Gracias a la ley costarricense existe la posibilidad de pagar parte de los salarios en especie, por lo que las criptomonedas son una opción

En una entrevista con el diario La República de Costa Rica, el abogado Rolando Perlaza de la firma Nassar Abogados, se mostró bastante optimista frente al futuro de las criptomonedas en este país y a su uso como pago a los trabajadores. Perlaza explica que esta alternativa no puede, ni debe, sustituir las divisas reales del mercado, pero desconocer el uso que se hace de las criptomonedas a nivel internacional es retrasar las opciones financieras.

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Es importante, sin embargo, que los trabajadores que opten por esta alternativa estén informados de sus posibilidades, así como de los riesgos de aceptar las criptomonedas como forma de pago parcial. Esta figura está amparada en el Código Laboral de Costa Rica, el cual en su artículo 166 tipifica el salario en especie, es decir, un intercambio de bienes que no necesariamente se realizan en efectivo y que pueden constituir una forma de retribución parcial por el trabajo.

Costa Rica es uno de los países latinoamericanos que ha entrado con mayor fuerza en el mercado de las criptomonedas, pues han generado maneras legales y efectivas de realizar un intercambio de bienes y servicios basados en este nuevo tipo de divisa. Por ejemplo, el año pasado (2017) se instauró en el país centroamericano un cajero de Bitcoin, el cual permite canjear esta criptomoneda por una divisa líquida de valor real en el mercado. Asimismo, existen lugares turísticos, como el Hotel Dream House Escazú ubicado en San José que permite realizar los pagos en Bitcoin. Medidas como estas permiten que tanto los locales como los turistas vean las criptomonedas como una alternativa segura y de intercambio real en el mercado.

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Ahora, si bien este panorama es alentador para las criptomonedas, el 09 de Octubre de 2017 el Banco Central de Costa Rica expidió un comunicado titulado ​Posición del Banco Central de Costa Rica (BCCR) y sus Órganos de Desconcentración Máxima (ODM) con respecto a las criptomonedas, en el cual explica las razones por las que no respalda el uso de criptomonedas como divisa oficial en Costa Rica. Más allá de las especificidades legales de este país, la afirmación más importante del comunicado podría ser que “toda persona que adquiera este tipo de activos digitales [criptomonedas], ya sea como forma de ahorro o con el interés de usarlo como medio de pago y aquellos que lo acepten con esa función en transacciones comerciales, también lo harán bajo su propia cuenta y riesgo, advirtiendo de que estarán incurriendo en operaciones no contempladas por las regulaciones bancarias ni por los mecanismos de pago autorizados por el Banco Central de Costa Rica”.

¿Cuáles son los beneficios?

Los trabajadores en Costa Rica estarían accediendo a un mercado mundial de divisas que no pasaría por las desigualdades que pueden existir, por ejemplo, entre el Colón (moneda oficial de Costa Rica) y las monedas más fuertes del mercado como el dólar o el euro. Este tipo de intercambio permitiría que los trabajadores accedan a mayores beneficios tanto en Costa Rica como a nivel mundial, lo que es una excelente perspectiva para la competitividad y la calidad de vida.

¿Cuáles son las desventajas?

Debido a la posición del Banco Central de Costa Rica, el uso de criptomonedas se ubica en un estado de indefensión legal, pues no es un acto delictivo usarlas y comerciar con ellas, pero tampoco existe una regulación específica que las acoja. Esta indefensión deja a los usuarios, en este caso los trabajadores que les pagarían en criptomonedas, expuestos a robos informáticos y a inmiscuirse en actividades criminales de mayor envergadura como el lavado de activos.

Sin lugar a dudas, esta es una propuesta que beneficia el panorama financiero, tanto de Costa Rica como a nivel internacional. Sin embargo, la posición de las entidades oficiales deja entrever que aún existe una profunda desconfianza sobre estas nuevas alternativas. Es por ello que debe existir un acompañamiento mutuo y constante entre las entidades financieras, las entidades reguladoras y las nuevas alternativas, el cual permita dirigir sus esfuerzos a un objetivo común en el que quizás pueda cambiarse la forma en que concebimos la economía.

LatinAmerican Post | Jorge Ovalle
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