El chileno Rapanui probablemente venció a Colón y los vikingos en las Américas
Una investigación genética y de radiocarbono revolucionaria revela que el pueblo rapanui de la Isla de Pascua, ahora parte de Chile, entró en contacto con las Américas siglos antes que Cristóbal Colón o los vikingos. Este descubrimiento reescribe la historia de la exploración transoceánica temprana.
Un nuevo capítulo en la historia
Durante siglos, la cuestión de quién fue el primero en entrar en contacto con las Américas ha provocado un intenso debate. Si bien la mayoría de los libros de texto escolares atribuyen a Cristóbal Colón el descubrimiento del Nuevo Mundo en 1492, otras teorías sugieren que los vikingos, liderados por Leif Erikson, pueden haber llegado a América del Norte siglos antes. Evidencias arqueológicas recientes en un asentamiento vikingo en Terranova, conocido como L’Anse aux Meadows, respaldan la idea de que los exploradores nórdicos se aventuraron a cruzar el Atlántico alrededor del año 1000 d. C., precediendo a Colón por casi 500 años.
Sin embargo, una nueva investigación que combina tecnologías genéticas y de datación por radiocarbono ha agregado un giro sorprendente a la historia. Un estudio publicado en Nature ha revelado que el pueblo rapanui, los habitantes originales de la Isla de Pascua, pueden haber entrado en contacto con los nativos americanos entre 1250 y 1430 d. C., posiblemente antes que Colón o los vikingos. Este descubrimiento desafía las creencias arraigadas sobre la exploración transoceánica. Destaca las extraordinarias habilidades de navegación de los rapanui de la Polinesia, que vivían en una de las islas más aisladas del mundo.
La Isla de Pascua, o Rapa Nui, está ubicada a más de 2200 millas al oeste de Chile en el sureste del Océano Pacífico. A pesar de su lejanía, ahora se cree que el pueblo indígena rapanui de la isla se aventuró mucho más allá de su isla, posiblemente llegando a las costas de América del Sur siglos antes de que los exploradores europeos zarparan. Esta nueva evidencia coloca a los rapanui como uno de los primeros pueblos en hacer contacto transpacífico con las Américas, lo que redefine nuestra comprensión de la exploración temprana.
Evidencia genética y de radiocarbono
El descubrimiento de que el pueblo rapanui entró en contacto con las Américas siglos antes de Colón se basa en investigaciones genéticas y de radiocarbono de vanguardia. Los científicos analizaron el ADN de 15 antiguos individuos rapanui que vivieron en la Isla de Pascua entre 1670 y 1950, y los resultados fueron asombrosos. El análisis genético reveló que los rapanui tienen aproximadamente un 10% de ascendencia nativa americana, una señal de que sus antepasados interactuaron con poblaciones indígenas en las Américas.
Usando la datación por radiocarbono, los investigadores pudieron determinar con precisión el período de contacto entre los rapanui y los nativos americanos entre 1250 y 1430 d. C. Esta línea de tiempo es significativamente anterior a la llegada de Colón a las Américas en 1492 y desafía las teorías anteriores de que los europeos fueron los primeros en establecer conexiones con el Nuevo Mundo.
Las implicaciones de esta evidencia genética son profundas. El descubrimiento sugiere que los rapanui, parte de la cultura marinera polinesia, lograron cruzar la vasta extensión del océano Pacífico y llegar al continente sudamericano mucho antes que Colón o incluso los vikingos. Este descubrimiento no solo subraya las increíbles habilidades de navegación de los polinesios, sino que también obliga a los historiadores a reconsiderar la narrativa del contacto precolombino con las Américas.
La conexión vikinga
Aunque tradicionalmente se ha atribuido a Colón el descubrimiento de las Américas, desde hace mucho tiempo persisten teorías alternativas sobre el contacto vikingo. Según las sagas nórdicas y las evidencias arqueológicas, se cree que el explorador vikingo Leif Erikson navegó hacia el oeste desde Groenlandia hasta las costas de Canadá alrededor del año 1000 d. C. El asentamiento de L’Anse aux Meadows, descubierto en la década de 1960, proporciona una clara evidencia de la presencia vikinga en América del Norte, lo que llevó a muchos historiadores a afirmar que los vikingos fueron los primeros europeos en llegar al continente.
Sin embargo, a pesar de la evidencia de la exploración nórdica, el contacto vikingo con las Américas parece haber sido efímero. El asentamiento de L’Anse aux Meadows fue abandonado después de solo unos pocos años, y hay poca evidencia que sugiera que los vikingos establecieron interacciones duraderas con las poblaciones nativas americanas. La ausencia de un contacto sostenido ha llevado a algunos académicos a restar importancia a la importancia de la exploración vikinga en favor de las expediciones posteriores de Colón y otros europeos.
Sin embargo, los recientes descubrimientos genéticos relacionados con los rapanui sugieren que, si bien los vikingos pudieron haber llegado brevemente a América del Norte, los polinesios establecieron conexiones más significativas y duraderas con los pueblos indígenas de las Américas. La presencia de ADN nativo americano en el genoma rapanui muestra que estas interacciones implicaron no solo encuentros breves sino también el intercambio de material genético, probablemente a través del comercio o matrimonios mixtos.
Esta revelación desvía la atención de los exploradores europeos y destaca los logros de los polinesios, que navegaron grandes distancias utilizando las estrellas, las corrientes oceánicas y los patrones de viento. La capacidad de los rapanui para llegar a las Américas, a miles de millas de su isla natal, demuestra la sofisticación de su tecnología marítima y su profundo conocimiento del océano Pacífico.
El dominio polinesio del Pacífico
El descubrimiento de que los rapanui llegaron a las Américas antes que Colón y posiblemente incluso los vikingos refuerza la idea de que los polinesios estuvieron entre los mayores navegantes de la historia de la humanidad. Al igual que otros pueblos polinesios, los rapanui formaban parte de una vasta red oceánica que se extendía por el Pacífico, desde Hawái hasta Nueva Zelanda y la Isla de Pascua. Los navegantes polinesios podían trazar rutas a lo largo de miles de kilómetros de océano abierto mucho antes de que existieran las herramientas de navegación modernas, utilizando únicamente las estrellas, el oleaje del océano y el comportamiento de las aves.
La Isla de Pascua, o Rapa Nui, es uno de los lugares habitados más aislados del mundo, pero los rapanui lograron establecer contacto con otras culturas distantes. La evidencia genética del contacto precolombino entre los rapanui y los nativos americanos sugiere que estos viajes no fueron solo exploraciones puntuales, sino que pueden haber implicado interacciones repetidas durante un largo período. Es probable que los rapanui intercambiaran bienes y conocimientos, e incluso personas, con las poblaciones nativas americanas, integrando elementos de su cultura en la suya propia.
Esta hazaña es aún más notable si se consideran las limitaciones tecnológicas de la época. Los rapanui no tenían grandes barcos ni herramientas de navegación sofisticadas, pero lograron cruzar con éxito el océano más grande del mundo. Sus viajes a las Américas exigieron una habilidad increíble, valentía y un profundo conocimiento del mundo natural. La evidencia genética de su contacto con los nativos americanos es un testimonio del legado perdurable de la exploración polinesia.
Reescribiendo la historia
El descubrimiento de que los rapanui, y no Colón ni los vikingos, pudieron haber sido los primeros en establecer un contacto duradero con las Américas desafía las narrativas tradicionales de exploración. Durante siglos, los historiadores occidentales han enfatizado los logros de los exploradores europeos, retratando a Colón como la figura que “descubrió” el Nuevo Mundo. Sin embargo, la evidencia genética de la Isla de Pascua revela que los rapanui hacían viajes transoceánicos e interactuaban con poblaciones nativas americanas mucho antes de que llegaran los europeos.
Esta nueva comprensión no solo resalta los logros notables de los rapanui y la cultura polinesia en general, sino que también nos obliga a reconsiderar el papel de los pueblos indígenas en la configuración de la historia de las Américas. El contacto de los rapanui con las Américas sugiere que el intercambio de bienes, ideas y personas a través del Océano Pacífico estaba más extendido.
Como la Isla de Pascua es ahora un territorio de Chile, la historia de los rapanui es una parte crucial del patrimonio chileno y polinesio. Su legado como hábiles navegantes y exploradores que conectaron partes distantes del mundo debe celebrarse junto con las figuras más conocidas de la exploración europea. La evidencia genética y de radiocarbono descubierta por este estudio ha reescrito un capítulo esencial de la historia, colocando a los rapanui a la vanguardia de la exploración transpacífica temprana.
Si bien aún queda mucho por descubrir sobre la naturaleza del contacto de los rapanui con las Américas, el descubrimiento de que pueden haber estado entre los primeros en llegar al continente cambia la forma en que vemos la historia del Pacífico y las Américas. Los extraordinarios viajes de los rapanui nos recuerdan que la exploración no se limita a una cultura o región: es un esfuerzo humano compartido que abarca todo el mundo.