ANÁLISIS

Los peligros ambientales de las fuentes de energía alternativas en América Latina

Las fuentes de energía alternativas como la energía eólica, a menudo consideradas respetuosas con el medio ambiente, tienen importantes efectos adversos en las comunidades y los ecosistemas locales. Estos impactos deben considerarse en el impulso global por la energía sostenible.

A medida que el mundo recurre cada vez más a fuentes de energía alternativas para combatir el cambio climático, no se puede subestimar la urgencia de examinar los costos ambientales y sociales de estas soluciones supuestamente verdes. En el empobrecido noreste de Brasil, los primos Nilson José dos Santos y Geremias da Cruz dos Anjos han experimentado de primera mano los dramáticos cambios traídos por los proyectos de energía eólica. Si bien son beneficiosos en algunos aspectos, estos proyectos también han provocado importantes perturbaciones, lo que pone de relieve la compleja realidad de las energías alternativas.

La tierra accidentada y propensa a la sequía del noreste de Brasil puede no ser adecuada para la agricultura comercial, pero ha demostrado ser ideal para recolectar energía eólica. La empresa energética italiana Enel Green Power ha invertido más de 1.400 millones de dólares en uno de los parques eólicos más grandes de América Latina, con 372 turbinas. Este desarrollo masivo ha tenido impactos muy diferentes en las comunidades cercanas.

En Sumidouro, un quilombo (una comunidad de descendientes de esclavos afrobrasileños fugitivos) formalmente reconocido, la presencia de turbinas eólicas ha sido relativamente positiva. Gracias a la propiedad de la tierra y al reconocimiento formal, la comunidad negoció con Enel para mantener las turbinas a distancia y asegurar servicios vitales como agua corriente. Las mejoras en Sumidouro incluyen una cancha deportiva, un centro cultural y un sistema de agua comunitario, lo que ilustra cómo el compromiso y la negociación pueden generar importantes beneficios para la comunidad e inspirar esperanza para un futuro más equitativo.

Por el contrario, la cercana comunidad de Lagoa, que carece de reconocimiento formal, aún no ha salido adelante. Sin estatus oficial, las 22 familias de Lagoa no recibieron los mismos beneficios. Soportan el ruido de las turbinas y enfrentan problemas como paredes agrietadas, mucho polvo generado por el tráfico de camiones y falta de agua corriente. Esta disparidad subraya el papel fundamental del reconocimiento gubernamental en la protección y el empoderamiento de las comunidades locales contra los efectos potencialmente adversos de los proyectos de energía alternativa, y la urgente necesidad de justicia social en estas situaciones.

Costos ambientales y sociales

Si bien la energía eólica a menudo se anuncia como una fuente de energía limpia, no está exenta de costos ambientales y sociales. En Sumidouro, la construcción de parques eólicos implicó la tala de plantas nativas de caatinga para dar paso a líneas de transmisión. Aunque la comunidad negoció una compensación por esta pérdida, incluidos fondos para la investigación de la producción de miel y cabras, el impacto ambiental sigue siendo significativo.

Además, la disparidad en los beneficios recibidos por diferentes comunidades, como se vio en Lagoa, subraya el impacto desigual de tales proyectos. La contaminación acústica de las turbinas puede provocar problemas de salud y una reducción de la calidad de vida. Esta disparidad, a menudo exacerbada por factores socioeconómicos y políticos, pone de relieve el impacto desigual de tales proyectos.

Estos grupos a menudo enfrentan desplazamientos de tierras y pérdida de medios de vida tradicionales, lo que plantea interrogantes sobre la verdadera sostenibilidad de estas soluciones energéticas. Esto subraya la necesidad urgente de soluciones sostenibles y equitativas en el desarrollo de proyectos de energía alternativa.

Un llamado al desarrollo inclusivo

En respuesta a estos desafíos, está creciendo un movimiento en Brasil para garantizar que los nuevos desarrollos energéticos incluyan y beneficien a la población local. Grupos ambientales y sociales, muchos liderados por mujeres, se han unido bajo la organización Nordeste Potencia para abogar por mejores prácticas. Han publicado directrices para desarrolladores eólicos, agencias gubernamentales y organismos de financiación, enfatizando la necesidad de transparencia, compensación justa y participación de la comunidad en la toma de decisiones.

En febrero, una delegación de mujeres viajó a Brasilia para entregar estas directrices a las agencias federales. En marzo, miles de agricultoras protestaron contra proyectos eólicos en Areial, estado de Paraiba. Estas acciones resaltan la demanda de un enfoque más equitativo para el desarrollo energético que respete los derechos y necesidades de las comunidades locales.

El Instituto de Estudios Socioeconómicos de Brasil, una organización sin fines de lucro, también ha destacado las desigualdades en los contratos de parques eólicos. Su investigación encontró que los pequeños agricultores reciben una compensación mínima por arrendar sus tierras y necesitan más transparencia en cuanto a las cifras de producción de energía. Estos hallazgos subrayan la necesidad de reformas regulatorias para garantizar un trato y beneficios justos para todas las partes interesadas.

El futuro de las energías alternativas en América Latina

Las experiencias de comunidades como Sumidouro y Lagoa demuestran que, si bien las fuentes de energía alternativas son esenciales para reducir las emisiones de carbono, su implementación debe gestionarse con cuidado para evitar crear nuevos problemas ambientales y sociales. Los gobiernos y las empresas de energía deben priorizar prácticas de desarrollo inclusivas y equitativas, asegurando que las comunidades locales sean participantes activos en la planificación y ejecución de estos proyectos.

En América Latina, donde los movimientos por la justicia ambiental y social están ganando impulso, es posible redefinir el enfoque de la energía sostenible. Al incorporar las voces de las comunidades indígenas, rurales y marginadas, los países pueden desarrollar políticas energéticas que sean ambientalmente sostenibles y socialmente equitativas.

En última instancia, el objetivo debería ser equilibrar la necesidad urgente de energía renovable con la protección de los ecosistemas locales y los derechos de quienes viven allí. América Latina sólo puede lograr un desarrollo sostenible abordando la compleja interacción de factores ambientales, sociales y económicos.

Si bien es crucial para combatir el cambio climático, el impulso a la energía alternativa en América Latina debe considerar todo el espectro de impactos ambientales y sociales. Los casos de Sumidouro y Lagoa en Brasil ilustran el potencial de resultados tanto positivos como negativos de los proyectos de energía eólica. Garantizar que estos proyectos beneficien a las comunidades locales y mitiguen el daño ambiental requiere un esfuerzo concertado de los gobiernos, las empresas de energía y la sociedad civil.

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A medida que América Latina avanza con su agenda de energía renovable, debe hacerlo con un enfoque inclusivo y equitativo. Al aprender de las experiencias de las comunidades afectadas e implementar prácticas justas, la región puede liderar el camino en el desarrollo de soluciones energéticas genuinamente sostenibles.

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