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El intento de Bolivia de clasificar al Mundial de Fútbol Estrategia de altura

La decisión de Bolivia de jugar en El Alto, el estadio internacional más alto, es una medida calculada para aprovechar la altitud. Sin embargo, quedan algunas preguntas: ¿La altitud será un factor decisivo o simplemente una estrategia desesperada?

La ciudad más alta de Bolivia, El Alto, está a 4.150 metros sobre el nivel del mar. Esta actitud es motivo de orgullo y un arma estratégica para la selección nacional de fútbol de Bolivia, que ha decidido jugar sus partidos de clasificación para la Copa del Mundo en esta fortaleza de aire fino. El lema del estadio, “4150 MTS ALT. SE JUEGA DONDE SE VIVE”, captura el espíritu de la nación. Pero detrás de esta decisión hay una medida calculada para obtener una ventaja sobre oponentes que no están acostumbrados a jugar en condiciones tan extremas.

Como informó The Athletic, la elección de la Federación Boliviana de Fútbol de recibir a Venezuela en El Alto para un partido de clasificación para la Copa del Mundo ha encendido conversaciones sobre la justicia y la eficacia de jugar a altitudes tan elevadas. Aunque Bolivia ha utilizado la altitud a su favor durante décadas, cada vez hay más dudas sobre si esta táctica es más una ventaja psicológica que un verdadero cambio de juego. Y con la tecnología moderna que permite a los equipos prepararse mejor para los desafíos físicos de la altitud, ¿está empezando a perder potencia la estrategia de altitud de Bolivia?

La decisión de jugar partidos internacionales en El Alto es el último intento de Bolivia de aprovechar la gran altitud que históricamente ha favorecido a su selección nacional. A 4.150 metros, el Estadio Municipal de El Alto es ahora el estadio de fútbol internacional más alto del mundo. Esta decisión marca un cambio con respecto a La Paz, donde Bolivia tradicionalmente celebraba sus partidos de local en el Estadio Hernando Siles, situado 560 metros más bajo que El Alto.

En el partido de clasificación para la Copa del Mundo del jueves contra Venezuela, el equipo visitante se enfrenta a uno de los entornos más desafiantes imaginables para un partido de fútbol. Para prepararse, los jugadores de Venezuela han realizado ejercicios de respiración y se han aclimatado a la baja presión del aire utilizando cámaras hiperbáricas, una señal de la seriedad con la que se toman la amenaza de la altitud. Pero el entrenador de Bolivia, Oscar Villegas, dijo a The Athletic que el equipo está enfocado en algo más que la altura. “El fútbol se compone de detalles. No significa que vamos a ganar con esto (cambiar de estadio). Estamos tratando de cuidar detalles que nos permitan ser más efectivos”, dijo Villegas, enfatizando en la importancia de la preparación psicológica.

Los equipos de clubes de Bolivia ya han demostrado que El Alto es un estadio formidable. Los equipos locales se han mantenido invictos en competencias internacionales, como la Copa Libertadores y la Sudamericana, utilizando la altura para desestabilizar a los oponentes. La selección nacional espera replicar este éxito en el escenario mundial.

El costo psicológico y físico de jugar en altura

Aunque los equipos visitantes siempre han temido los estadios de gran altitud de Bolivia, el impacto real de la altitud en el rendimiento sigue siendo un tema de debate. Jugar a tales alturas puede provocar síntomas físicos como falta de aire, dolores de cabeza, náuseas y fatiga. Como los pulmones de los jugadores trabajan más para suministrar oxígeno a su torrente sanguíneo, pueden cansarse más rápidamente y tener dificultades para recuperarse entre sprints. Esto quedó ilustrado en 2009 cuando Argentina, liderada por el entrenador Diego Maradona, sufrió una humillante derrota por 6-1 en La Paz. “Cada gol fue como una puñalada en mi corazón”, dijo Maradona, aunque se abstuvo de culpar a la altitud.

A pesar de la negativa de Maradona a culpar a las condiciones, la altitud de Bolivia ha sido a menudo un factor crítico en su éxito local. La FIFA incluso intentó prohibir los partidos en altitudes extremas en 2007, citando preocupaciones de salud y la distorsión de la competencia justa. La decisión provocó protestas en Bolivia, donde el entonces presidente Evo Morales la calificó de “apartheid del fútbol”. La prohibición se levantó más tarde, pero las quejas sobre las condiciones persisten. En 2017, la estrella brasileña Neymar publicó una foto viral en Instagram que mostraba a su equipo con máscaras de oxígeno después de un agotador empate 0-0 en La Paz. “Es inhumano jugar en estas condiciones. Cancha, altitud, pelota… todo es malo”, escribió Neymar.

Una historia de la ventaja de la altitud en Bolivia

La dependencia de Bolivia de la altitud para obtener una ventaja competitiva no es nada nuevo. Como se detalla en el libro de Andreas Campomar ¡Golazo!: Una historia del fútbol latinoamericano, Bolivia ha utilizado durante mucho tiempo el aire enrarecido de los Andes para fortalecer su ventaja de local. La victoria más famosa de Bolivia se produjo en 2009, cuando golearon a Argentina por 6-1 en La Paz. Pero esa victoria no fue casualidad. Trece de los 15 puntos de Bolivia en las eliminatorias al Mundial 2022 se obtuvieron en partidos disputados en Bolivia, y en el ciclo clasificatorio anterior, volvieron a derrotar a Argentina por 2-0.

Sin embargo, el éxito de Bolivia en casa contrasta marcadamente con su pésimo récord como visitante. La selección nacional ha ganado solo un partido competitivo fuera de Bolivia en los últimos 28 años, lo que subraya hasta qué punto su rendimiento depende de la ventaja de la gran altitud. Para Bolivia, la altitud se ha convertido tanto en una bendición como en una muleta: un activo en casa, pero no suficiente para llevarlos al éxito en suelo extranjero.

Marco Etcheverry, uno de los mejores jugadores de Bolivia, dijo a The Athletic que, si bien la altitud juega un papel, no es el único factor. “Creo que el mito de la altitud solía ser una fuente de miedo, pero ahora, con la tecnología, se puede estudiar todo, desde lo que hay que comer para contrarrestar la altitud hasta cuándo hay que beber agua”, dijo. Las técnicas de entrenamiento modernas, como las empleadas por Venezuela, pueden mitigar el impacto de la altitud, lo que plantea interrogantes sobre cuánta ventaja tiene realmente Bolivia.

La tecnología moderna y los efectos decrecientes de la altitud

Con los avances en la ciencia y la tecnología del deporte, muchos de los desafíos fisiológicos asociados con jugar en altura ahora se pueden manejar de manera más efectiva. Las cámaras hiperbáricas, los campos de entrenamiento a gran altitud y las máscaras de oxígeno son solo algunas de las herramientas que utilizan los equipos para prepararse para los partidos en condiciones extremas. Si bien estas medidas no eliminan los efectos de la altitud, ayudan a los jugadores a aclimatarse más rápidamente y minimizan los riesgos del mal de altura.

Etcheverry señaló que si bien la altitud puede afectar a los jugadores, el mayor desafío es la recuperación. “No te impide correr: haces todo igual. El único problema es que cuando te esfuerzas, tu recuperación no es tan rápida. Eso es lo que te cuesta”, explicó. Los equipos que entrenan para condiciones de gran altitud pueden tener menos dificultades, pero el comportamiento único de la pelota a tales alturas sigue siendo otro factor. En las grandes alturas, la pelota tiende a viajar más rápido y a curvarse menos, un fenómeno que el entrenador argentino Daniel Passarella resumió célebremente después de una derrota ante Ecuador en Quito en 1996: “En la altura la pelota no se dobla”.

Si bien estos factores pueden representar un desafío para los equipos visitantes, la dependencia de Bolivia de la altitud como ventaja estratégica puede no ser tan efectiva como lo fue antes. El mundo del fútbol está adoptando cada vez más la tecnología y la ciencia, y el costo físico de la altitud es menos misterioso de lo que solía ser. Para Bolivia, jugar en la altura puede no garantizar el éxito, especialmente contra equipos que vienen preparados.

¿La altitud como ventaja o muleta?

Mientras Bolivia se prepara para enfrentar a Venezuela en El Alto, la pregunta sigue siendo si la altitud sigue siendo el factor decisivo que alguna vez fue. Si bien el nuevo estadio local de Bolivia a 4.150 metros presenta un desafío abrumador para los equipos visitantes, los avances tecnológicos y la preparación pueden nivelar el campo de juego. Marco Etcheverry y otros expertos sostienen que, si bien la altitud influye, no es suficiente para garantizar la victoria.

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Para Bolivia, trasladar los partidos a El Alto parece un intento desesperado de sacar ventaja en una crisis. Las recientes dificultades de la selección nacional en las eliminatorias para la Copa del Mundo y en la Copa América sugieren que hay cuestiones más profundas en juego, como el desarrollo y la gestión de los jugadores. Independientemente de que la altitud proporcione o no una ventaja significativa, Bolivia necesitará algo más que aire puro para asegurarse un lugar en la próxima Copa del Mundo. Como informa The Athletic, la verdadera prueba para Bolivia será si puede combinar sus ventajas naturales con las habilidades y la estrategia necesarias para competir al más alto nivel.

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