CIENCIA Y TECNOLOGÍA

El Proyecto de Biomateriales de una Ingeniera Mexicana se dirige al Espacio, haciendo Historia

Victoria de León, una ingeniera mexicana de 21 años, ha creado un biomaterial para hábitats lunares que pronto será probado en la Estación Espacial Internacional (EEI). Su investigación pionera muestra el potencial de México en innovación espacial y construcción sostenible.

Ingeniera Mexicana Desarrolla Biomaterial Revolucionario para la Luna

En un logro sin precedentes, Victoria de León, una ingeniera mexicana de 21 años, enviará su innovador proyecto de biomateriales a la Estación Espacial Internacional (EEI). Recientemente reconocida en el 75º Congreso Internacional de Astronáutica (IAC) en Milán, Italia, la investigación de De León combina suelo lunar, o regolito, con biopolímeros derivados de insectos. El resultado es un material altamente adaptable diseñado para proteger futuros hábitats lunares de micrometeoritos y exposición a radiación.

En una entrevista con Wired, De León explicó sus objetivos: “El biomaterial que desarrollé tiene como objetivo proteger los hábitats en la Luna de micrometeoritos que viajan a hasta 70 km/s, ya que no hay atmósfera para amortiguarlos”. Señala que estos proyectiles minúsculos representan riesgos significativos, al punto de dañar la integridad estructural de las colonias lunares. Su material innovador, una combinación de regolito lunar y biopolímeros sostenibles de insectos, aborda este desafío crítico.

Esta solución de doble propósito también tiene el potencial de satisfacer las necesidades de proteínas de los astronautas en misiones de largo plazo, ya que los insectos involucrados en la producción del material podrían criarse de manera sostenible en la Luna. El trabajo de De León es un testimonio del creciente rol de México en el sector espacial y un enfoque visionario hacia la colonización lunar sostenible.

La Economía de la Utilización de Recursos In Situ en la Luna

La investigación de De León se basa en la Utilización de Recursos In Situ (ISRU, por sus siglas en inglés), que enfatiza el uso de recursos disponibles para minimizar la dependencia de la Tierra. Este enfoque altamente eficiente y ventajoso económicamente tiene el potencial de redefinir la exploración espacial. “La viabilidad económica de transportar recursos a la Luna es limitada. Al desarrollar un biomaterial a partir de regolito y biopolímeros, podemos construir hábitats lunares sin misiones de suministro constante”, dijo a Wired.

Según De León, el regolito lunar se puede extraer y combinar con biopolímeros provenientes de gusanos de la harina, gusanos de seda y otros insectos ricos en proteínas estudiados como opciones de alimentación sostenible para astronautas. Su proceso implica enviar insectos solo una vez a la Luna, y luego usar protocolos de reproducción controlada para apoyar una fuente de proteínas en ciclo cerrado y producción de materiales.

Este enfoque innovador podría reducir significativamente los altos costos asociados con las misiones lunares. Al producir materiales directamente en la Luna, las agencias espaciales pueden minimizar los tamaños de carga, extendiendo el alcance de la exploración espacial. “Esto se alinea con un modelo de economía circular, donde cada recurso se reutiliza. Es un cambio de la dependencia a la autosuficiencia”, explica De León. Su modelo tiene el potencial de reducir la carga financiera y logística de los viajes espaciales, fomentando economías extraterrestres sostenibles.

Superando Desafíos Técnicos en Innovación Espacial

El camino de De León no ha estado exento de obstáculos importantes. La combinación de robótica y biología, dos campos que rara vez se cruzan, requirió que De León fuera más allá de su experiencia inicial como estudiante de robótica y sistemas digitales. “Tuve que aprender química experimental desde cero”, compartió con Wired. Su curva de aprendizaje fue pronunciada, equilibrando largas horas en el laboratorio con los estudios universitarios.

Gran parte de su investigación involucró ensayo y error, probando biopolímeros para flexibilidad, durabilidad y sensibilidad a la radiación. Un descubrimiento, una propiedad de fluorescencia única en el biopolímero, fue innovador y no había sido documentado en la literatura científica. “La característica de fluorescencia fue inesperada. Podría servir como sensor pasivo de radiación, lo que lo hace invaluable para los hábitats espaciales”, explicó.

Su biomaterial protege contra la radiación lunar y podría usarse como tapiz de pared en los hábitats. La flexibilidad del material permite múltiples aplicaciones, desde fortalecer hábitats contra micrometeoritos hasta servir como sistema de advertencia de radiación. Esta multifuncionalidad es esencial para maximizar la eficiencia de los hábitats lunares. Como dijo De León, “Crear biomateriales que se adapten a condiciones extremas abre nuevas posibilidades en el espacio y más allá”.

El Congreso Internacional de Astronáutica reconoció la originalidad de su trabajo, otorgándole el premio a la Mejor Presentación Interactiva en la categoría de Espacio y Sociedad entre 1,200 participantes de todo el mundo. De León espera que su investigación inspire a otros en México y América Latina a seguir carreras en tecnología espacial a pesar de los recursos locales limitados.

Abriendo Camino para el Sector Espacial de México

El éxito de De León marca un nuevo capítulo para México en la exploración espacial. Como dijo a Wired, representar a su país internacionalmente es un honor y una responsabilidad. “Hemos avanzado mucho en el desarrollo de la presencia de México en la ciencia espacial”, afirmó. “Es hora de que México abrace su potencial en este campo emergente, y hago un llamado al gobierno para que apoye nuestras contribuciones”.

El presupuesto espacial limitado de México ha restringido históricamente el papel del país en la exploración espacial global. Sin embargo, el trabajo de De León demuestra el impacto de la investigación innovadora, incluso con recursos limitados. Con el apoyo gubernamental adecuado, México podría establecer un papel más significativo en el sector espacial, fomentando una nueva generación de ingenieros y científicos preparados para enfrentar los desafíos de la exploración lunar y planetaria.

Su llamado a la acción es claro: el futuro espacial de México está al alcance si el país invierte en educación, investigación y tecnología. El trabajo de De León con biomateriales abre puertas para la exploración espacial sostenible y destaca el potencial de aplicaciones similares aquí en la Tierra, alineándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. “Si podemos hacer que esta tecnología funcione en la Luna, imagina lo que podríamos hacer en la Tierra para construir una infraestructura más sostenible”, dijo.

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Mientras su proyecto se prepara para lanzarse a la EEI, De León imagina un futuro donde los científicos mexicanos contribuyan activamente a la exploración espacial global, creando tecnologías que beneficien tanto a la Tierra como a los hábitats extraterrestres. Sus logros sientan un precedente para la innovación de México en el escenario mundial, inspirando a futuras generaciones a seguir carreras en ciencia e ingeniería.

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