¿Qué nos deja la caída de Facebook, Instagram y Whatsapp?
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Este es el balance que hacemos y las conclusiones a las que llegamos tras la caída de las aplicaciones propiedad de Facebook el pasado miércoles 13 de marzo
Ha pasado ya una semana desde la más reciente caída de Facebook, Instagram y Whatsapp. El pasado miércoles 13 de marzo estas aplicaciones, todas propiedad de Facebook, mostraron fallas de conexión por casi 24 horas. La caída fue intermitente, pues a ratos funcionaban y a ratos no. De acuerdo con The Verge, los usuarios de Paraguay, India, Bangladesh, Argentina y de algunos estados de Estados Unidos empezaron a reportar problemas hacia el medio día del miércoles. En la tarde, según The Guardian, ya los países europeos y otros latinoamericanos confirmaron que las aplicaciones estaban caídas. Los usuarios se valieron de la competencia de Facebook, Twitter, para reportar los problemas. Mark Zuckerberg también hizo uso de esta red social para avisar a los usuarios que estaba enterado del problema y para afirmar que no era resultado de un ciberataque. Para la mañana del jueves ya el servicio se había restaurado. Dice la BCC que esta ha sido la peor falla en la historia del grupo de aplicaciones.
Read in english: What does Facebook, Instagram, and Whatsapp's outage leave us?
We're focused on working to resolve the issue as soon as possible, but can confirm that the issue is not related to a DDoS attack.
— Facebook (@facebook) 13 de marzo de 2019
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La caída del servicio de estas tres aplicaciones afectó de cierta manera a sus usuarios en la tarde que duró suspendido. Por un lado, en la vida personal. Sin duda, desde el ascenso de las redes sociales a nuestra vida, la forma en la que interactuamos ha cambiado radicalmente. Las redes sociales abrieron nuevos caminos en las formas de interacción entre personas y cerraron otros. Después de la caída de las aplicaciones y de la reacción de los usuarios ante esta, cabe preguntarse si las redes sociales se han vuelto nuestra única forma de interactuar y de comunicarnos. Los usuarios se valieron de una cuarta red social, Twitter, para reportar las fallas en las otras tres, ¿es decir que no tenemos otro medio de comunicar y reportar las fallas de estos servicios? Hace falta, entonces, no depender demasiado de estas formas de comunicación y usar de nuevo, a la vez que usamos las redes sociales, otros medios que usábamos antes para compartir información y contenidos.
Además de la comunicación e interacción entre seres humanos, las redes sociales han ayudado a forjar en cada uno de nosotros un personaje virtual, un ‘yo’ que existe en la virtualidad del internet. Cabe, entonces, también la pregunta por la identidad: ¿en qué medida esta ha empezado a depender exclusivamente de las redes sociales? Ante la caída de estas durante unas horas, los usuarios reaccionaron fuertemente debido a que si bien en algunas partes del mundo se podían abrir las aplicaciones, en ningún caso se podían hacer publicaciones. La caída de Facebook, Instagram y Whatsapp signficó para algunos un silencio, la caída de una voz propia durante una tarde. Así, podría uno preguntarse también hasta qué punto le hemos dado a las redes sociales un poder especial sobre nuestras vidas y nuestra voz como individuos.
Por otro lado, el trabajo y los negocios de los usuarios también se vieron afectados en cierta medida. En nuestro tiempo la forma de hacer negocios y de trabajar ha cambiado en buena medida debido a las tecnologías del nuevo milenio. Sin embargo, el trabajo y los negocios no deben depender por completo de las redes sociales. Estas deben ser una herramienta que usamos y que facilita en muchos aspectos la comunicación en el trabajo. Aun así, las bases de datos, los correos electrónicos y los sitios web también son activos que cada empresa o individuo posee. En este sentido, es ahí y no en las redes sociales en donde debemos depositar nuestra información.
Las redes sociales, además, son plataformas que pertenecen a otros, a diferencia de un sitio web propio que le pertenece exclusivamente a su propietario. Así, las bases de datos de los negocios están más seguras en un sitio web propio y no en plataformas ajenas, pues de esta manera tienen más control.
Lo que nos deja esta caída de Facebook, Instagram y Whatsapp es sobre todo una reflexión sobre qué aspectos de nuestra vida hemos dejado en manos de las redes sociales. Nos deja también una invitación a buscar otras maneras de comunicarnos y de almacenar nuestra información a la vez que gozamos de los beneficios que las redes sociales pueden brindarnos. Debemos evaluar el riesgo en contraste con la recompensa que nos pueda traer el uso de las redes sociales. Y debemos, sobre todo, no depender por completo de ellas, pues ya vimos que pueden caerse durante una tarde.
LatinAmericam Post | Equipo Editorial