CIENCIA Y TECNOLOGÍA

América Latina se une en Perú para fortalecer la vigilancia volcánica

La ciudad peruana de Arequipa acoge esta semana la IV Reunión Operativa de la Asociación Latinoamericana de Geodesia Volcánica (Geovol), que reunirá a expertos de toda América para mejorar la colaboración en el monitoreo de la actividad volcánica y la mitigación de riesgos de desastres.

Arequipa, la “ciudad blanca” del sur de Perú, se ha convertido esta semana en el foco de la comunidad científica al albergar la IV Reunión Operativa de la Asociación Latinoamericana de Geodesia Volcánica (Geovol). El evento comenzó el lunes y es una reunión importante destinada a fortalecer la colaboración en todo el continente americano en materia de monitoreo volcánico.

La reunión, organizada por Geovol con el apoyo de varias organizaciones internacionales como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) y el Programa de Asistencia en Desastres Volcánicos (VDAP), está siendo aclamada como un evento crítico. evento para avanzar en la ciencia de la geodesia volcánica. El anfitrión del evento, el Instituto Geofísico del Perú (IGP), destacó su importancia y señaló que brindará una plataforma para científicos y profesionales de Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, México y el Estados Unidos participará en cursos especializados, talleres interactivos y debates en profundidad.

Durante los próximos diez días, los participantes se centrarán en mejorar las técnicas para monitorear la actividad volcánica e interpretar datos geodésicos para anticipar erupciones y mejorar las capacidades de respuesta a desastres. Como señaló Juan Carlos Villegas, experto en geodesia del IGP, estas actividades son cruciales para perfeccionar las herramientas y metodologías utilizadas para monitorear volcanes activos y predecir potenciales erupciones.

Hernando Tavera, presidente ejecutivo del IGP, destacó los avances en la tecnología de monitoreo volcánico, particularmente el uso de receptores GNSS, inclinómetros y análisis de imágenes SAR. Estas herramientas han sido fundamentales para recopilar datos críticos para evaluar la reactivación de volcanes activos, como Ubinas y Sabancaya, ubicados en la región de Arequipa. La capacidad de monitorear de cerca estos volcanes es vital para garantizar la seguridad de las comunidades circundantes.

“Geovol 2024 representa una oportunidad única para fortalecer la comunidad científica latinoamericana en geodesia volcánica, promoviendo un enfoque colaborativo para la vigilancia y gestión del riesgo volcánico”, afirmó Katherine Vargas, coordinadora del Centro Volcanológico Nacional (Cenvul). Agregó que este encuentro ayudará a consolidar redes de colaboración entre los países participantes, contribuyendo significativamente a la seguridad y el bienestar de las comunidades en zonas de riesgo volcánico.

Una historia de desastres

América Latina alberga algunos de los volcanes más activos y peligrosos del mundo, lo que hace que la región sea particularmente vulnerable a los desastres volcánicos. La historia de las erupciones volcánicas en esta región está marcada por eventos catastróficos que han devastado a las poblaciones humanas y al medio ambiente.

Uno de los desastres volcánicos más infames de la historia de América Latina fue la erupción del Monte Pelée en la isla de Martinica en 1902. Aunque no forma parte de América Latina continental, esta erupción es un claro recordatorio del poder destructivo de los volcanes. La erupción destruyó la ciudad de Saint-Pierre y mató a unas 30.000 personas en apenas unos minutos. Sigue siendo una de las erupciones volcánicas más mortíferas de la historia.

En 1985, Colombia experimentó uno de sus desastres naturales más trágicos cuando el volcán Nevado del Ruiz entró en erupción, provocando un enorme lahar (un mortal flujo de lodo compuesto de ceniza volcánica, escombros y agua) que enterró la ciudad de Armero. El desastre se cobró la vida de más de 23.000 personas, lo que lo convierte en uno de los eventos volcánicos más mortíferos del siglo XX. La erupción puso de relieve la importancia del seguimiento volcánico y la necesidad de estrategias eficaces de respuesta a desastres.

México, otro país con una larga historia de actividad volcánica, también ha sido testigo de importantes erupciones. El volcán Popocatépetl, ubicado cerca de la Ciudad de México, ha estado particularmente activo en las últimas décadas, representando una amenaza constante para millones de personas que viven en sus alrededores. El gobierno mexicano ha invertido mucho en monitorear el volcán, empleando tecnologías avanzadas para rastrear su actividad y brindar alertas tempranas a los residentes.

El volcán Tungurahua de Ecuador es otro ejemplo de volcán altamente activo y peligroso en América Latina. Desde su resurgimiento en 1999, Tungurahua ha entrado en erupción varias veces, causando daños generalizados a las comunidades cercanas y obligando a miles de personas a evacuar. En colaboración con socios internacionales, el gobierno ecuatoriano ha establecido un sistema de monitoreo integral para monitorear de cerca la actividad del volcán.

Estos ejemplos históricos subrayan la necesidad crítica de América Latina de un monitoreo volcánico y preparación para desastres efectivos. El paisaje geológicamente activo de la región, combinado con densas poblaciones que viven cerca de volcanes, hace imperativo que los gobiernos y las comunidades científicas trabajen juntos para mitigar los riesgos que plantean las erupciones volcánicas.

Tecnología avanzada y colaboración en vigilancia volcánica

La reunión de Geovol en Arequipa es un testimonio del creciente reconocimiento de la importancia de la tecnología avanzada y la colaboración internacional en el monitoreo volcánico. A lo largo de los años, se han logrado avances significativos en el desarrollo de herramientas y técnicas para rastrear la actividad volcánica, lo que permite a los científicos predecir mejor las erupciones y reducir los riesgos para la vida humana.

Una de las tecnologías clave discutidas en la reunión de Geovol es el uso de receptores GNSS (Sistema Global de Navegación por Satélite). Estos dispositivos permiten a los científicos medir la deformación del suelo con una precisión increíble, proporcionando indicadores tempranos de la actividad volcánica. Cuando se combinan con otras herramientas como los inclinómetros, que miden cambios en el ángulo de la superficie del suelo, y las imágenes SAR (radar de apertura sintética), que pueden detectar cambios sutiles en la superficie de la Tierra, los investigadores pueden desarrollar una imagen completa del comportamiento de un volcán.

En los últimos años, la integración de estas tecnologías ha dado lugar a mejoras significativas en la capacidad de predecir erupciones volcánicas. Por ejemplo, en 2018, los científicos pudieron proporcionar advertencias anticipadas sobre la erupción del volcán Kilauea de Hawái al monitorear de cerca la deformación del suelo y las emisiones de gases. Estas alertas tempranas permitieron a las autoridades evacuar a los residentes y minimizar la pérdida de vidas.

La colaboración entre los países latinoamericanos y socios internacionales, como el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) y el Programa de Asistencia en Desastres Volcánicos (VDAP), ha sido fundamental para mejorar las capacidades de monitoreo volcánico en la región. A través de iniciativas como la reunión Geovol, científicos de toda América pueden compartir conocimientos, intercambiar mejores prácticas y trabajar juntos para abordar los desafíos únicos que plantea la actividad volcánica en sus respectivos países.

A medida que avance la reunión Geovol, los participantes participarán en una serie de cursos y talleres especializados diseñados para mejorar su comprensión de los procesos volcánicos y mejorar su capacidad para interpretar datos geodésicos. Estas actividades no sólo fortalecerán las capacidades técnicas de los asistentes sino que también fomentarán un sentido de comunidad y propósito compartido entre los profesionales de monitoreo volcánico de la región.

Construyendo un futuro más seguro a través de la cooperación científica

La reunión Geovol en Arequipa representa más que una simple reunión de expertos: es un paso crucial hacia la construcción de un futuro más seguro para los millones de personas que viven a la sombra de los volcanes de América Latina. Al reunir a científicos, funcionarios gubernamentales y socios internacionales, el evento fomenta un enfoque colaborativo para la gestión del riesgo volcánico que es esencial para proteger vidas y propiedades.

A medida que la reunión llega a su fin, los participantes se marcharán con nuevos conocimientos, relaciones fortalecidas y un compromiso renovado para avanzar en la ciencia del monitoreo volcánico. El conocimiento y las habilidades adquiridos en Geovol 2024 se utilizarán en los próximos años a medida que América Latina continúa lidiando con los desafíos que plantea su volátil paisaje geológico.

La colaboración fomentada en este evento también desempeñará un papel clave a la hora de abordar la cuestión más amplia de la preparación para desastres en la región. A medida que el cambio climático y el crecimiento demográfico aumentan la vulnerabilidad de las comunidades a los desastres naturales, la necesidad de sistemas eficaces de seguimiento y alerta temprana nunca ha sido mayor.

El legado de los desastres volcánicos del pasado en América Latina sirve como un aleccionador recordatorio de la importancia de la vigilancia y la preparación. La tragedia del Nevado del Ruiz, la destrucción de Saint-Pierre y las erupciones de Tungurahua y Popocatépetl subrayan las devastadoras consecuencias de las erupciones volcánicas. Sin embargo, también destacan los avances que se han logrado en los últimos años mediante el uso de tecnología avanzada y la colaboración internacional.

De cara al futuro, las lecciones aprendidas en Geovol 2024 serán fundamentales para dar forma al futuro del monitoreo volcánico y la preparación para desastres en América Latina. Si continúa invirtiendo en investigación científica, innovación tecnológica y cooperación transfronteriza, la región puede construir un futuro más resiliente y seguro para su gente.

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La reunión de Geovol en Arequipa no es sólo un ejercicio académico: es un paso vital para salvaguardar las vidas y los medios de subsistencia de millones de personas en toda América Latina. Mediante el intercambio de conocimientos y el fortalecimiento de alianzas, la región está mejor equipada para enfrentar los desafíos de su entorno natural dinámico y a veces peligroso.

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