La revolución tecnológica de América Latina: de la tecnología financiera a la integración de la IA
América Latina está experimentando una transformación tecnológica impulsada por la pandemia, las innovaciones fintech y el apoyo gubernamental. Este cambio ofrece oportunidades prometedoras, pero plantea desafíos para establecer a la región como líder en tecnologías de vanguardia.
Históricamente, América Latina ha tardado más que otras regiones en adoptar nuevas tecnologías, pero eso podría cambiar. La reciente pandemia desencadenó un auge en la adopción de tecnología, incluidos los pagos digitales y el comercio electrónico. Según una encuesta reciente de McKinsey, la adopción de tecnología también se ha visto respaldada por el surgimiento de empresas fintech nuevas e innovadoras: cuatro quintas partes de los “unicornios” emergentes de América Latina ahora se centran en las finanzas y el comercio electrónico.
Este rápido aumento en la adopción de tecnología es sorprendente y demuestra una vez más que las regiones menos desarrolladas a veces pueden ampliar las tecnologías emergentes más rápidamente que las áreas con cadenas de valor más establecidas. Sin embargo, es necesario aclarar si América Latina puede establecerse como líder en tecnologías de vanguardia.
La inversión regional en investigación y desarrollo es del 0,6% del PIB, menos de una cuarta parte del promedio de la OCDE y China. Además, la región representa menos del 2% de las solicitudes de patentes del mundo; de estos, menos de una quinta parte son presentados por latinoamericanos.
La IA también plantea desafíos. A medida que despega a nivel mundial, la región corre el riesgo de volver a quedarse atrás. McKinsey sugiere que el impacto de la IA en la economía de América Latina será de tres a cinco veces menor que el de América del Norte y China.
El impacto de las fintech y los pagos digitales
Fabro Steibel, director ejecutivo del Instituto de Tecnología y Sociedad (ITS Rio), que estudia el impacto de la tecnología en Brasil y el mundo, encuentra motivos para ser optimista. “Más de la mitad de la población se unió al sistema de pago digital PIX en menos de un año. No hay ningún otro país con un sistema similar”, dice Steibel, en referencia al sistema de pago electrónico en tiempo real de Brasil, lanzado por su banco central en 2020. “También “Somos líderes en blockchain en el sector público”, añade.
Las barreras, incluidas la logística, los sistemas de patentes y la escasez de instalaciones de fabricación, aún podrían retrasar un mayor desarrollo tecnológico. “Hay una planificación mínima al respecto en Brasil o América Latina y, de esta manera, nunca seremos líderes en IA en tecnologías punta, pero con mejores políticas gubernamentales, podemos ser líderes en implementaciones de IA”, dice Steibel.
Una luz brillante en el desarrollo de la región han sido sus fintechs, como MercadoLibre, el ecosistema de comercio en línea más grande de América Latina basado en visitantes únicos. Con orígenes en Argentina, MercadoLibre tiene hoy una capitalización de mercado de 62.300 millones de dólares y a veces se le llama la “Amazonía de América Latina”. Procesa pedidos digitales en 18 países. Pero aquí también hay límites.
“La empresa está teniendo éxito en Argentina y América Latina, pero la región todavía está por detrás de los países desarrollados”, explica Fausto Spotorno, director de la UADE Business School en Buenos Aires. América Latina aún necesita la infraestructura necesaria en materia de internet, conectividad y energía, entre otras áreas.
Argentina no puede competir con el mundo, continúa Spotorno, pero aún puede desarrollar tecnologías para el consumo interno en servicios, agronegocios y ciudades inteligentes. “El estímulo a los estudios tecnológicos debería ayudar tanto al país como a la región, ya que sólo el 15% de los estudiantes universitarios están interesados en la ciencia y la tecnología”. Agrega que la región necesita invertir más en educación y habilidades para preparar a su fuerza laboral para tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la ciencia de datos y la manufactura avanzada.
Apoyo gubernamental e integración regional
¿Cómo se puede lograr esto? Sílvio Meira, fundador y científico jefe de TDS Company, una firma de consultoría digital estratégica, recuerda la década de 1980, cuando Brasil invirtió en IA, incluidos programas de educación superior. Pero el apoyo del gobierno nunca fue realmente consistente. “Nuestros programas de financiación en tecnología fueron financiación luciérnaga, por lo que nuestros talentos fueron retenidos en el extranjero y los que regresaron no estaban alineados con las empresas brasileñas”, explica.
La misma situación se da hoy en América Latina. La región necesita pensar en grande y trabajar para resolver importantes desafíos globales, dice Meira. Chile y Argentina están más cerca de su ideal, produciendo startups “unicornio” como MercadoLibre y Globant, una empresa de desarrollo de software y TI con sede en Argentina. La educación en estos países es más eficaz y adopta una visión más global, añade.
Los gobiernos de la región pueden desempeñar un papel vital en el fomento de la adopción de tecnología mediante la implementación de políticas que fomenten la innovación, protejan la propiedad intelectual y proporcionen incentivos para la inversión en I+D. Marcos regulatorios claros y políticas de apoyo pueden atraer inversores tanto nacionales como extranjeros.
En cuanto a las tecnologías de inteligencia artificial, Meira cree que Brasil y América Latina llegaron tarde al juego. Lo que se necesita a nivel regional es una política tecnológica más parecida a la de Finlandia en los años 1980, cuando ese país empezó a avanzar hacia la tecnología de la información. El gobierno creó el Consejo de Política Científica y Tecnológica de Finlandia y el Agente Nacional de Tecnología, Tekes, para coordinar la planificación de políticas sobre innovación y experiencia y proporcionar financiación.
Ximena Alemán, codirectora ejecutiva y cofundadora de Prometeo, una plataforma de banca abierta con sede en Uruguay, destaca la importancia de los reguladores locales. “La regulación es clave para que se produzca la innovación, siempre que sea un facilitador y no al revés. Podemos construir más carriles para que más vehículos puedan navegar de manera eficiente y rápida por la interoperabilidad de pagos”.
El papel de la educación y la colaboración del sector privado
La colaboración entre universidades, instituciones de investigación y empresas del sector privado también puede acelerar el progreso tecnológico. Las asociaciones transfronterizas facilitan el intercambio de conocimientos y el acceso a recursos que ayudan a la región a cumplir con las tendencias tecnológicas globales. “Hemos ido mejorando, pero todavía el 30% de la población no está conectada [a Internet] y el 40% es pobre”, dice Sebastián Rovira, Oficial de Asuntos Económicos de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe.
La transformación digital se puede acelerar a través de alianzas regionales, como el Mercosur (también conocido como Mercado Común del Sur) y la Alianza del Pacífico, una iniciativa regional creada por Chile, Colombia, México y Perú. Los 33 países que trabajan juntos probablemente sean más efectivos que aquellos que trabajan solos. “Podemos ir más allá del comercio electrónico y mirar nuestras vocaciones complementarias para desarrollar tecnologías”, afirma Rovira. “Por ejemplo, Chile se centra en la minería y los servicios, Brasil y México son fuertes en la manufactura”, etc.
Itzel Alejandra Zárate Solís, directora del programa de Inteligencia de Negocios del Tecnológico de Monterrey (ITESM) en México, apoya la integración regional, pero dice que puede ser difícil de lograr debido a las diferentes políticas, economías y cuestiones sociales de los países. Ella cree que la educación tiene un papel fundamental para acelerar la competitividad tecnológica.
La universidad ha implementado un programa de innovación e inteligencia empresarial que proporciona interacciones regulares entre estudiantes y empresas. Estas interacciones están diseñadas para sacar a la luz problemas empresariales reales en busca de soluciones. Han participado Oxxo, 7-Eleven y Mars, entre otras. De los 12.000 estudiantes que se graduaron del ITESM en julio pasado, el 70% participó de alguna forma en este programa. “Los resultados son sorprendentes”, informa Solís. “Ellos [es decir, los estudiantes] son más resilientes, analíticos, creativos y también se sienten cómodos trabajando en grupos”.
Si bien América Latina ha estado históricamente rezagada en inversión en I+D y adopción de tecnología, acontecimientos recientes sugieren que la región pronto podría cerrar la brecha. América Latina puede ser un actor importante en el panorama tecnológico global invirtiendo en educación e I+D, fomentando la innovación y creando un entorno propicio para el emprendimiento.