Los vehículos eléctricos: ¿Futuro cercano o lejano para América Latina?
Durante los últimos cuatro años, los vehículos eléctricos se han posicionado como una alternativa tecnológica para responder a la crisis climática mundial
En América Latina, los vehículos eléctricos ya empiezan a ser visibles y, por lo tanto, su capacidad de respuesta trae consigo múltiples elementos a considerar. Principalmente, en países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, los cuales se espera lideren los mercados de vehículos eléctricos enchufables (PEVs por sus siglas en inglés) en la región.
Actualmente, los costos de fabricación de automóviles eléctricos son más elevados que un vehículo convencional de motor. En consecuencia, hay un impacto directo sobre los impuestos y estructuras tributarias de América Latina.
En países con un perfil productor (ej. Brasil), los automóviles eléctricos están sujetos a impuestos más altos, sustancialmente al aumento exponencial de las baterías de iones de litio utilizadas para productos eléctricos. No obstante, desde otra perspectiva, Latinoamérica puede jugar un rol importante dentro de las industrias de producción de baterías de valor local, en tanto cuenta con el Triángulo de Litio de mayor relevancia en América del Sur (Argentina, Bolivia y Chile).
Como compradores, el sistema tributario puede ser más favorable para los PEVs, únicamente si hay una apertura sostenida de beneficios arancelarios. Este fue el caso de Colombia que durante el periodo 2014 – 2016 estableció 0% de arancel, 5% de IVA y un cupo de ingreso de 750 vehículos eléctricos e híbridos (Decreto 2909).
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Frente al costo operacional, en términos de mantenimiento y consumo de energía, la diferencia no es significativa debido a la etapa inicial de circulación de estos vehículos y la desventaja en relación con la accesibilidad que ofrece el mercado de autos usados. Asimismo, ante el consumo de electricidad, no es posible soportar una mayor circulación de PEVs, en tanto los países latinoamericanos no ejecuten una infraestructura eléctrica con capacidad de cobertura y diversidad para quienes tengan interés en estos vehículos.
Sobre la sostenibilidad del trasporte urbano, el panorama en la incorporación de vehículos eléctricos en América Latina no es optimista al corto plazo. Ya que las ciudades latinoamericanas aún enfrentan deficiencias en la calidad y servicio del transporte y su lógica económica da prioridad a proyectos de mayor rentabilidad, lo cual estimula la propiedad de automóviles convencionales.
Hasta ahora, la participación de los PEVs en América Latina no va más allá del interés de unos pocos. Sin embargo, con el tiempo se espera menos costos en la fabricación de vehículos eléctricos y una actuación más diciente de los países latinoamericanos respecto a una incursión de tecnologías limpias. Esta incursión será posible a través de políticas públicas e incentivos que promuevan el interés del consumidor, reduzcan la incertidumbre sobre la eficacia de los PEVs y desarrolle una mejor conciencia social ambiental.
Latin American Post | Clara María Otálora E
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