La monedita de oro o la crisis de los Óscar
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Los premios Óscar están en crisis, no hay duda. ¿Es por intentarle caer bien a todo el mundo?
Las noticias de estos días alrededor de los premios de la Academia han comprobado que están en crisis. Rumores alrededor de los invitados, del orden de la transmisión y de las categorías han hecho que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas tenga que justificar cada decisión que toma a través de su cuenta de Twitter. Muchos profesionales de la industria cinematográfica se han manifestado alrededor de estos cambios en los premios Óscar. Repasémoslos y revisemos por qué significan una crisis de estos premios.
Read in english: The pretty penny or the Oscar crisis
El pasado de los Óscar
Dado que los otorga la Academia, los premios Óscar han sido tomados en serio por la industria y por la audiencia desde su primera versión. Además, son los premios de los medios de comunicación más antiguos, mayores aun que los Grammy, los Emmy y los Tony. Debido a la confianza que la audiencia pone en la entidad académica, pues es una institución con credibilidad que se supone que estudia y critica las producciones cinematográficas, el público puede siempre tomar las nominaciones como recomendaciones de películas.
Sin embargo, basta con echar una mirada al pasado para ver cómo muchas veces la Academia ha premiado a películas fácilmente olvidables. El gran galardón a Mejor Película le ha sido otorgado a películas que nadie recordaría si no fuera porque ganaron el Óscar. Hoy nadie recomendaría ver la ganadora del 2012 The Artist, ni la chick flick que se lo llevó en 1998, Shakespeare In Love, ni mucho menos Argo, ganadora en el 2011. Así, aunque los premios Óscar tienen sin duda una fuerte influencia en la industria y en la audiencia, pues medimos con ellos a los actores y directores, realmente no puede verse a través de ellos la historia del buen cine. Como dice Sean Fennessey para The Ring, en su artículo "The Oscars Are In Crisis. Do They Know It?", "Los Óscar no son un registro permanente de la historia del cine, son un registro permanente de los Óscar".
En los últimos años han cambiado un poco su estilo y su tono. Después de campañas como #OscarsSoWhite, en la que se reclamaba más diversidad en los premios de la Academia, los óscar han empezado a premiar producciones más diversas en cuanto a raza, sexualidad y género. Sin embargo, esto se ha visto un poco forzado dado que ha sido consecuencia de los reclamos del público y de los profesionales de la industria y no ha nacido del corazón de la crítica ni de la Academia. Así, estos premios se han vuelto un desfile de corrección política en el que parece haber un check list de cuotas y discriminación positiva: películas con una mujer protagonista, películas sobre raza en Estados Unidos, películas en las que aparezca Meryl Streep, etc. Si bien la visibilidad y representación en la pantalla y en los premios más importantes de la industria deben celebrarse, es una lástima que no haya sucedido orgánicamente y que se haga sólo por caer bien.
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Los cambios actuales
Además, parece que es por caer bien que la Academia toma todas sus decisiones. Hace algunos meses habían anunciado la creación de una nueva categoría que premiaba a las películas "populares". Muchos lo tomaron como una división entre el cine de calidad y el comercial, como si uno no pudiera ser también parte del otro. La Academia, entonces, canceló la creación de esta categoría. Luego, se desató la polémica por la renuncia de Kevin Hart como anfitrión de los premios. Esto sucede porque hay una expectativa imposible de cumplir en este aspecto: los Óscar prometen mejorar cada año con un anfitrión más gracioso y más adorable, y así la vara ha subido a un punto en que es imposible alcanzarla. Así es como los Óscar se han quedado sin anfitrión.
Hace unas semanas se desató una tercera controversia alrededor de la versión de este año: no se presentarían las cinco canciones nominadas sino solo dos: "Shallow" de Lady Gaga y "All the Stars" de Kendrick Lamar ft. Zsa. Ante esto, Lin-Manuel Miranda, coprotagonista de Emily Blunt en Mary Poppins Returns, cuya canción es una de las nominadas, se manifestó muy molesto en Twitter:
The 1st time I stayed up to watch the Oscars, it was because I LOVED The Little Mermaid & they were going to sing songs from the movie I loved on The Oscars.
If true, and Poppins’ song won’t be performed, truly disappointing. Hostless AND music-less?
To quote Kendrick: Damn. https://t.co/BEXOy7JCId— Lin-Manuel Miranda (@Lin_Manuel) 25 de enero de 2019
Finalmente, la última polémica que los Óscar han lanzado en estos días es el recorte de categorías transmitidas. Con motivo de acortar la transmisión a tres horas, la Academia ha decidido no transmitir la entrega del premio de algunas categorías y, entre ellas, ha considerado el premio a Mejor Cinematografía. Frente a esto, otros profesionales de la industria se han quejado, entro ellos el ganador del año pasado Guillermo del Toro:
Reposting, revised: I would not presume to suggest what categories should occur during commercials on Oscars night, but, please: Cinematography & Editing are at the very heart of our craft. They are not inherited from a theatrical or literary tradition: they are cinema itself.
— Guillermo del Toro (@RealGDT) 13 de febrero de 2019
El New York Times se pregunta entonces en un artículo si los Óscar están avergonzados de ser los Óscar. Dice el artículo: "En vez de pedir perdón por la longitud del show, la Academia debería reunir los mejores momentos en la transmisión de los Óscar, no importa que tan larga sea". Parece que los Óscar están disculpándose por cada decisión que toman, pues quieren complacer a todo el mundo: a los nominados, al publico, a la crítica, etc., en vez de asumirse como unos premios de cine comercial o de cine de culto. Con esto, han perdido toda credibilidad. Fallan en su intento, pues nadie es monedita de oro para caerle bien a todo el mundo.
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LatinAmerican Post | Staff Pabón
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