Temas clave de América Latina que deberá abordar el próximo presidente de Estados Unidos
Los expertos enfatizan que la próxima administración estadounidense debe centrarse en el crecimiento económico sostenible, las oportunidades de desarrollo y la lucha contra el autoritarismo para fomentar mejores relaciones con América Latina y abordar los desafíos críticos de la región.
Con las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024 en el horizonte, la relación entre Estados Unidos y América Latina se encuentra en una encrucijada crítica. Las decisiones que tome la próxima administración moldearán significativamente el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. Políticos y ex funcionarios de alto rango han opinado sobre las cuestiones esenciales que deberían dar forma a la política exterior de Estados Unidos hacia la región. Estos conocimientos proporcionan una hoja de ruta para que la próxima administración estadounidense fortalezca los vínculos con América Latina y aborde los desafíos apremiantes de la región.
Construyendo un crecimiento sostenible
Iván Duque, expresidente de Colombia y miembro distinguido de varias instituciones prestigiosas, enfatiza la importancia del crecimiento económico sostenible y la reducción de las brechas sociales. Aboga por un enfoque bipartidista y bicameral para crear políticas de largo plazo que fomenten la estabilidad y la prosperidad regionales.
Duque enfatiza la necesidad de más acuerdos comerciales y de inversión y de acelerar el intercambio de amigos. Pide la participación estratégica de Estados Unidos en proyectos de infraestructura, en particular aquellos que involucran la transición energética, el despliegue de redes 5G y tecnologías críticas como la inteligencia artificial, la ciberseguridad, la cadena de bloques y la computación en la nube. Al aprovechar los recursos de agencias estadounidenses como USAID, la Corporación Financiera de Desarrollo (DFC) y el Export-Import Bank, los países latinoamericanos pueden estimular la inversión, acelerar el crecimiento y expandir la clase media, reduciendo así los factores que impulsan la migración ilegal.
Además, Duque destaca la importancia de un apoyo de seguridad inteligente para desmantelar los grupos del crimen organizado transnacional. Considera que la aplicación de la ley es un bien público que puede ayudar a crear un entorno más seguro y estable que conduzca al desarrollo económico.
Esta perspectiva resuena profundamente en América Latina, donde las disparidades económicas y las desigualdades sociales siguen siendo desafíos importantes. Los países de la región necesitan urgentemente modelos de crecimiento sostenible que no sólo impulsen el desempeño económico sino que también garanticen una distribución equitativa de la riqueza y las oportunidades.
Abordar las oportunidades y el desarrollo
Isabel de Saint Malo de Alvarado, ex vicepresidenta y ministra de Relaciones Exteriores de Panamá, subraya la interconexión de la migración irregular, el narcotráfico, el crimen organizado y la falta de seguridad con las condiciones socioeconómicas de la región. Señala que a pesar de una inversión significativa, estos problemas persisten debido a la falta subyacente de oportunidades y condiciones de vida inadecuadas.
De Saint Malo de Alvarado sostiene que los latinoamericanos no buscan limosnas sino caminos para mejorar sus medios de vida y los de sus familias. Esto debería estar en el centro de la política exterior de Estados Unidos hacia las Américas. Abordar las causas fundamentales de estos desafíos implica abordar la baja productividad, la baja participación en las cadenas de valor, la inversión limitada en investigación y desarrollo, los desafíos fiscales y los altos niveles de informalidad en la economía.
La situación es terrible en una región donde más de 170 millones de personas carecen de ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas. Muchos han perdido la fe en la posibilidad de una vida mejor, lo que los ha llevado al pesimismo y la privación de derechos. La próxima administración estadounidense debe reconocer el vínculo fundamental entre desarrollo y democracia y entre desarrollo y lucha contra el crimen.
De Saint Malo de Alvarado llama a un enfoque integral para combatir la desigualdad y la exclusión en América Latina. Este enfoque no sólo debería fomentar oportunidades y bienestar, sino también ejercer una mayor presión sobre países bajo dictaduras como Cuba, Nicaragua y Venezuela. Aboga por sanciones más fuertes para forzar el retorno a los valores democráticos y el respeto de los derechos humanos. Si bien es un desafío, este enfoque apunta a lograr cambios significativos para las poblaciones oprimidas en estas naciones.
Contrarrestar el autoritarismo
Samuel Pérez, economista y miembro del Congreso de Guatemala, identifica el surgimiento de grupos autoritarios radicales como el desafío más grave que enfrenta la región. Estos grupos buscan capturar las instituciones públicas y desmantelar la democracia, lo que plantea una profunda amenaza regional. Pérez enfatiza la necesidad de que los gobiernos de todo el hemisferio, incluido Estados Unidos, fortalezcan las democracias y cooperen para prevenir la propagación del autoritarismo.
Estos movimientos autoritarios explotan la frustración generalizada ante la profundización de la desigualdad y el fracaso percibido de los líderes democráticos para cumplir con las expectativas de oportunidades y mejores condiciones materiales. Al sembrar dudas sobre la eficacia de la democracia, impulsan alternativas autoritarias.
Pérez aboga por utilizar el multilateralismo y una acción política astuta para garantizar que la democracia produzca resultados tangibles. Esto implica aumentar la inversión, lograr un crecimiento inclusivo y mejorar las condiciones ambientales, particularmente a la luz de los efectos devastadores del cambio climático. Estas medidas pueden abordar la inseguridad, reducir la migración y reforzar la creencia en la democracia como el camino correcto a seguir.
En América Latina, donde muchos países han experimentado regímenes autoritarios, no se puede subestimar la importancia de defender y fortalecer las instituciones democráticas. El ascenso del autoritarismo amenaza no sólo la estabilidad política sino también el progreso socioeconómico de la región.
Conclusión: una hoja de ruta para el futuro
A medida que se acercan las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024, la próxima administración tiene el potencial de redefinir su enfoque hacia América Latina. Las opiniones de Duque, De Saint Malo de Alvarado y Pérez ofrecen una hoja de ruta integral para abordar los problemas más apremiantes de la región, infundiendo esperanza para un futuro mejor.
Fomentar el crecimiento económico sostenible, crear oportunidades de desarrollo y contrarrestar el autoritarismo son prioridades vitales que requieren el esfuerzo colectivo y la colaboración de Estados Unidos y América Latina. La próxima administración estadounidense puede fortalecer los vínculos con América Latina centrándose en estas áreas y contribuir a la estabilidad y prosperidad de la región. Sólo a través de la unidad y objetivos compartidos podremos superar los desafíos que tenemos por delante, inculcando un sentido de responsabilidad colectiva en la audiencia.
Hay mucho en juego para América Latina. Abordar eficazmente estos desafíos puede allanar el camino hacia un futuro más equitativo y democrático donde las oportunidades de crecimiento y desarrollo sean accesibles para todos. Las luchas históricas de la región y los avances recientes brindan lecciones valiosas para guiar el camino a seguir.
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En última instancia, la relación entre Estados Unidos y América Latina es fundamental para el futuro de ambas regiones. La próxima administración estadounidense puede ser crucial para dar forma a una América Latina más próspera y estable. La próxima administración puede contribuir significativamente a la estabilidad y prosperidad de la región adoptando un enfoque estratégico, holístico e inclusivo.
Este artículo es una adaptación del informe especial Americas Quarterly sobre las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024 y su impacto en América Latina.