ECONOMÍA

Cómo el Sueño Ferroviario de Sudamérica Podría Redefinir el Comercio Global

Imagina abordar un tren en la costa atlántica de Brasil al amanecer y bajarte en el puerto pacífico de Chancay, en Perú, antes de la cena, sin poner un pie en un astillero. La ambiciosa propuesta de construir un ferrocarril de 4.500 kilómetros podría reescribir sin esfuerzo las rutas comerciales globales y transformar el destino económico del continente.


Un Sueño Forjado en Acero

Cuando funcionarios brasileños y chinos firmaron discretamente un memorando en julio, pusieron en marcha una visión que parece sacada de una superproducción cinematográfica. Infra S.A., la agencia estatal de transporte de Brasil, y el Instituto de Planificación Económica y Ferroviaria de China acordaron lanzar un estudio de viabilidad de cinco años para responder una sola, impresionante pregunta: ¿Podemos construir un ferrocarril que recorra casi toda Sudamérica?

Con un costo estimado superior a los 70 mil millones de dólares, la línea propuesta partiría de Ilhéus, en el estado brasileño de Bahía, atravesaría las profundidades esmeralda del Amazonas, escalaría las crestas irregulares de los Andes y desembocaría finalmente en el creciente puerto peruano de Chancay.

Durante décadas, los exportadores sudamericanos han visto cómo sus productos esperaban en fila para cruzar el Canal de Panamá o se enfrentaban a los lentos envíos por el Cabo de Hornos, con retrasos que reducen las ganancias y arruinan productos perecederos.

La promesa de un ferrocarril que evite estos cuellos de botella marítimos ha capturado la atención de presidentes y autoridades portuarias, ofreciendo un atajo hacia Asia que podría reducir hasta en doce días los tiempos de tránsito actuales. Pero ese sueño exige hazañas de ingeniería que combinan audacia y precisión. Los equipos de topografía deberán trazar rutas a través de llanuras inundables, negociar con comunidades indígenas y domar algunos de los terrenos más inestables del planeta, todo mientras se mantiene el impacto ecológico dentro de límites aceptables.


A Través del Corazón de la Selva

El Amazonas es más que un telón de fondo para este experimento: es adversario e inspiración a la vez. Donde los ríos serpentean entre altísimos árboles de ceiba y caucho, el ferrocarril deberá abrirse camino. Las inundaciones estacionales pueden sumergir llanuras enteras bajo tres metros de agua, convirtiendo lo que parecía tierra firme en un laberinto líquido. Los ingenieros tendrán que construir puentes de gran envergadura lo suficientemente altos para que delfines de río y caimanes puedan pasar por debajo, pero anclados en suelos que oscilan entre la dureza pétrea y la blandura del barro movedizo.

Las comunidades locales en Acre y Pará observan con un optimismo cauteloso. Los agricultores sueñan con que sus productos lleguen más frescos a mercados distantes, mientras que madereros y mineros ven oportunidades de reducir costos. Pero los ambientalistas advierten que atravesar la selva podría fragmentar hábitats, interrumpir corredores de vida silvestre e incentivar la deforestación ilegal.

Para abordar estos temores, el estudio de viabilidad debe considerar el impacto ambiental de cada kilómetro. Se están evaluando ideas como pasos elevados para animales, vías elevadas y terraplenes que respeten los cursos de agua, y los líderes indígenas exigen un lugar en la mesa de planificación. Si el estudio logra equilibrar la ambición con el respeto por la frágil red de vida del Amazonas, podría convertirse en un referente de infraestructura verde a gran escala.


Conquistando los Andes

Más allá de la selva, los Andes representan un desafío completamente distinto. Aquí el aire se vuelve escaso, las temperaturas caen en picada y el terreno parece la columna vertebral destrozada de un antiguo leviatán. Desde el estado de Acre, los rieles deben ascender miles de metros, atravesando pasos de granito y bordeando antiguas fallas sísmicas. Máquinas perforadoras del tamaño de un autobús escolar deberán abrirse paso durante kilómetros por la roca, enfrentando el mal de altura y los aludes.

Los pueblos ubicados en estrechas cornisas ya hablan del ferrocarril en voz baja. Los ancianos recuerdan un proyecto vial abandonado en los años 70 que quedó a medio construir, con su maquinaria oxidándose entre las nubes. Hoy, imaginan vagones de carga repletos pasando frente a sus casas, transportando soya, carne y mineral de hierro hacia nuevos mercados en Shanghái y Busan. El puerto de Chancay, aún en expansión, podría transformarse de un centro regional a una puerta continental.

Pero con la oportunidad también llegan riesgos: los deslizamientos podrían interrumpir la vía en pleno invierno, y los equipos de mantenimiento deberán dominar misiones de rescate a gran altitud cuando lleguen las tormentas. Los Andes son formidables, pero la historia demuestra que la voluntad humana y la tecnología de punta pueden vencer incluso las pendientes más empinadas.

IG@littleamigossouthamerica


Terremoto Económico Sobre Rieles

Si se construye este ferrocarril, su impacto irá mucho más allá de las vías. Los economistas prevén que los envíos más rápidos y cortos podrían reducir los costos logísticos hasta en un 30 %, haciendo que las exportaciones agrícolas y minerales sudamericanas sean mucho más competitivas frente a la voraz demanda asiática.

Los puertos brasileños podrían llenarse de nuevos terminales de contenedores, mientras que centros logísticos surgirían en pueblos antes aislados. El proyecto podría generar decenas de miles de empleos, desde ingenieros y geólogos hasta soldadores y operadores ferroviarios. Las oficinas de turismo ya imaginan rutas panorámicas a lo largo del tren, promocionándolo como la próxima gran aventura de lista de deseos.

El financiamiento sigue siendo la gran incógnita. ¿Financiarán bancos estatales chinos la mayor parte del proyecto, atando aún más a América Latina con Pekín? ¿O será un consorcio de inversores privados, bancos de desarrollo internacionales y gobiernos nacionales quienes compartan el riesgo—y las ganancias? Sea cual sea el camino, el ferrocarril promete reconfigurar las cadenas de suministro globales. El café cosechado en Minas Gerais podría llegar más fresco que nunca a las cafeterías de Tokio.

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Los arándanos peruanos podrían aterrizar en Dubái aún cubiertos de rocío. Y para los países marginados por la geografía, el tren de hierro podría ser el boleto hacia el carril rápido del comercio mundial.

Todas las citas y entrevistas pertenecen a Newsweek.

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