ANÁLISIS

No sirven las buenas intenciones

Iniciativas para proteger el medio ambiente hay muchas, pero no sirven de nada si no se implementan

No sirven las buenas intenciones

Cada semana parece haber una nueva idea o invento para salvar el medio ambiente. Alrededor del mundo, académicos y emprendedores trabajan en iniciativas que frenen el impacto del cambio climático, los efectos de los gases invernadero, las consecuencias del derretimiento de los glaciares, entre otras.

Estas iniciativas son increíbles y muestran que si se quiere se puede. Juntos podemos cambiar las condiciones a las que sometemos el medio ambiente. El problema es que estas ideas no son más que eso: ideas.

Hay iniciativas en todas partes, pero nadie las está implementando. ¿De qué sirve crear bioplástico si la idea sigue en un laboratorio? ¿Qué conseguimos de que los gobiernos destinen recursos a la investigación si no hay implementación? Y cuando hay investigación, ¿cómo se beneficia el planeta si no hay apoyo económico para lanzar al mercado estas ideas?

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Más allá de seguir desarrollando ideas, el siguiente paso debe ser ponerlas al servicio de la sociedad. Incluirlas en el mercado y hacerlas competitivas. Así, una vez comercializadas y a disposición del público, realmente podremos ver un impacto en el medio ambiente.

Más allá de la implementación

Lo cierto es que no necesitamos de más buenas intenciones, lo que necesitamos es acciones concretas, con objetivos claros y metas establecidas. No solo de quienes las desarrollan si no de quienes las consumiremos. Necesitamos disposición.

Todos decimos que queremos cuidar el medio ambiente, pero no lo decimos en serio. Al ver un producto hecho con material reciclado preferimos comprar un artículo normal porque es mucho más barato.

La mayoría no recicla o reutiliza materiales. Nos preocupa el consumo de agua por el precio con el llegará la factura, más que por las consecuencias ambientales. Destruimos con la excusa del progreso económico y olvidamos que sin los recursos naturales no hay vida.

Dejemos a un lado las buenas intenciones y actuemos de forma consecuente con nuestras palabras.

LatinAmerican Post | Marcela Peñaloza

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