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El casi fracaso de la Copa América de Bolivia en 1997: un legado del fútbol recordado

La racha casi perfecta de Bolivia en la Copa América de 1997, que terminó con una derrota ante Brasil, sigue siendo un recuerdo preciado para el exjugador Luis Héctor Cristaldo. Mientras Bolivia enfrenta nuevos desafíos, los días dorados del fútbol boliviano son un conmovedor recordatorio de lo que pudo haber sido.

Han pasado veintisiete años desde la campaña casi perfecta de Bolivia en la Copa América de 1997, que el país fue sede. Según el ex mundialista Luis Héctor Cristaldo, el título, que fue para Brasil, debería haber sido para Bolivia.

Cristaldo se reunió recientemente en La Paz con algunos de sus excompañeros para recordar el 30 aniversario del debut de Bolivia en el Mundial de Estados Unidos 1994. Ese equipo, dirigido por el técnico español Xabier Azkargorta, perdió por poco ante Alemania. Con algunos cambios y bajo la dirección de otro técnico español, Antonio López, la misma escuadra intentó replicar el éxito del campeonato boliviano de 1963 en el entonces Campeonato Sudamericano pero tuvo que conformarse con el segundo puesto.

Reflexionando sobre los días de gloria

“La última vez que hicimos algo significativo en la Copa América fue en el 97”, dijo Cristaldo a la Agencia EFE en La Paz. “Merecimos ser campeones, se mire como se mire”, insistió.

El camino de Bolivia hasta la final fue un testimonio de su habilidad y determinación. Dirigido por Mario Zagallo, Brasil era un oponente formidable. Sin embargo, el desempeño de Bolivia fue nada menos que excepcional. Consiguieron cinco victorias, incluida una fase de grupos perfecta en la que vencieron a Venezuela 1-0, Perú 2-0 y Uruguay 1-0. En cuartos de final triunfó sobre Colombia 2-1 y en semifinales derrotó a México 3-1. A pesar de sus mejores esfuerzos, tropezaron en el último obstáculo y perdieron el título tras una derrota por 1-3 ante Brasil en la final.

Cristaldo lamentó que nada les salió bien aquel domingo 29 de junio de 1997. “Ese día todo salió mal. Lo único que nos queda es recordar aquella final donde merecíamos ser campeones”, dijo.

El exjugador recordó que Bolivia sufrió la ausencia de último momento del volante internacional Ramiro Castillo, pieza vital del equipo. El día de la final, el hijo mayor de Castillo, de 7 años, fue hospitalizado de urgencia con hepatitis y murió al día siguiente. El golpe fue tan fuerte que Castillo nunca se recuperó y, después de casi cuatro meses, se quitó la vida.

La historia de Cenicienta de Bolivia

La siguiente campaña decente de Bolivia en la Copa América fue en 2015, con una victoria, un empate y una derrota, aunque cayó en cuartos de final por 1-3 ante Perú. Cristaldo cuestionó por qué desde hace más de 20 años la selección no “juega bien” y consideró que Bolivia “participará” pero no “competirá” en la próxima Copa América en Estados Unidos.

El exdefensa, que jugó en el Sporting de Gijón entre 1998 y 1999, señaló que es “bueno recordar” la única clasificación de Bolivia al Mundial por méritos propios, algo que “quedará siempre en la memoria del pueblo”. “Lamentablemente nuestro fútbol no pasa por un buen momento. Bolivia tiene mucho talento, pero no hay trabajo para desarrollar a estos jugadores”, observó.

Para Cristaldo, los jugadores “llegan con lo que tienen y compiten con lo que pueden, y contra equipos de otros países eso no es suficiente”. Enfatizó que Bolivia debe “trabajar al mismo nivel que ellos para poder competir”. “Lo que estamos viviendo hoy lamentablemente es derrota tras derrota sin jugar bien y ser la Cenicienta del fútbol sudamericano”, lamentó.

El largo camino por delante

Recordó que para llegar a la selección mundialista de 1994 pasó por las divisiones juveniles desde la Sub-13 hasta la Sub-20 y disputó las eliminatorias para el Mundial de 1990. “Con casi 50 partidos internacionales en mi haber, jugué en las eliminatorias de 1993, y la mayoría de los que formamos ese equipo llegamos con mucha experiencia internacional”, dijo.

A su juicio, “hoy por desgracia no es lo mismo” porque si bien los jugadores “tienen mucho talento”, su “exposición internacional es inferior”. Durante la década de 1990, Bolivia se consolidó como una potencia a tener en cuenta en el fútbol sudamericano, especialmente después de su memorable participación en el Mundial de Estados Unidos de 1994, donde se enfrentó a equipos como Alemania. Aquella generación de jugadores, encabezada por Xabier Azkargorta, marcó un hito en la historia del fútbol boliviano, pero desde entonces, el país ha luchado por mantener ese nivel de competitividad.

El fútbol en América Latina siempre ha sido más que un deporte; es una pasión, una forma de vida y, a menudo, una fuente de identidad nacional. Para países como Bolivia, las victorias en el campo de fútbol son momentos de gloria que unen a la nación y brindan un respiro a las luchas diarias. La actuación de Bolivia en la Copa América de 1997 fue uno de esos momentos de esperanza y orgullo, aunque la poderosa selección brasileña finalmente arruinó el sueño.

Cristaldo también enfatizó la importancia de invertir en el desarrollo de jóvenes talentos y brindarles las oportunidades y el apoyo necesarios para prosperar en el fútbol internacional. Destacó la falta de estructuras necesarias para entrenar y competir al más alto nivel en Bolivia. Esta falta de infraestructura y apoyo es un desafío común en muchos países latinoamericanos, donde las limitaciones económicas y organizativas a menudo obstaculizan el potencial del fútbol. Al abordar estos desafíos, Bolivia puede liberar su potencial futbolístico y competir al más alto nivel.

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El legado de la Copa América de 1997 sigue siendo un referente para el fútbol boliviano. Los jugadores de esa época, como Cristaldo, siguen siendo figuras influyentes y sus experiencias y consejos son valiosos para las nuevas generaciones. El torneo marcó un punto de inflexión en el fútbol boliviano, mostrando el potencial del país en el escenario internacional. “Necesitamos aprender de nuestro pasado y trabajar juntos para mejorar el futuro del fútbol en Bolivia”, concluyó Cristaldo. Mientras tanto, los aficionados bolivianos esperan con impaciencia el día en que su equipo vuelva a brillar en el escenario internacional y recupere la gloria que alguna vez estuvo tan cerca.

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