En Cuba, el béisbol cede mientras el fútbol anota más goles

Aunque el béisbol sigue siendo el pilar cultural de Cuba, el fútbol está conquistando a las nuevas generaciones. Los jóvenes visten camisetas del Barcelona o del Real Madrid, mientras que los estadios de béisbol, antes repletos, ahora muestran asientos vacíos. A medida que las ligas europeas televisadas prosperan, un cambio histórico desafía las tradiciones deportivas cubanas.
Una pasión cambiante en el diamante
Cerca de la cuarta entrada en el Estadio Latinoamericano de La Habana, algunos jóvenes abandonan sus asientos para ver un partido del FC Barcelona. Uno grita: “Está a punto de empezar”, y deja una arena de béisbol con poca concurrencia. En una fila de asientos vacíos, Ramón Barrera, de 70 años, se acomoda y observa el campo. Su amor por el béisbol—deporte nacional de Cuba—lo heredó de su padre, quien lo llevaba al estadio cuando era niño.
Sin embargo, Barrera también siente el tirón de la creciente fiebre futbolística. Cuando EFE le pregunta si vería a sus amados Industriales de La Habana en una final o sintonizaría al Real Madrid en la misma instancia, duda solo un instante. “Real Madrid”, responde. “No me lo puedo perder”. Su respuesta refleja una evolución nacional: el béisbol, durante mucho tiempo venerado en la isla, está perdiendo brillo mientras el fútbol europeo se hace ampliamente accesible en la televisión estatal.
Para muchos cubanos, este cambio comenzó hace aproximadamente una década, cuando los canales gubernamentales empezaron a transmitir partidos de las principales ligas europeas, en particular del Real Madrid y el Barcelona. Estos encuentros transformaron las tardes dominicales en extensas sesiones de fútbol televisado.
Los efectos se ven en la vida cotidiana. Conductores de autobús exhiben bufandas de equipos; adolescentes usan camisetas de clubes de élite. Los niños pequeños patean pelotas improvisadas por las calles en lugar de sostener bates y guantes. Mientras tanto, los estadios de béisbol a menudo lucen inquietantemente vacíos, sugiriendo una sorprendente disminución en la asistencia.
El periodista deportivo Alejandro Rodríguez dijo a EFE que no hay estudios oficiales de audiencia, pero la observación personal revela una tendencia: “Entre los más jóvenes, digamos menores de 35 años, el fútbol es enorme. El béisbol aún domina entre los mayores de esa edad, pero la diferencia ya no es tan grande. Esto varía según la provincia, pero en términos generacionales, hay un debate sobre el futuro del ‘pasatiempo nacional’ cubano”.
¿Por qué crece el fútbol?
En un campo de tierra cerca de la Quinta Avenida en La Habana, Eric, de 14 años, y Ernesto, de 16, ambos descalzos, dominan un balón de fútbol. “La mayoría de mis amigos prefiere el fútbol”, le dice Eric a EFE. Ernesto añade que el béisbol requiere equipo como guantes y bates, además de ropa especial, mientras que el fútbol solo necesita un balón. El deporte ofrece una opción asequible en un país con dificultades económicas. Un balón roto se arregla o reemplaza con facilidad, divirtiendo a los residentes. En cambio, el equipo de béisbol es costoso y, a veces, escaso.
La accesibilidad impulsa el auge del fútbol, junto con la popularidad de las competiciones internacionales. Real Madrid y Barcelona son los principales atractivos en la televisión. Sus estrellas y la intensidad de sus torneos fascinan a los espectadores, quienes antes sentían la misma pasión por los equipos de béisbol cubanos.
Las calles de La Habana resuenan con conversaciones sobre figuras globales como Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Para muchos adolescentes, estos nombres son más conocidos que los legendarios peloteros cubanos. La Major League Baseball (MLB) sigue fuera de la televisión nacional debido a tensiones diplomáticas. Jugadores como Yulieski Gurriel, que brillan en Estados Unidos, no tienen la misma presencia en horario estelar que el Real Madrid o el Barcelona cada fin de semana.
Una identidad nacional en transformación
El béisbol en Cuba se forjó con jugadores que permanecieron en la isla y despertaron la pasión de los aficionados en el Estadio Latinoamericano, también llamado el “Coloso del Cerro”. Hoy, muchas de sus gradas lucen vacías incluso en partidos regulares.
Los autobuses llevan pancartas y las camisetas con logos de clubes europeos sugieren un cambio cultural en Cuba. Los jóvenes ven la oportunidad de apoyar a equipos de élite, participar en una conversación global sobre fútbol y seguir a sus ídolos a través de videos en línea—experiencias que sus padres nunca tuvieron.
Rodríguez señala que el factor generacional es clave para comprender esta transformación. “Por debajo de los 35 años, el fútbol probablemente esté ganando”, dice a EFE. “Por encima de esa edad, el béisbol aún tiene seguidores fieles. Pero la diferencia ya no es tan amplia”.
La generación que creció viendo en blanco y negro a las leyendas del béisbol cubano ahora enfrenta una nueva realidad: el fútbol es más accesible. Sus partidos tienen horarios fijos, las repeticiones llenan los segmentos deportivos y los comentarios destacan a figuras como Ronaldo.
Paradójicamente, en Cuba se transmiten más juegos de la liga española que de la MLB, donde realmente brillan los cubanos. La falta de estos partidos en la televisión local empuja a muchos a seguir a los mejores equipos europeos para ver estrellas en acción.
Denilson Pino, un acomodador de estadio de 23 años, no duda cuando le preguntan si prefiere a Cristiano Ronaldo o a un campeón como Gurriel. Su respuesta refleja la elección de muchos jóvenes cubanos: se han rendido ante el atractivo global del fútbol.
En una isla donde la identidad estuvo estrechamente ligada al béisbol, estos cambios evidencian una sociedad en evolución. La crisis económica, las políticas de transmisión y la emigración de peloteros han contribuido a este giro. El ascenso del fútbol continúa. Incluso los fanáticos más tradicionales sienten la atracción de los partidos de alto nivel del Real Madrid o el ataque imparable del Barcelona.
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El debate sobre el “deporte supremo” en Cuba se reduce a la edad. El béisbol sigue siendo un símbolo de “orgullo nacional”, “espíritu revolucionario” y una rica tradición cultural. Pero en las calles cubanas, donde los jóvenes juegan fútbol en lugar de practicar lanzamientos, el futuro parece inclinarse hacia pases precisos en lugar de innings meticulosos. El marcador indica que un nuevo campeón está surgiendo.