¡Que viva la marcha pacífica!
En el uso legítimo de la protesta social como herramienta para exigir el cumplimiento de nuestros derechos, ¡que viva la marcha pacífica!
Los actos violentos que se han presentado por, al parecer, “miembros de las marchas estudiantiles” en los últimos días, están acabando con el objetivo de la protesta estudiantil: conseguir más inversión para la educación.
Read in english: The solution is marching peacefully
Más allá de eso, la violencia causada está dañando el mensaje de lo que también necesita la educación: lograr que con ese presupuesto que se le está exigiendo a Duque, haya un verdadero sistema educativo que le permita a las personas que viven en las zonas más lejanas de Colombia, acceder a la educación desde su territorio.
Con el objetivo de no tener que trasladarse a las principales ciudades para estudiar, pues dicha situación supone, para la mayoría, un gran obstáculo difícil de superar económicamente, acabando con lo más importante que tienen: las ganas de aprender.
Por tal razón, se hace urgente que quienes convocan las marchas, como ya se ha hecho, expresen su rechazo a todos los actos de violencia y promuevan la marcha desde la paz, pues los que han tenido la oportunidad de educarse, en el contexto de la protesta estudiantil, deben actuar no desde la pasión y la rabia sino desde la razón y el diálogo. Algo importante para la consecución de acuerdos entre dos partes, que en este caso son los estudiantes y el presidente Iván Duque, como cabeza del Gobierno Nacional.
Y es que la marcha pacífica, no sólo reúne una diversidad de actos simbólicos que refuerzan la razón de la protesta, sino que en realidad hacen que más gente se una y, sin tener nada que ver, apoye las manifestaciones. "Las protestas que desarrollan tácticas no violentas son las más indicadas para conseguir una mayor y más amplia movilización", destaca una investigación de la Universidad de Santiago de Compostela, España, titulada La eficacia de las protestas políticas: un análisis cuantitativo
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“La eficacia de las protestas consiste en la capacidad para producir, fomentar o canalizar cambios políticos. Idealmente, estos cambios se producen en la dirección esperada o deseada por los participantes en las protestas”, dice la investigación universitaria. Entonces, si se quiere un cambio político en la inversión de algo tan valioso para cualquier sociedad como la educación, debe hacerse el llamado al presidente Duque desde la paz.
Por ejemplo, un acto simbólico de paz, que debería verse con más frecuencia en las marchas estudiantiles, fue el que protagonizaron cientos de estudiantes de la Universidad Nacional el pasado 16 de octubre, cuando hicieron su protesta sin bloquear la vía pública.
La @UNColombia sin bloquear vías y con velas en la mano, diciéndole a la sociedad colombiana que la educación superior es la esperanza del desarrollo científico y tecnológico del país#SosUniversidadesPúblicas pic.twitter.com/ZCJALIduu4
— Khristian León (@KhristianPrieto) 17 de octubre de 2018
Sin embargo, los gestos de paz no sólo deben venir de los estudiantes sino del Gobierno. Un ejemplo reciente, se presentó el mismo 17 de octubre, cuando el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) del Cauca les entregó flores a los estudiantes, mientras marchaban. El hecho fue aplaudido por los mismos estudiantes.
Cuando el Gobierno y estudiantes hablen el mismo lenguaje de la paz, es posible que se sienten a dialogar, se escuchen propuestas de lado y lado, en pro de un bienestar colectivo en educación para los colombianos y en vías de curar la enfermedad de la ignorancia que tanto afecta a este país. De manera que, en el uso legítimo de la protesta social como herramienta para exigir el cumplimiento de nuestros derechos, ¡que viva siempre la marcha pacífica!
LatinAmerican Post | Edwin Guerrero Nova
* La opinión del redactor no representa la del medio
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