ANÁLISIS

¿Podría un Renacimiento de Trump Impulsar el Crecimiento en América Latina?

Con Trump al mando, un nuevo mandato podría sacudir la dinámica de las relaciones entre EE.UU. y América Latina, trazando un nuevo rumbo en el escenario global mediante el desafío de normas establecidas y fomentando el crecimiento a través de enfoques renovados de diplomacia y asociaciones comerciales. Al reenfocarse en los intereses nacionales, Trump podría abrir un nuevo camino para América Latina, sugiriendo un modelo para la región en términos de propuestas prácticas: lo que los latinoamericanos desean y pueden lograr a largo plazo y lo que pueden esperar de Estados Unidos. Lo que desean es estabilidad económica y, para lograrla, un trato equitativo y relaciones bilaterales mutuamente beneficiosas. Lo que se ofrece, en ese interés, es un entendimiento y los medios para alcanzar ese objetivo.

“America First” como Catalizador del Crecimiento en América Latina

Pese a su aparente enfoque aislacionista, la política de “América Primero” de Donald Trump podría tener un impacto más positivo en los países de América Latina que la tradicional política de “buena vecindad” de EE.UU. La frase “América Primero” podría parecer una salida brusca y torpe de las cortesías de la diplomacia global. Sin embargo, esta postura podría poner al hemisferio en una trayectoria de crecimiento económico mutuamente beneficioso. La visión “transaccional” de Trump aclara que EE.UU. buscará acuerdos principalmente con aquellos países que compartan ideales y objetivos concretos. La persistente brecha entre ideales e intereses sigue presente, pero lo fundamental es que ahora existen metas concretas a perseguir. El resultado debería ser más espacio para la autonomía de los líderes latinoamericanos, más claridad en las expectativas y mayor capacidad para un crecimiento autónomo.

Los líderes latinoamericanos que vean estos cambios como oportunidades bajo un análisis pragmático de costos y beneficios podrían aprovechar el enfoque en resultados de Trump para negociar acuerdos que beneficien a ambas partes. En todo caso, “América Primero” podría ser un mecanismo para modernizar la economía de América Latina y una oportunidad para obtener acuerdos más justos y sólidos. El estilo transaccional de Trump podría ser recordado como un impulso en el proceso de cambio que podría llevar a una transformación positiva.

Políticas Migratorias Más Robustas: Un Camino hacia la Estabilidad Regional

Al adoptar una posición firme sobre la seguridad fronteriza, Trump obliga a los líderes latinoamericanos a enfocarse en una solución importante pero frecuentemente pasada por alto respecto a la migración: abordar sus causas raíz. La priorización de Trump de construir estados podría finalmente reducir la distancia entre el discurso de los altos funcionarios y las acciones reales en la gestión de la migración. Al reconocer estos problemas en conjunto, se sugiere la necesidad de abordarlos colectivamente en la región, resaltando la importancia de la generación de empleo, la lucha contra la corrupción y el aumento de oportunidades dentro de la región para motivar a las personas a permanecer en sus países de origen. Además, podría permitir a las autoridades adoptar un enfoque menos permisivo en la relación entre los migrantes y los estados que abandonan.

Si esto se logra, un enfoque orientado a resultados podría transformar la migración de una fuente de tensión a un área de cooperación, con EE.UU. proporcionando incentivos para la estabilidad regional. La política migratoria dejaría de ser una cuestión de restricciones para convertirse en una de oportunidades para la recuperación y la resiliencia en nuestras economías, avanzando hacia un crecimiento económico genuinamente sostenible en toda América Latina.

Comercio Bilateral como Camino Personalizado Hacia el Futuro

El cambio de acuerdos multilaterales a acuerdos bilaterales bajo el trumpismo podría no ser tan negativo para América Latina. Si bien los acuerdos bilaterales entre China y Australia permiten a cada parte aceptar términos que reflejan sus estructuras económicas particulares, EE.UU. continuaría impulsando la estabilización regional. Al centrarse en los resultados, la migración podría pasar de ser un área de tensión a una de cooperación con incentivos estadounidenses para la estabilidad regional, convirtiéndose en una oportunidad para la recuperación y la resiliencia de nuestras economías y promoviendo un crecimiento económico sostenible en toda América Latina.

Podría ser que el estilo orientado a resultados de Trump genere acuerdos más cercanos a los objetivos diplomáticos, beneficiando a los países latinoamericanos que actualmente enfrentan tasas de crecimiento estancadas. Ellos podrían ser los beneficiarios directos de un enfoque pragmático en el comercio libre, de un presidente que no se preocupa por precedentes históricos o desaires personales y que se centra en los resultados.

Contrarrestando la Influencia de China: Una Nueva Oportunidad para la Autonomía

Cada vez más economías latinoamericanas están vinculadas a inversiones chinas, especialmente en infraestructura, agricultura y energía. Un Trump competitivo, que desafíe a China respecto a su inversión y presencia en América Latina, podría brindar la oportunidad esperada para que la región aumente su autonomía y poder de negociación. Con el continente asiático en constante crecimiento, las economías se ven impulsadas a adoptar patrones de dependencia, aprovechando el poder de los precios favorables en su comercio con América Latina en beneficio de los inversionistas, más que de los países latinoamericanos. Con Trump adoptando una postura más competitiva frente a China, los líderes latinoamericanos podrían utilizar este llamado de atención para buscar una posición más sólida a futuro y evitar acuerdos desequilibrados.

El enfoque competitivo de Trump podría recordar a los países latinoamericanos la importancia de adoptar modos de inversión más sostenibles, menos dependientes de la deuda externa o de intercambios económicos desiguales con inversionistas específicos. Los líderes podrían dirigir sus políticas hacia el fortalecimiento de sus economías locales mediante la firma de acuerdos con diversos inversores que compitan entre sí en diferentes sectores. Los esfuerzos de Trump por limitar la influencia china podrían ayudar a los políticos a formular políticas que reflejen mejor sus intereses y necesidades a largo plazo.

Más Allá de la Diplomacia: Un Impulso hacia el Crecimiento Autosostenido

Y, aunque pueda parecer una estrategia cruda en comparación con la diplomacia tradicional entre EE.UU. y América Latina, basada en objetivos vagos y en programas de “asistencia” financiados por EE.UU., la estrategia de Trump orientada a resultados podría conducir a una mayor autosuficiencia en América Latina y, en consecuencia, a una base económica más sólida y resiliente.

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En última instancia, la particular y poco convencional marca de realpolitik de Trump, por polémica que sea, podría ayudar a construir una relación más madura y equilibrada entre EE.UU. y América Latina. Los líderes que vean las iniciativas de Trump como una oportunidad podrían descubrir que una agenda de “América Primero” es coherente con sus propios planes de desarrollo nacional. Para algunos, eso suena demasiado transaccional, pero para otros podría ser el impulso necesario.

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