Llamado a la acción del Papa argentino: cómo afrontar la crisis mundial de Mpox
El Papa Francisco de Argentina ha instado a los gobiernos y a las compañías farmacéuticas a proporcionar asistencia médica adecuada a los pacientes de mpox en todo el mundo. Su llamado a la acción resuena particularmente en América Latina, donde las disparidades en la atención médica y los brotes de enfermedades infecciosas han planteado desafíos significativos durante mucho tiempo.
El Papa Francisco de Argentina, conocido por su profunda compasión y compromiso con el bienestar de todas las personas, habló recientemente sobre la creciente amenaza de mpox (antes conocida como viruela del simio). Durante su discurso del Ángelus del domingo, el Papa expresó su solidaridad con los miles de personas que padecen esta enfermedad infecciosa. Instó a los gobiernos y las industrias privadas a garantizar que haya atención médica adecuada disponible para todos, independientemente de su ubicación geográfica o situación económica. Su mensaje resuena con fuerza, particularmente en regiones como América Latina, donde la intersección de la pobreza, la desigualdad y los desafíos de la atención médica exacerba el impacto de las crisis de salud globales.
Las palabras del Papa son más que un simple llamado a la empatía; son una súplica a la acción. El brote de mpox, ahora reconocido como una emergencia sanitaria mundial por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya se ha cobrado más de 21.500 casos y 591 vidas solo en África desde el 1 de enero. Sin embargo, esta crisis no se limita a un solo continente. Amenaza la salud pública mundial, lo que requiere una respuesta internacional unida y coordinada.
Los problemas de salud en América Latina
El llamado del Papa a una atención médica equitativa suena particularmente cierto en América Latina. La región ha estado plagada durante mucho tiempo por disparidades en la atención médica, con millones de personas que carecen de acceso incluso a los servicios médicos más básicos. En países como Venezuela y Haití, los sistemas de atención médica están al borde del colapso, con escasez de medicamentos, suministros médicos y profesionales de la salud capacitados. Incluso en naciones más desarrolladas como Brasil y Argentina, el sistema de atención médica pública lucha por satisfacer las necesidades de su población, particularmente en áreas rurales y desatendidas.
Durante la pandemia de COVID-19, América Latina sufrió la peor parte del virus, experimentando algunas de las tasas de infección y muerte más altas del mundo. Los frágiles sistemas de atención médica de la región se vieron desbordados, lo que provocó una catastrófica pérdida de vidas y expuso desigualdades profundamente arraigadas en el acceso a la atención médica. Las lecciones aprendidas de esa crisis aún están frescas, pero el brote actual de mpox amenaza con llevar estos sistemas ya sobrecargados nuevamente al borde del abismo.
La necesidad de solidaridad y responsabilidad compartida
El llamado del Papa Francisco a la solidaridad no es solo un imperativo moral sino una necesidad práctica. El brote de mpox, como el COVID-19, no respeta fronteras. En un mundo interconectado, la salud de una población está intrínsecamente vinculada a la salud de otras. Si no actuamos de manera decisiva y equitativa, corremos el riesgo de permitir que mpox se convierta en otra pandemia que afecte desproporcionadamente a los más vulnerables.
El mensaje del Papa a los gobiernos y a las industrias privadas de “compartir tecnología y tratamientos” es crucial en esta lucha. Se debe priorizar el desarrollo y la distribución de vacunas y tratamientos antivirales, centrándose en hacerlos accesibles a todos, en particular en los países de ingresos bajos y medios. No se trata solo de una cuestión de caridad; es una cuestión de seguridad global. Como vimos con el COVID-19, la distribución desigual de vacunas y tratamientos prolonga la pandemia y permite que el virus continúe propagándose y evolucionando.
Con su historial de brotes de enfermedades infecciosas, América Latina conoce muy bien las consecuencias de las respuestas tardías o inadecuadas. La región ha enfrentado numerosas crisis de salud pública a lo largo de los años, desde el virus del Zika hasta el dengue, a menudo sin apoyo internacional suficiente. El brote actual de mpox presenta una oportunidad para hacer las cosas de manera diferente y actuar con la urgencia y la unidad que la situación exige.
El papel del sector privado
El llamamiento del Papa también desafía al sector privado, en particular a las compañías farmacéuticas, a poner el bien público por encima de las ganancias. Se trata de una exigencia radical pero necesaria en un mundo en el que la riqueza de un país a menudo determina el acceso a tratamientos que salvan vidas. La industria farmacéutica ejerce un enorme poder a la hora de decidir quién tiene acceso a los tratamientos y vacunas que pueden prevenir o mitigar enfermedades como la mpox. En América Latina, donde las disparidades económicas son marcadas, el coste de los medicamentos a menudo los pone fuera del alcance de las poblaciones más vulnerables.
El sector privado tiene la responsabilidad moral y ética de garantizar que los tratamientos que salvan vidas sean accesibles para todos, no sólo para quienes pueden pagarlos. Esto significa reducir el precio de las vacunas y los medicamentos, compartir tecnología y patentes, y trabajar con los gobiernos para distribuir estos recursos donde más se necesitan. También significa invertir en la investigación y el desarrollo de tratamientos diseñados específicamente para satisfacer las necesidades de los países de ingresos bajos y medios, donde las enfermedades como la mpox tienen más probabilidades de propagarse sin control.
El llamado a liderar con el ejemplo
Los países latinoamericanos tienen una oportunidad única de liderar con el ejemplo en la respuesta a la crisis de mpox. Los gobiernos de la región deben priorizar la salud pública y tomar medidas decisivas para prevenir la propagación de la enfermedad. Esto incluye invertir en infraestructura de atención médica, aumentar el acceso a vacunas y tratamientos y garantizar que las poblaciones más vulnerables no queden atrás.
En Argentina, la patria del Papa Francisco, el gobierno es responsable de atender su llamado. Argentina tiene un sistema de atención médica pública sólido en comparación con sus vecinos, pero la falta de fondos y las disparidades regionales en el acceso a la atención aún lo aquejan. Al liderar la respuesta global a mpox, Argentina puede dar un ejemplo poderoso para el resto de la región y el mundo.
Brasil, el país más grande y más poblado de América Latina, también tiene un papel fundamental que desempeñar. El gobierno tiene una sólida tradición de iniciativas de salud pública, incluidos sus programas de VIH/SIDA de renombre mundial. Sin embargo, Brasil enfrenta desafíos importantes, incluida la inestabilidad política y una sociedad profundamente dividida. El gobierno debe superar estos desafíos y tomar medidas decisivas para proteger a sus ciudadanos de la creciente amenaza de mpox.
El imperativo moral: la salud como derecho humano
En el centro del mensaje del Papa Francisco está la creencia de que la salud es un derecho humano fundamental. Este principio está consagrado en el derecho internacional y es un principio básico de la enseñanza social católica. Sin embargo, en la práctica, el acceso a la atención médica a menudo se considera un privilegio reservado para quienes pueden pagarlo.
El brote de mpox es un duro recordatorio de las desigualdades en nuestro sistema de atención médica global. El hecho de que las personas en algunas partes del mundo tengan más probabilidades de sufrir y morir de esta enfermedad simplemente por el lugar donde nacieron es una grave injusticia. Nos corresponde a todos, como individuos, comunidades y naciones, trabajar por un mundo donde todos puedan acceder a la atención que necesitan.
Con su importante tradición de justicia social y derechos humanos, América Latina está bien posicionada para liderar esta lucha. La región tiene una larga historia de defensa de los derechos de los pobres y marginados, y esta tradición debe guiar su respuesta a la crisis de mpox. Al garantizar que todas las personas, independientemente de su situación económica o ubicación geográfica, tengan acceso a tratamientos que salvan vidas, América Latina puede ayudar a construir un mundo más justo y equitativo.
Respondiendo al llamado del Papa
El Papa Francisco ha hecho un claro llamado a la acción ante la crisis mundial de mpox. Sus palabras resuenan profundamente, en particular en América Latina, donde el impacto de las disparidades en materia de salud se siente con mayor intensidad. Pero este no es solo un llamado a los gobiernos y las industrias, sino a todos nosotros para que reconozcamos nuestra responsabilidad compartida en la lucha contra esta crisis.
Las lecciones de la pandemia de COVID-19 aún están frescas en nuestras mentes. Sabemos que la inacción, la desigualdad y la falta de solidaridad pueden tener consecuencias devastadoras. El brote de mpox nos permite hacer las cosas de manera diferente y responder con compasión, urgencia y un compromiso con la justicia.
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En América Latina, donde la lucha por la equidad en materia de salud ha sido durante mucho tiempo una lucha central, este es un momento para dar el ejemplo. Respondiendo al llamado del Papa, podemos garantizar que nadie quede excluido en esta crisis sanitaria mundial. Juntos, podemos construir un mundo donde la salud sea un derecho para todos, no solo un privilegio para unos pocos.