¿Y la JEP qué?
Las objeciones de la JEP debían ser votadas el lunes 29 de abril en el Senado, pero los intereses personales y partidistas se encontraron para impedirlo
Read in english: Colombia: What about JEP?
Parece que a los congresistas, no todos pero sí muchos, se les olvida que su deber es con los colombianos, no con su partido político. Y, como desde hace varios meses, el principal afectado es el acuerdo de paz, en este caso la JEP.
Dos jornadas fueron necesarias para que el Senado se empezara a poner de acuerdo en cuáles senadores estaban o no impedidos para votar. Para llegar al mismo punto de siempre, nada. Ningún acuerdo, ningún progreso. Parecía más una burla a los colombianos, a quienes queremos que, sin importar el tinte político, la Ley Estatutaria de la JEP entre en vigor para que este país pueda ver algo de reparación y las víctimas tengan un poco más de protagonismo en este acuerdo que, al fin y al cabo, es por ellas.
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Que un senador está impedido, que a otros se le hizo una recusación. Que se vote para que sea impedido, que se vaya al comité de ética. Mientras tanto, la JEP sigue esperando resultados, Colombia sigue esperando resultados.
Es además sorprendente que quienes se han declarado impedidos en otras ocasiones por cualquier motivo, asegurando que tienen algún grado de consanguinidad o cualquier otra cosa con alguien acogido por la JEP, lleguen ahora a decir lo contrario, cuando se dieron cuenta que ahora sí, cada voto es indispensable.
La verdad, todas las dilataciones terminan siendo orquestadas en su mayoría por un lado del país, que quiere buscar a toda costa que sus intereses prevalezcan. Porque cuando les conviene, hay que votar ya, pero cuando no, todos terminan por declararse impedidos.
Bien dijo el senador Guillermo García Realpe, del Partido Liberal en un momento de la plenaria del lunes 29, tras un extenso debate sobre si Iván Cepeda debía o no votar: “¡Decidamos! Paremos ya las trabas(…). Estamos resultando irresponsables con el país. Gobierno y Congreso no están atendiendo los problemas de Colombia”. Así es. Les preocupa más si su partido ganará en la votación, que si Colombia gana.
Mientras que la plenaria se convierte en una batalla de egos, miles de líderes sociales se reúnen en otra parte de la capital buscando ser escuchados para los asesinatos paren. Mientras tanto las víctimas deben esperar, al margen de un posconflicto del que deberían ser el centro.
Una vez más, Colombia, representada por su Congreso, demuestra que se nutre de polarización. Una votación que debería dejar de lado las ideas personales y basarse en lo que necesita el país y las víctimas, se ha vuelto “uno de los debates más polarizados y contaminados” que se han visto en el Congreso, de acuerdo a lo que dijo en la plenaria el senador Efraín José Cepeda. Y al final, ¿dónde queda la JEP?
LatinAmerican Post | Juliana Suárez