El triunfo histórico de Uruguay y el legado del estadio Yves du Manoir de París
Desde los Juegos Olímpicos de 1924 hasta los Juegos de 2024, el estadio Yves du Manoir de París es un testimonio de la historia y la innovación del deporte, uniendo el pasado y el presente. Los históricos triunfos futbolísticos de Uruguay son fundamentales para su histórico legado.
Una alfombra azul de poliuretano se extiende sobre el césped donde hace un siglo la selección uruguaya de fútbol se coronó campeona olímpica y donde corrieron los atletas británicos Harold Abrahams y Eric Liddell, inmortalizados en la película “Carros de fuego”. El último césped sintético ecológico, el primero en lograr la neutralidad de carbono, permitirá a los jugadores de hockey realizar pases precisos, controlar el balón como nunca antes y deslizarse con un riesgo mínimo de lesiones. Esta avanzada tecnología habría sido inimaginable para los atletas de los Juegos Olímpicos de 1924, celebrados en el entonces llamado Estadio de Colombes.
El Stade de Colombes fue la pieza central de los Juegos Olímpicos de París de 1924 y albergó la ceremonia de apertura, atletismo, ciclismo, pruebas ecuestres, gimnasia, tenis, rugby, pentatlón y varios partidos de fútbol, incluida la final en la que Uruguay triunfó sobre Suiza por 3-0. Diseñado por el arquitecto Louis Faure-Dujarric, el estadio tenía originalmente una capacidad para 45.000 espectadores. Fue rebautizado en 1928 después de que el jugador de rugby francés Yves du Manoir muriera en un accidente aéreo. Para los Juegos de 2024, será la sede del hockey sobre césped, lo que la convierte en una de las pocas instalaciones deportivas que alberga eventos en dos Juegos Olímpicos separados.
La importancia histórica del estadio se extiende más allá de su cambio de nombre. Fue el lugar de nacimiento de la tradición del fútbol de la “vuelta de la victoria”. Después de ganar el oro olímpico el 9 de junio de 1924, el capitán uruguayo José “Mariscal” Nasazzi condujo a su equipo por el campo, con los brazos en alto, saludando a la afición. Posteriormente, la FIFA reconoció este momento como el origen oficial de la vuelta de la victoria.
El significado histórico de Colombes
El Stade de Colombes fue también el lugar donde los atletas Harold Abrahams y Eric Liddell obtuvieron sus medallas, una historia dramatizada en “Carros de fuego”. Liddell, hijo de un misionero, se negó a correr los 100 metros, su mejor prueba, porque estaba programada para un domingo. En cambio, pronunció un sermón en una iglesia de París. Abrahams, un atleta judío, ganó los 100 metros, superando el antisemitismo de la época. Más tarde, Liddell ganó el bronce en los 200 metros y el oro en los 400 metros en la pista de ceniza de Colombes.
Una de las hazañas más notables en la historia del deporte ocurrió aquí cuando el finlandés Paavo Nurmi ganó 1.500 metros y 5.000 metros con sólo una hora de descanso entre carreras. Unos días después sumó medallas de oro en los 3.000 metros por equipos y en los 10 km campo a través, tanto individuales como por equipos. Este último es conocido como “el infierno de Colombes” debido al calor extremo y al recorrido desafiante, en el que sólo terminaron 15 de 38 corredores.
El estadio también acogió la final de la Copa del Mundo de 1938 entre Italia y Hungría, lo que lo convirtió en el primer lugar en albergar una final olímpica y una final de la Copa del Mundo. Los italianos, instados a “ganar o morir” por un telegrama de Mussolini, realizaron el saludo fascista antes del partido.
Colombes también ha quedado inmortalizado en el cine. La película de 1981 “Escape to Victory”, dirigida por John Huston, representaba un partido de fútbol ficticio entre las fuerzas nazis y aliadas en Colombes. Sin embargo, se rodó en el Estadio Hidegkuti Nándor de Budapest debido al mal estado del recinto parisino. La película fue protagonizada por Michael Caine, Sylvester Stallone, Max von Sydow junto a las leyendas del fútbol Pelé, Bobby Moore y Osvaldo Ardiles.
Hasta 1972, Colombes fue la sede de las selecciones francesas de fútbol y rugby antes de trasladarse al Parque de los Príncipes. El estadio ha visto días mejores, pero sigue siendo un símbolo de logros deportivos y resiliencia.
Adoptar la innovación moderna
A medida que se acercan los Juegos Olímpicos de París 2024, el estadio Yves du Manoir volverá a ser el centro de atención mundial. El nuevo césped sintético ecológico simboliza los avances en la tecnología deportiva. Esta innovación garantiza que los jugadores puedan rendir al máximo mientras minimizan su impacto ambiental. El estatus de carbono neutral del campo refleja una tendencia creciente hacia la sostenibilidad en los deportes, un paso esencial a medida que enfrentamos los desafíos ambientales globales.
En América Latina, donde el fútbol es más que un deporte sino un fenómeno cultural, la importancia de sedes como Yves du Manoir resuena profundamente. La pasión de la región por el fútbol refleja la importancia histórica de Colombes. Desde el legendario Maracaná en Brasil hasta el Estadio Azteca en México, América Latina cuenta con estadios históricos que han sido testigos de momentos inolvidables. Estos lugares, como Yves du Manoir, sirven como piedras de toque culturales, representando los triunfos y tribulaciones de una región donde el fútbol está entretejido en el tejido de la sociedad.
Uniendo pasado y presente
El legado del estadio Yves du Manoir no se trata sólo de su gloria pasada sino también de su papel en el futuro de los deportes. La transformación del estadio para los Juegos Olímpicos de 2024 simboliza la combinación de historia e innovación, un tema que resuena en toda América Latina. Los estadios del continente están experimentando transformaciones similares, con instalaciones modernas construidas junto a lugares históricos, lo que garantiza que sigan siendo relevantes en el mundo de los deportes en constante evolución.
La historia compartida de sedes como Yves du Manoir y los estadios latinoamericanos resalta la naturaleza global de los deportes. Estos estadios son más que simples estructuras físicas; son depositarios de memorias colectivas y patrimonio cultural. Modernizar estos lugares y al mismo tiempo preservar su importancia histórica es crucial para mantener su relevancia y garantizar que sigan inspirando a las generaciones futuras.
Mientras esperamos con ansias los Juegos Olímpicos de París 2024, el Estadio Yves du Manoir se erige como un faro del espíritu duradero de deportividad e innovación. Su transformación refleja una tendencia más amplia en todo el mundo, incluida América Latina, donde la integración de tecnología moderna y prácticas sostenibles se está volviendo cada vez más importante.
Para los atletas y fanáticos latinoamericanos, la historia de Yves du Manoir les recuerda el poder del deporte para trascender fronteras y unir a las personas. El legado del estadio, marcado por logros históricos y avances modernos, inspira a las generaciones futuras a luchar por la grandeza y al mismo tiempo adoptar la sostenibilidad y la innovación.
Lea también: Artefactos históricos del fútbol uruguayo serán subastados en Montevideo
La rica historia y la transformación moderna del estadio Yves du Manoir ejemplifican el legado perdurable de los recintos deportivos icónicos. Mientras celebramos su pasado y esperamos su papel en los Juegos Olímpicos de París 2024, recordamos la importancia de preservar nuestro patrimonio cultural y al mismo tiempo abrazar el futuro. Esta narrativa resuena profundamente en América Latina, donde el amor por los deportes y la búsqueda de la excelencia continúan inspirando y uniendo comunidades en todo el continente.