expresidente Horacio Cartes. Esta solicitud por sí sola indica un intento preocupante de intimidar a quienes detentan el poder para que rindan cuentas. La solicitud de información a diarios como ABC Color y Última Hora, buscando copias certificadas de artículos y la identidad de los reporteros responsables, marca un preocupante uso de herramientas legales para silenciar potencialmente voces críticas.

Las implicaciones de tales acciones son profundas y se extienden más allá de las fronteras de Paraguay. En toda América Latina, los periodistas a menudo operan en entornos donde exponer la corrupción o criticar las acciones gubernamentales puede tener graves repercusiones. La situación en Paraguay es un claro recordatorio del frágil estado de la libertad de prensa en la región, donde los gobiernos y los intereses poderosos a menudo utilizan marcos legales para reprimir la disidencia.

Además, el uso indebido de las leyes destinadas a proteger al público es particularmente atroz. El informe de la SIP señala la posible aplicación indebida de la Ley 5777/16, diseñada para proteger a las mujeres de la violencia. En lugar de ello, se dice que esta ley ha sido utilizada como herramienta de censura, y los funcionarios han invocado medidas de protección para reprimir a los periodistas que se atreven a criticarlos. Este abuso de instrumentos legales es un claro ejemplo de cómo las leyes pueden tergiversarse para servir a los intereses de quienes están en el poder en lugar de proteger a los vulnerables.

Periodistas enfrentan censura judicial

Periodistas como Mabel Portillo enfrentan censura judicial por informar sobre la mala conducta del gobierno local. En su caso, la alcaldesa de Yataity, Gloria Duarte, utilizó acusaciones de violencia contra las mujeres como pretexto para silenciar el periodismo de investigación de Portillo. Esta táctica no sólo socava la intención de la ley sino que también envía un mensaje escalofriante a otros periodistas: que una cobertura que desagrade a las autoridades locales podría tener graves consecuencias legales.

Las amenazas contra periodistas se extienden a territorios más espantosos. Vicente Godoy, después de informar sobre corrupción, recibió amenazas de muerte tan severas que se sintió obligado a buscar asilo. Este no es un incidente aislado. Periodistas de todo Paraguay, como Jorge Daniel Romero, Hernán Victorio González y Juan Alcaraz, han informado de amenazas similares, a menudo vinculadas a sus revelaciones sobre figuras políticas locales.

El caso de Alex Álvarez, periodista asesinado en Pedro Juan Caballero a principios de 2023, es emblemático del precio máximo que algunos pagan por su compromiso con la verdad. La falta de una investigación exhaustiva sobre su muerte por parte de la policía y los fiscales no sólo niega justicia a Álvarez sino que también perpetúa un clima de impunidad que alienta a los posibles agresores.

Crisis regional en la libertad de prensa

Estos acontecimientos en Paraguay indican una crisis regional más significativa donde la libertad de prensa está bajo asedio. Países de América Latina han sido testigos de patrones similares, donde los gobiernos y entidades afiliadas utilizan el sistema judicial para controlar o reprimir las voces de los medios que intentan exigirles responsabilidades. Esta estrategia corrompe el sistema de justicia y erosiona la confianza pública en las instituciones que supuestamente protegen los derechos y libertades.

El papel de los organismos internacionales y los vecinos regionales a la hora de abordar estas cuestiones es crucial. Debe haber un esfuerzo concertado para presionar a los gobiernos para que respeten los principios de libertad de prensa y protejan a los periodistas de amenazas judiciales y físicas. Organizaciones como SIP deben seguir exponiendo estos abusos, abogando por protecciones y reformas más sólidas que protejan a los periodistas de ser objetivos de actores estatales y no estatales.

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Como observadores y defensores de los valores democráticos, no debemos guardar silencio. La erosión de la libertad de prensa en Paraguay y patrones similares en América Latina exigen nuestra atención y acción. Apoyar a los periodistas, exigir responsabilidades a los gobiernos y fortalecer las protecciones legales para la prensa son pasos esenciales para salvaguardar a los organismos guardianes de la democracia. Su capacidad de informar libremente es su derecho y una piedra angular de nuestra libertad colectiva. En Paraguay, como en el resto de América Latina, la batalla por una prensa libre es una batalla por el alma de la democracia misma.

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