ANÁLISIS

Por qué el Gobierno de Colombia No Debe Ceder a las Exigencias del ELN para una “Política Unificada”

Las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y el ELN han llegado a otro punto muerto, con el negociador del ELN, Pablo Beltrán, exigiendo una “política unificada” del gobierno de Gustavo Petro. Sin embargo, ceder ante estas exigencias de la guerrilla sería un grave error.

La Demanda del ELN de una “Política Unificada”: ¿Una Estrategia de Poder?

La solicitud del ELN de una “política unificada” puede parecer razonable, pero en realidad es una táctica estratégica. En una entrevista con EFE, Beltrán expresó su frustración con lo que percibe como inconsistencias en el gobierno de Petro, y pidió un enfoque unificado. Sin embargo, esta petición aparentemente razonable revela una táctica más profunda del ELN: ganar más control sobre el proceso de paz y dejar de lado voces en el gobierno y la sociedad que puedan oponerse a su agenda. Esto nos alerta sobre el juego estratégico del ELN y la necesidad de cautela en el proceso de paz.

El ELN intenta desacreditar la oposición a sus demandas acusando al gobierno de tener una “política dual” e insinuando una división interna. Esta postura presiona al gobierno de Petro a alinearse con los términos del ELN. Para un gobierno que gestiona múltiples preocupaciones de seguridad, ceder a estas demandas podría debilitar su posición y dar ventaja al ELN.

Los Riesgos de un “Interlocutor Único” para las Negociaciones de Paz

La petición del ELN de un único contacto del gobierno —lo que Beltrán llama un “interlocutor único”— va más allá de simplificar la comunicación. Esto busca silenciar a los críticos de Petro y excluir a quienes no están de acuerdo con él en el proceso de paz. No todos los gobiernos son iguales, ni siquiera el complicado gobierno de Petro, ni son tan monolíticos y asimétricos como el ELN desearía.

Lo que Beltrán ha pedido no es solo “hablar con una sola voz”, sino una demanda de exclusión de los controles y contrapesos de la fuerza colombiana. Al presionar por este proceso simplificado, el ELN busca esencialmente silenciar cualquier disidencia dentro del gobierno y asegurar que su estrategia no se cuestione. Este enfoque de “interlocutor único” permitiría al ELN dictar términos con más libertad, lo que podría llevar al gobierno a hacer concesiones que más tarde lamentaría. Esto debería despertar preocupación por las posibles consecuencias de las demandas del ELN.

Acusaciones de “Política Dual”: Cambiando la Culpa

El ELN negocia de acuerdo con la política de cese al fuego, y una de esas tácticas fue la crítica de Beltrán a la “política dual” del gobierno. Beltrán afirma que algunas medidas del gobierno obstaculizaron las negociaciones de paz mientras que ignoraban los problemas del ELN. Este grupo no ha sido ajeno a cometer actos de violencia contra civiles y sabotaje durante el cese al fuego, lo cual socava su compromiso con la paz.

Con la respuesta del gobierno etiquetada como “política dual,” el ELN desvía la atención de sus propias violaciones y se presenta como víctima en lugar de culpable. No es solo ironía; el ELN ha usado los ceses al fuego como oportunidades para reagruparse. Esta narrativa selectiva deja al gobierno en una posición complicada, ya que cualquier esfuerzo por hacer rendir cuentas al ELN podría interpretarse como cínico o agresivo. No es adecuado que el gobierno permita que el ELN dicte la política con su retórica; los ceses al fuego deben ser para la paz, no para la guerra.

Las Promesas del ELN: ¿Paz o Poder?

Las demandas del ELN sugieren que están comprometidos con la paz y la transformación, pero un análisis más cercano sugiere lo contrario. Beltrán afirma que el ELN está buscando un nuevo cese al fuego bilateral y apoyando iniciativas de paz en toda Colombia. Sin embargo, la historia muestra que el ELN suele utilizar los diálogos de paz para perseguir sus ambiciones militantes, debilitando los procesos que dicen apoyar.

¿Por qué el ELN continúa avanzando en estas áreas de las que otros ejércitos se han retirado? Las peticiones de arreglos “revolucionarios” podrían sonar bien, pero las demandas suelen ser vacías, permitiendo al ELN avanzar en sus intereses bajo el pretexto de la comunicación. El gobierno de Petro debe ser cauteloso y basarse en pruebas concretas en lugar de caer en discursos altisonantes.

Un Camino Cauteloso hacia el Proceso de Paz en Colombia

Los esfuerzos de paz de Colombia con el ELN son encomiables, pero es necesaria la cautela. Aceptar las demandas del ELN de una “política unificada” y un “interlocutor único” puede parecer amistoso, pero podría obstaculizar discusiones significativas. En cambio, Colombia debe esforzarse por ser una nación justa y equitativa que valore la transparencia, escuche a las comunidades afectadas y haga que el ELN rinda cuentas por sus acciones.

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El gobierno de Petro no puede abandonar la iniciativa de paz sin concesiones unilaterales. La historia del ELN indica que es más una organización en busca de poder que un verdadero agente de cambio. Al rechazar la insistencia del ELN en una “política unificada,” el gobierno puede avanzar en un proceso de paz basado en la responsabilidad y el respeto mutuo, en lugar de someterse a las tácticas de este grupo guerrillero.

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