Sequía obliga a las grandes tecnológicas a replantear los centros de datos en América Latina
A medida que América del Sur enfrenta una sequía prolongada, gigantes tecnológicos como Google y Amazon están reconsiderando sus planes para centros de datos dependientes del agua. El cambio hacia soluciones más sostenibles está remodelando la infraestructura de datos de la región ante crecientes preocupaciones ambientales.
Centros de datos: los consumidores ocultos de agua
Los centros de datos son la columna vertebral del mundo digital actual, albergando los servidores que procesan y almacenan la vasta cantidad de información generada por miles de millones de dispositivos conectados. Aunque el consumo de energía de estos centros ha sido ampliamente analizado, su uso masivo de agua solo recientemente ha comenzado a ser objeto de escrutinio. Los sistemas de enfriamiento, que representan alrededor del 40% de la estructura de un centro de datos, dependen en gran medida del agua para regular el calor generado por los procesadores de alta frecuencia.
“Hay miles de millones de transistores en un circuito en procesadores de alta frecuencia. Eso genera mucho calor”, explicó Eduardo Vera, coordinador del Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile, a AFP. Para evitar que estos sistemas se sobrecalienten, se utilizan grandes cantidades de agua, pero a medida que las condiciones de sequía empeoran en partes de América del Sur, esta práctica está bajo un escrutinio cada vez mayor.
En Chile, donde Google planea construir su mayor centro de datos en América Latina, las preocupaciones sobre el consumo de agua han alcanzado un punto crítico. El proyecto de 200 millones de dólares, ubicado en el suburbio de Cerrillos en Santiago, inicialmente contemplaba un sistema de enfriamiento que consumiría asombrosos siete mil millones de litros (1.850 millones de galones) de agua anualmente, aproximadamente el equivalente al consumo anual de 80.000 residentes. Sin embargo, una sequía que se ha prolongado por más de una década en la región ha generado una fuerte reacción pública, obligando al gigante tecnológico a reconsiderar sus planes.
Las comunidades exigen cambios
A medida que las sequías se agravan, las comunidades locales en América del Sur son cada vez más conscientes del impacto ambiental que pueden tener los enormes centros de datos. En Chile, los ambientalistas rápidamente manifestaron preocupaciones sobre el proyecto de centro de datos de Google en Cerrillos, lo que desencadenó una batalla legal que culminó en un tribunal ambiental ordenando a la empresa reducir su consumo de agua.
“Nos enfrentamos (…), pero finalmente cambiaron el sistema de enfriamiento, y sentamos un precedente”, dijo Tania Rodríguez, del Movimiento Socioambiental Comunitario por el Agua y el Territorio, en una entrevista con AFP. La organización de Rodríguez ha estado a la vanguardia en la lucha por proteger los recursos hídricos locales, particularmente en comunidades que dependen de suministros de agua subterránea en declive para sobrevivir.
Las preocupaciones no se limitan a Chile. En Uruguay, los activistas ambientales también han desafiado los planes de Google para un centro de datos cerca de Montevideo. Cuando la compañía anunció su inversión de 850 millones de dólares en 2019, estimó que el centro requeriría 2.700 millones de litros de agua al año. Sin embargo, después de una sequía récord en 2023 que casi agotó las reservas de agua potable del país, la indignación pública obligó a Google a reconsiderar su enfoque.
“La situación en Uruguay fue un llamado de atención para nosotros”, dijo un portavoz de Google a AFP. La compañía cambió a un sistema de enfriamiento por aire, más caro pero mucho menos dependiente del agua, en respuesta a la crisis.
El enfriamiento por aire como nuevo estándar
Con la creciente presión, Google y Amazon han comenzado a adoptar tecnologías más sostenibles en sus centros de datos en América Latina. El enfriamiento por aire, que utiliza el aire ambiente en lugar de agua para enfriar los servidores, se ha convertido en una solución clave frente a los desafíos de escasez de agua en la región.
El mes pasado, Google anunció que había revisado sus planes para la instalación de Cerrillos, optando por tecnología de enfriamiento por aire que reduce drásticamente el consumo de agua. “Hemos hecho cambios significativos en nuestros planes originales”, dijo un portavoz de Google a AFP, añadiendo que el nuevo sistema utilizaría enfriamiento por aire para minimizar el uso de agua. “Este enfoque forma parte de nuestro compromiso más amplio de ser más conscientes del clima y usar los recursos naturales de manera responsable”.
Amazon Web Services (AWS) también se ha comprometido a prácticas más sostenibles en sus futuros centros de datos. Will Hewes, jefe de sostenibilidad del agua en AWS, dijo a AFP que la compañía tiene como objetivo que todos sus centros de datos sean “positivos en agua” para 2030. AWS planea conservar o reponer más agua de la que usa, un objetivo crítico dado el creciente aumento de la demanda de procesamiento y almacenamiento de datos en todo el mundo.
“Estos cambios son costosos, pero necesarios”, explicó Hewes. “Con el cambio climático afectando cada rincón del mundo, especialmente en regiones como América Latina, debemos asegurarnos de que nuestras instalaciones no pongan una presión adicional sobre recursos que ya son escasos”.
En Uruguay, el cambio de Google al enfriamiento por aire se espera que reduzca significativamente su impacto en el suministro local de agua, un cambio que ambientalistas como Rodríguez ven como una victoria. Sin embargo, aunque el cambio al enfriamiento por aire representa un avance, está claro que el agua sigue siendo un tema crucial para la infraestructura de datos de la región.
El futuro de la industria de datos en América Latina
A pesar de los desafíos de las sequías, los gobiernos latinoamericanos siguen deseosos de atraer inversiones tecnológicas en el sector de datos. El gobierno de Gabriel Boric en Chile ha establecido ambiciosos objetivos para duplicar la capacidad de centros de datos del país, de 22 a 50 centros para 2025. Los funcionarios destacan la estabilidad política y la sólida conectividad a Internet de Chile como activos clave para los inversores internacionales, al tiempo que prometen minimizar el impacto ambiental.
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El futuro dependerá de cuán rápido y efectivamente puedan las empresas reducir su impacto ambiental.