ANÁLISIS

¿Realmente acabó la Guerra del Narcotráfico en México?

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Marcando el final de 12 años de conflicto por narcotráfico, el presidente AMLO declaró "no hay guerra, oficialmente ya no hay guerra, nosotros queremos la paz"

¿Realmente acabó la Guerra del Narcotráfico en México?

Diversos frentes se han abierto en los primeros meses del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Los maestros, bajo la bandera de un sindicato, han bloqueado las vías de acceso federal; hay desabasto de combustible debido al combate en contra de los que roban el hidrocarburo; explotó una toma clandestina de gasolina cerca de la capital mexicana; murió la gobernadora del Estado de Puebla junto con su esposo en plenas vísperas navideñas; y por si fuera poco, una calificadora internacional disminuyó la calificación de la empresa petrolera que ha sostenido por muchos años a las finanzas mexicanas: Pemex.

Read in english: Did the Drug War in Mexico really end?

Dentro de este adverso panorama, y siguiendo los múltiples discursos del mandatario mexicano, se realizó la siguiente declaración: la guerra contra el narcotráfico ha terminado en México. Con la frase “no hay guerra, oficialmente ya no hay guerra, nosotros queremos la paz” el presidente Andrés Manuel declaró el fin a 12 años de conflicto interno en México desde el martes 29 de enero de 2019, lo que generó diversas reacciones y especulaciones a nivel nacional e internacional.

Sin embargo, ¿realmente acabó la guerra en contra del narcotráfico en México?, ¿qué significa la declaración del presidente de México al respecto?

La guerra en contra de los carteles de la droga ha sido una constante en los últimos dos sexenios del país. Desde la llegada del presidente Felipe Calderón se inició un combate armado en contra del mercado del narcotráfico y sus operadores, lo que generó un clima de violencia constante en la sociedad mexicana. Calderón se dedicó a desmantelar y dividir a los cárteles de la droga más poderosos de la nación, y después de él, con la llegada de Enrique Peña Nieto al poder, el plan de seguridad se enfocó en acabar con los dirigentes del mercado de narcóticos más buscados a nivel internacional.

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Si bien los líderes criminales fueron cayendo, ya sea encarcelados o asesinados en un operativo, no se logró el objetivo de pacificar al país en su totalidad. El crimen organizado evolucionó y se arraigó a prácticas ilegales de igual o mayor gravedad; el robo a combustible, la extorción, el tráfico de órganos y la trata de personas aumentó considerablemente en los últimos años. El presidente Andrés Manuel López Obrador recibió un país con un enorme problema de violencia, con elevados índices de homicidios y con un sistema de justicia incapaz de castigar a los perpetradores de dichos actos.

A menos de tres meses de gobierno el panorama de México no ha cambiado. La inseguridad a lo largo del territorio nacional se vuelve insostenible, los gobiernos locales son incapaces de sortear la maquinaria criminal y la militarización de la nación se hace necesaria para sostener la gobernabilidad de un Estado que se desangra después de 12 años de lucha. El nuevo partido gobernante tendrá el reto de acabar de una vez por todas con el ambiente hostil que atormenta a los mexicanos, no con acciones de guerra sino con reformas profundas al sistema fiscal y de justicia que permitan la desmonetización y el quiebre de las organizaciones delictivas que igualan en poder al mismo gobierno.

Si se acabó la guerra del narcotráfico en México, los años que se dedicaron a perseguir a los capos de la droga y cárteles de comercio de estupefacientes han llegado a su fin; empero, la nación mexicana encara un nuevo conflicto. El crimen organizado aprendió que la ilegalidad y el blanqueo de capitales es un acto poco castigado en el país. El perfeccionamiento de otras actividades delictivas han diversificado los frentes de violencia en México, por lo que el nuevo gobierno debe combatir diversos crímenes que cuestan la vida de miles de mexicanos. Sin embargo, la lucha no debe limitarse a las armas, las redes criminales se debilitarán solo si los tres poderes de la unión (ejecutivo, legislativo y judicial) trabajan en conjunto para castigar y perseguir el dinero de las personas involucradas en las actividades delictivas. De esta manera los tres ejes que deberán guiar la lucha en México serán fiscales, judiciales y de combate.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su Movimiento de Regeneración Nacional ha dado indicios de lo anterior. No obstante, se ha limitado a declaraciones y planes que no aterrizan en su totalidad, derivado de los múltiples escenarios y frentes de conflicto que se han desatado en el país. El nuevo gobierno tendrá la oportunidad de probar su capacidad para sortear todos los problemas políticos, económicos y sociales que atraviesa México, sin olvidar que la prioridad para un Estado debe ser su existencia misma, por lo que un ambiente de paz y gobernabilidad debe estar en primer lugar en los planes de desarrollo nacional.

 

Latin American Post | Jorge Vuelvas Lomeli

Copy edited by Juan Gabriel Bocanegra

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