Redes Sociales: el ágora del siglo XXI
Si bien el mundo de las redes sociales sigue reinventándose todos los días, será sin duda una de las herramientas con mayor influencia en el comportamiento humano
Las redes sociales son, en la actualidad, el espacio de mayor importancia para el intercambio de ideas. En los últimos años, la política ha sido uno de los terrenos que más cambios ha experimentado desde la aparición de Facebook o Twitter debido a que las redes sociales juegan un rol crítico en la ejecución de las campañas políticas al fundar una comunicación directa entre los protagonistas de la política y la ciudadanía. En este sentido, no sería erróneo pensar que las redes sociales son la nueva ágora de la política moderna.
Tal y como ocurría en tiempos platónicos cuando los Patricios debían defender sus ideas en las plazas de las polis romanas, un tweet referente a un asunto de interés social en tiempos de campaña electoral pone a los políticos en el spotlight, retando sus habilidades al atender de forma inmediata y eficaz las coyunturas que rodean las elecciones. Por esta razón, hoy es imperativo que las campañas electorales se sustenten en mensajes claves y estratégicos que permitan resolver asuntos críticos de forma inmediata y positiva, resaltando ideales y propuestas mientras se mitigan posibles malinterpretaciones y tentativas polémicas.
Así mismo, a partir de las características de cada red social se debe lograr que cada una se convierta en un nuevo canal de comunicación para escuchar y conversar con la ciudadanía y poder compartir la visión acerca de la política y las decisiones que giran en torno a ella.
El no tener un perfil estructurado, que refleje la imagen e intereses del candidato, puede repercutir en el bajo impacto de los mensajes de las campañas en tiempos electorales. Esto pues, para los ciudadanos, las redes sociales pueden ser tanto un arma de presión como también una herramienta de cohesión y movilización. Dentro del actual contexto colombiano, lo anterior es relevante dado que los candidatos o precandidatos a la Presidencia con mejor reputación son aquellos que cuentan con redes sociales mejor estructuradas, las cuales son alimentadas de forma constante.
Las pasadas elecciones presidenciales en Estado Unidos fijaron un precedente en el manejo de campañas electorales, pues se evidenció el dominante rol del contenido digital sobre la captación de un electorado a fin a las propuestas de cada candidato. De igual forma, el trabajo conjunto con influencers cedió el fortalecimiento de las campañas, limitando la distancia que solía existir entre los electores y figuras públicas.
Esto se demostró en la campaña de Hillary ClIGNORE INTOn, quien a través de uso del hashtag #ImWithHer por figuras públicas, movilizó el voto de los millennials – un sector de suma importancia en las actuales elecciones –. En Colombia por su parte, la adhesión de Antanas Mokus a la campaña de Humberto De La Calle en la consulta del Partido Liberal congregó la participación del sector independiente y ajeno al Partido, cediéndole votos que aseguraron su triunfo frente al el Ministro del Interior, Juan Fernando Cristo.
El peso de los influencers en el comportamiento de las personas no ha sido ajeno a la volatilidad política. Las alianzas formales de celebridades con políticos no son cosa nueva; Ronald Regan tuvo a Frank Sinatra, Obama tuvo a medio Hollywood.
El año pasado, los estrategas de Hillary ClIGNORE INTOn fueron también muy sagaces al reclutar figuras públicas -en su mayoría de talla mundial- con intereses e ideales similares a los de la candidata, con el fin de afianzar los votos de su electorado. Beyoncé, Lady Gaga, Lebron James y Katy Perry fueron solo algunas de las celebridades que manifestaron su aval e incitaron a la opinión pública a apoyar a ClIGNORE INTOn en su carrera por la presidencia de Estados Unidos.
Sin embargo, tal como lo establece Michael Coob, profesor de la Universidad de Carolina del Norte, “solo porque un político pueda hacer que la gente se acerque porque tiene una celebridad no significa que se esté afianzando del completo la elección del votante”. En efecto, el uso de influencers puede en gran medida posicionar al candidato en el top of mind de las personas, pero al final, es más determinante apelar al fanatismo propio, como fue el caso de Trump y su victoria, que depender de la fama de un tercero para movilizar un caudal electoral.
Si bien el mundo de las redes sociales sigue reinventándose todos los días, será sin duda una de las herramientas con mayor influencia en el comportamiento humano por lo que resta del siglo XXI. En la actualidad, la política está siendo retada por estas tendencias y el estar a la vanguardia en el desarrollo de las nuevas tecnologías es un requisito dentro de la contingencia del mundo político moderno. Nos queda ver entonces qué tácticas utilizarán los estrategas políticos en el desarrollo de estrategias de comunicación en las próximas elecciones que se celebrarán en la región. Esperemos a que sean perspicaces en identificar las tácticas exitosas en otros países e innovadores a la hora de superar los obstáculos que ya han sido identificados.
Latin American Post | Andrea mariño
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