Los caminos divergentes de Bolivia y Colombia en la industria del petróleo y el gas
Bolivia intensifica la exploración de hidrocarburos mientras Colombia se compromete a eliminar gradualmente los combustibles fósiles, lo que indica estrategias nacionales contrastantes frente a los desafíos energéticos y ambientales globales.
El compromiso de Colombia con la responsabilidad ambiental
Mientras el mundo enfrenta el doble desafío de la seguridad energética y el cambio climático, dos países sudamericanos –Bolivia y Colombia– han adoptado posturas marcadamente diferentes hacia la exploración y explotación de hidrocarburos.
Este contraste refleja sus prioridades económicas y ambientales únicas y subraya el debate más amplio sobre cómo equilibrar las necesidades energéticas inmediatas con los objetivos de sostenibilidad a largo plazo.
El presidente Gustavo Petro se comprometió audazmente a detener nuevos contratos de exploración de carbón, petróleo y gas en Colombia. Esta decisión se alinea con el compromiso de Colombia de combatir el cambio climático y la transición hacia energías limpias, con Petro enfatizando que el 70% de la matriz energética del país ya es pura.
Bajo el liderazgo de Petro, Colombia ha tomado medidas para desmantelar los subsidios a la gasolina, una medida destinada a eliminar gradualmente las fuentes de energía no renovables. Además, el apoyo de Petro a una prohibición global del fracking resalta la priorización de Colombia de la conservación del medio ambiente y un futuro sostenible.
Controversias en torno al cambio ambiental de Colombia
Sin embargo, esta postura ha sido objeto de controversia. La propuesta de Petro de cesar nuevas exploraciones de hidrocarburos ha generado debates, considerando el importante papel que desempeñan el petróleo y el gas en la economía de Colombia. De hecho, en 2022, casi la mitad de las exportaciones de Colombia procedían del sector petrolero.
La decisión de suspender nuevos contratos de exploración podría tener implicaciones económicas de gran alcance y potencialmente desestabilizar la economía en el corto plazo. Además, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) ha informado que las reservas existentes de petróleo y gas de Colombia pueden durar sólo unos siete años más, lo que genera preocupaciones sobre la seguridad energética y la resiliencia económica.
Por el contrario, bajo el gobierno de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Bolivia está intensificando sus esfuerzos de exploración de hidrocarburos. Para 2024, YPFB anunció una importante inversión de 159 millones de dólares en proyectos de exploración de hidrocarburos.
Esta inversión forma parte de un ‘Plan de Reactivación del Upstream’ más amplio, que incluye 42 proyectos exploratorios para impulsar la producción de hidrocarburos. El enfoque de Bolivia está impulsado por la necesidad de revertir la curva decreciente de la producción de gas natural, que ha sido la piedra angular de su crecimiento económico durante las últimas dos décadas.
La dependencia económica de Bolivia de los hidrocarburos
Para Bolivia, hay mucho en juego. El gas natural ha sido la estrella exportadora del país, sosteniendo su crecimiento económico, con Brasil y Argentina como mercados críticos. A pesar de la disminución de la producción y los ingresos en los últimos años, el gobierno boliviano sigue comprometido a reforzar su sector de hidrocarburos.
En 2023, la producción de gas natural se situó en 31,9 millones de metros cúbicos diarios, generando unos ingresos de 2.048 millones de dólares. Este enfoque refleja la dependencia de Bolivia de los hidrocarburos para la estabilidad y el crecimiento económicos a pesar de las tendencias globales que se alejan de los combustibles fósiles.
Las estrategias contrastantes de Bolivia y Colombia resaltan un dilema crucial que enfrentan muchos países en desarrollo ricos en recursos. Por un lado, existe una necesidad urgente de hacer una transición hacia fuentes de energía más limpias para combatir el cambio climático. Por otro lado, la dependencia económica de los combustibles fósiles es inmediata.
La decisión de Colombia de eliminar gradualmente la exploración de combustibles fósiles es un enfoque con visión de futuro, centrado en la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental. Sin embargo, también plantea riesgos para la estabilidad económica y plantea interrogantes sobre fuentes alternativas de energía e ingresos.
Preocupaciones ambientales en medio de prioridades económicas
Mientras tanto, la estrategia de Bolivia subraya el desafío de equilibrar las necesidades económicas inmediatas con las preocupaciones ambientales de largo plazo. Si bien el aumento de la exploración de hidrocarburos puede proporcionar beneficios económicos a corto plazo, también podría generar costos ambientales a más largo plazo y poner a Bolivia en desacuerdo con los esfuerzos globales para reducir las emisiones de carbono.
Los enfoques de ambos países reflejan sus circunstancias y prioridades únicas. Con su diversa cartera energética y sus importantes recursos de energía limpia, Colombia está posicionada para liderar la transición hacia la energía renovable en América Latina. Con su dependencia económica de los hidrocarburos, Bolivia enfrenta un desafío más complejo en la diversificación de su economía y fuentes de energía.
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Los caminos divergentes de Bolivia y Colombia en la industria del petróleo y el gas subrayan la compleja interacción entre el desarrollo económico, la seguridad energética y la sostenibilidad ambiental. Si bien la decisión de Colombia de suspender nuevos contratos de exploración de hidrocarburos es un paso audaz hacia un futuro sostenible, también pone de relieve los desafíos de la transición para abandonar los combustibles fósiles.
Por otro lado, la continua inversión de Bolivia en exploración de hidrocarburos refleja la necesidad pragmática de sostener el crecimiento económico, pero plantea preocupaciones sobre el impacto ambiental a largo plazo. A medida que la comunidad global continúa navegando por la transición energética, las experiencias de estas dos naciones ofrecen lecciones valiosas en el intrincado acto de equilibrio para satisfacer las necesidades de hoy sin comprometer el futuro del mañana.