Cómo la Juventud Arhuaca Usa la Realidad Virtual para Proteger el Corazón Sagrado de Colombia

En las alturas de la Sierra Nevada de Colombia, jóvenes arhuacos como Sey’arin Villafaña están usando la realidad virtual y la inteligencia artificial para reimaginar el cuidado ancestral, ofreciendo viajes inmersivos a paisajes indígenas sin pisar tierra sagrada e invitando al mundo a escuchar sin invadir.
Transformando el Territorio Sagrado en un Portal Digital
En un moderno centro cerca de la costa Caribe, los visitantes se colocan visores y son transportados—no a un parque temático o estación espacial, sino a los senderos frescos y neblinosos de la Sierra Nevada de Santa Marta. A través de visuales en 360 grados y audio espacial, escuchan la voz de Sey’arin Villafaña, de 22 años, un líder arhuaco con túnica tradicional y sombrero tutusoma, guiándolos por lagunas ocultas y terrazas de piedra ancestrales.
“Esta es una forma de que la gente se conecte con nuestro territorio”, dijo Sey’arin a EFE. “Pero sin pisar donde no deben”.
La experiencia de RV, ubicada en el Centro de Experiencia Turística Inmersiva de Santa Marta, permite a los viajeros explorar páramos de altura, senderos ancestrales y la cosmovisión arhuaca sin poner en riesgo ecosistemas frágiles o sitios sagrados.
El pueblo arhuaco, que considera la Sierra Nevada el “corazón del mundo”, ha protegido durante siglos sus picos y aguas de la intrusión externa. Ahora, están usando herramientas digitales para ampliar esa protección. “No podemos cerrar la puerta a los visitantes”, dice Sey’arin. “Pero sí podemos invitarlos de otra manera”.
Investigadores del Laboratorio de Turismo de la Sorbona sugieren que este enfoque puede servir de modelo para Reservas de Biosfera de la UNESCO en todo el mundo: reducir el impacto humano, preservar la autenticidad cultural y fomentar conexiones emocionales a distancia y con respeto.
Avenhub: Tecnología y Ancestralidad Entretejidas
El proyecto de RV forma parte de Avenhub, un programa nacional de innovación respaldado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia, en colaboración con la Universidad del Magdalena y gobiernos locales.
Su misión: reimaginar el turismo mezclando neurociencia, inteligencia artificial y saber indígena.
La directora del proyecto, Paula Villa, contó a EFE que su equipo hizo trabajo de campo en más de 3.000 hogares de 14 municipios, desde los campos bananeros de Aracataca (tierra natal de Gabriel García Márquez) hasta las ruinas selváticas de Ciudad Perdida.
Dentro de cada Centro Inmersivo, los visitantes exploran simulaciones de 42 sitios patrimoniales de Colombia. Sensores registran ondas cerebrales y frecuencia cardíaca para medir el nivel de emoción. “Usamos esas señales”, explica Villa, “para ajustar cómo se ‘siente’ el viaje. La meta es despertar curiosidad real”.
En el MIT Media Lab, investigadores de “inmersión afectiva” han elogiado herramientas similares por ampliar el acceso y la empatía en el turismo digital, aunque advierten sobre la necesidad de una ética clara de datos y consentimiento informado. El equipo de Villa dice que abordan esto manteniendo los datos biométricos como anónimos y opcionales.
Aun así, la frontera más importante puede no ser técnica, sino narrativa. Y allí es donde Sey’arin y sus compañeros están liderando.
Acceso Sin Borrado: Quién Puede Caminar la Montaña
Para muchos viajeros potenciales—especialmente personas mayores, con discapacidades o de bajos recursos—la Sierra Nevada ha parecido siempre inalcanzable. Solo caminar hasta Cabo San Juan, en el Parque Nacional Tayrona, puede tomar dos horas por trayectos empinados.
Por eso Ana Isabel Cucunubá, guía del centro y descendiente emberá, dice que las experiencias virtuales no son un truco: son invitaciones.
“Algunos de nuestros visitantes están en silla de ruedas”, contó a EFE. “Nunca caminarán esos senderos. Pero aquí, sí lo hacen”.
Investigadores de turismo inclusivo de la Universidad de Barcelona afirman que estas simulaciones ofrecen más que una vista previa: proporcionan experiencias completas a quienes de otro modo estarían excluidos. También ayudan a prevenir daños: si un visitante descubre que una laguna remota le conmueve más en RV que en persona, puede decidir no perturbarla.
Cucunubá destaca que algunos participantes, luego del recorrido virtual, eligen apoyar la conservación o las cooperativas artesanales en lugar de hacer senderismo. “Eso sigue siendo turismo”, dice. “Solo que con más cuidado”.
Para los locales, este modelo también ofrece empleo, sin convertir a los guías en decorado o a los mayores en fondo exótico. “Estamos contando nuestras propias historias”, dice Sey’arin. “En nuestros términos”.

Donde la IA Encuentra lo Sagrado
La Sierra Nevada no es ajena a las presiones modernas. La deforestación, la minería ilegal y el cambio climático amenazan su futuro tanto como el turismo irrespetuoso. Pero para Sey’arin, el verdadero peligro es el borrado cultural—cuando las interpretaciones externas ahogan las voces indígenas.
Por eso va más allá.
Su equipo está probando aplicaciones de biodiversidad impulsadas por IA, usando el conocimiento arhuaco para ayudar a los visitantes a reconocer especies vegetales y sus funciones ecológicas. También exploran senderos de movilidad eléctrica alimentados por litio para futuros recorridos alrededor de la base de la Sierra, con bajo impacto ambiental.
La antropóloga Lina Gutiérrez, de la Universidad Nacional de Colombia, ve esto como una forma de “diplomacia digital”. En lugar de resistirse a la modernidad, los arhuacos la están moldeando. “Están demostrando que tradición e innovación no se oponen—se refuerzan mutuamente”, dijo.
Este modelo podría influir desde la adaptación climática hasta la soberanía de datos indígenas. Si la comunidad controla tanto el contenido como el código, puede decidir cómo los foráneos aprenden, se relacionan e invierten.
La generación de Sey’arin no solo está traduciendo la Sierra para los visitantes. La están protegiendo—con fibra óptica y con ritual, con visores y con sabiduría.
Cerca del Centro Inmersivo, turistas beben jugo en tazas de bambú. Acaban de “caminar” por las escaleras de piedra de Ciudad Perdida, oír cantos de aves en el bosque nublado y escuchar a Sey’arin explicar por qué algunos ríos no deben tocarse nunca.
En lo alto de la montaña, donde los senderos reales conducen a lagunas sagradas, los mayores asienten con esperanza cautelosa. Durante siglos, los forasteros intentaron conquistar la Sierra. Ahora, por fin, algunos están aprendiendo a entrar con humildad—y a salir dejando una huella más ligera.
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Créditos: Reportaje y entrevistas de EFE con Sey’arin Villafaña, Ana Isabel Cucunubá, Paula Villa y Lina Gutiérrez; contexto académico del Laboratorio de Turismo de la Sorbona, MIT Media Lab, Universidad de Barcelona y Universidad Nacional de Colombia. Datos adicionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia y la Universidad del Magdalena.