CIENCIA Y TECNOLOGÍA

¿Por qué permitir el acceso a tu casa a un asistente virtual es un riesgo?

En los últimos días, se ha mantenido una polémica en torno a la problemática que representa la existencia de los asistentes virtuales a la privacidad de las personas que los usan

¿Por qué permitir el acceso a tu casa a un asistente virtual es un riesgo?

“Oye, Siri”; “Hey, Cortana” u “Ok, Google” son frases que, día tras día, se escuchan más a menudo entre las personas, al momento de querer poner en funcionamiento un asistente virtual.

Ya sea para buscar un número telefónico o abrir una página web, los asistentes virtuales son cada vez más aceptados entre los usuarios de las nuevas tecnologías. En 2016, más de 2.6 mil millones de personas contaban con un dispositivo móvil, según informó eBay.

Sin embargo, de acuerdo a la misma empresa, para el 2019 casi 6.1 mil millones de personas tendrán un Smartphone, por lo que el acceso a internet también aumentará; y, por supuesto, a los asistentes que vienen configurados en estos.

Del móvil al hogar

Cuando en 2011 Apple innovó con la presentación de Siri como el primer asistente personal en un celular, muchos de los grandes empresarios vieron en este invento la forma perfecta de llevar las necesidades humanas a otro nivel.

Con el tiempo, otros grandes imperios tecnológicos empezaron a implementar sus propias “secretarias” virtuales. En 2014, fue Microsoft con Cortana y luego Google con su Asistente del mismo nombre, en 2016.

Pero, esta nueva tecnología no acababa ahí. De forma paralela, los asistentes virtuales aumentaron su espectro para salir de simples dispositivos pequeños, y poder controlar, incluso, una casa en su totalidad.

Un ejemplo de ello es Alexa, el asistente virtual de Amazon que apareció en 2014 junto con los altavoces inteligentes Amazon Echo. Con esta tecnología, el usuario podía reproducir música, programar el despertador, entre otras tareas que también se podían hacer desde el celular.

No obstante, tenía un plus: encender el TV, cerrar cortinas automatizadas y hasta controlar el movimiento de la puerta principal de la casa.

Lo que en el pasado parecía imposible, con Alexa se volvió una realidad.

Un extraño en casa

Por supuesto, la competencia no se iba a conformar con ver a Amazon triunfar, sobre todo en los hogares de Estados Unidos y parte de Europa. Por esto, a finales de 2016, Google decidió entrar en la carrera de los asistentes caseros con el ‘Google Home’. Este nuevo dispositivo emuló a la perfección a Alexa, pero con un toque mucho más estilizado, digno de la multinacional de internet.

Ahora bien, como toda tecnología e innovación, los riesgos de confiar el funcionamiento de una casa en manos de una máquina no son inexistentes.

Para que un software alcance la perfección son necesarios decenas de actualizaciones y desarrolladores trabajando en las mismas. Aún con todo esto, dicha excelencia es casi imposible de conseguir.

Es por esto que no fue una sorpresa, pero sí un llamado de atención, un problema que recientemente mostró Alexa, en relación con su sincronización de voz. Hace unos días, una pareja de Portland, Oregon (EE.UU.) denunció que el asistente virtual grabó una conversación privada con su pareja y la envió a varios de sus contactos de forma aleatoria; todo esto, sin consentimiento de la pareja.

Según el diario La Vanguardia “en ocasiones el asistente virtual confunde el comando de orden con otras palabras parecidas”. Por lo que, aun sin quererlo, una persona puede activar el dispositivo tecnológico accidentalmente, sin necesidad de decir “Alexa”, en el caso de Amazon, u “Ok, Google”, en Google Home.  

Un inconveniente al que se suma, también, el de los piratas electrónicos.

"El ataque del delfín"

Recientemente, se tuvo conocimiento de un nuevo malware que ataca directamente a los asistentes virtuales, tanto en los dispositivos móviles como en los caseros.

El 'Dolphin Attack' (Ataque del delfín, en español) es una nueva técnica que están utilizando los hackers más experimentados para poder robar información personal, sin que los usuarios puedan darse cuenta de ello.

Así como los delfines pueden escuchar sonidos que son totalmente imperceptibles a los oídos humanos, los piratas electrónicos envían por medio de mensajes de texto, vídeos o música, ruidos que, codificados, primero activan los asistentes y después envían órdenes a los mismos.

Por ejemplo, sin darse cuenta, una persona puede estar dando sus datos personales a un extraño, mientras que ríe por un video que está viendo en internet.

El descubrimiento lo hicieron investigadores chinos y estadounidenses, quienes desde hace más de dos años han venido realizando experimentos que demuestran la viabilidad para desarrollar y ejecutar este tipo de softwares maliciosos.

“En las manos equivocadas, la tecnología podría usarse para desbloquear puertas, transferir dinero o comprar cosas en línea, simplemente con la música que se reproduce en la radio”, asegura el New York Times.

Además, con la inclusión de asistentes de voz como Siri, en los Mac, o de Cortana en PC’s con Windows, también se deja a la suerte los archivos que, hipotéticamente, están más seguras en un computador que en un celular.

De todas formas, la decisión sigue siendo del usuario: hacer las cosas por sí mismo o confiar su vida en manos de un asistente personal y asumir los riesgos que esto traería consigo.

 

Latin American Post | Christopher Ramírez Hernández

Copy edited by Laura Rocha Rueda

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