Firmó con el Villarreal de España, pero su premio es superar una trágica historia
Tras estar a punto de perder su pie derecho, el futbolista español Santiago Cazorla retorna a la liga de su país para reforzar al Villareal.
Hay historias que se cuentan y no se creen, y el calvario vivido durante los últimos cinco años por el futbolista español Santiago Carzola ratifica dicha premisa. No obstante, como muchos relatos complejos de sudor y lágrimas, este también logró tener un final feliz. Ahora, con 33 años, el mediocampista está recuperado y listo para asumir con el Villarreal, el club de sus amores, la presente temporada del fútbol español.
Pero ¿qué fue lo que tuvo que padecer Carzola estos últimos tiempos? y ¿puede ser considerado este como uno de los retornos más importantes en la historia del deporte contemporáneo? A continuación, LatinAmerican Post detalla parte de lo sucedido para entender la magnitud de la fuerza que hay dentro de un ser humano por volver a hacer lo que tanto le apasiona.
Según cuenta el portal especializado Goal.com, la lesión del 'Mago' Cazorla se rastrea desde el 2013 mientras jugaba un partido amistoso con la Selección de España ante Chile, el 10 de septiembre. Un golpe en el talón derecho derivó en una fisura en el hueso.
Pese a la lesión, una rápida recuperación lo llevó a volver a jugar en menos de seis semanas. Así se mantuvo activo durante el resto de la temporada 2013-14, pero pese a las 46 apariciones en todas las competiciones y al haberse ganado un nuevo contrato, nadie sabe que jugó bajo dolor. "Si entraba en calor podía jugar. Pero ni bien me enfriaba, se me caían las lágrimas", confesó Santiago en aquel momento a Goal.com.
El apogeo de su tormento
Luego de ello, en diciembre del 2015, Cazorla sufrió una rotura del ligamento externo de la rodilla izquierda. Aunque la cirugía resolvió eso, el tiempo fuera de las canchas le empeoró la herida en el talón.
Tal como relata Goal, el jugador volvió de la cirugía en la rodilla tras cinco meses de ausencia. Sin embargo, poco tiempo después, tuvo que ser operado del talón de Aquiles. Fue un procedimiento de rutina, pero cuando a Cazorla le sacaron los puntos, la herida se volvía a abrir, una y otra vez. Terminó el ciclo con ocho operaciones para evitar que se reabriera la herida, que sufriera algunas infecciones y hasta gangrena.
La infección carcomió ocho centímetros del talón de Aquiles, y hasta hubo riesgo de amputación. Gracias a los antibióticos, no pasó a mayores, no obstante, cuenta El País.com de España, que el médico inglés que lo operó se rindió ante la lesión del pie derecho de Santi y concluyó diciéndole: “si vuelves a caminar por el jardín con tu hijo, date por satisfecho”.
Una solución "divina"
Cuando todo parecía perdido y tras varios regresos al quirófano, el futbolista con el apoyo total de su familia, se fue a Vitoria, España, a buscar al doctor Mikel Sánchez. Quien encontró varias bacterias que habían carcomido ocho centímetros del tendón de Aquiles. En ese momento y tras muchos antibióticos que acabaron con las bacterias, Sánchez le reconstruyó el tendón con tejido semitendinoso extraído del muslo y se lo envió a Juan Carlos Herranz, un reconocido fisioterapeuta que comenzó a trabajar en su recuperación en 2017.
Cuenta al País.com que Herrnaz cuando vio por primera vez en su clínica a Santiago “entró cojeando. Era un cojo. Estaba todo de pena. Tenía el pie que no sabía por dónde empezar, cómo hacer. Nuestro objetivo era que volviera a jugar y yo sabía que estaba jodido, pero nunca me puse en la tesitura de que no fuera a jugar. Si no, no habría aceptado tratarlo. A partir de allí, le dije que íbamos a ir por etapas, que el tobillo se fuera desinflamando, que caminara, corriera, saltara, pero para él todo lo que no fuera jugar era una derrota”.
Posteriormente, continúa el País.com, Cazorla se dedicó a su pie de manera sacerdotal. Dejó a su familia en Londres y se trasladó a un hotel cerca de la plaza Mayor de Salamanca para estar más cerca de la clínica. Más de un año después, tras infinidad de terapias de todo tipo, sucedió lo impensable. El jugador estaba nuevamente en el césped golpeando la pelota, recordando al médico que le dijo que no volvería a jugar fútbol.
Un final feliz
Recientemente el asturiano volvió al club que lo vio nacer, el Villareal de la Primera División de España. Tal como detalla el Periodicomeditarraneo.com, lo hace totalmente feliz, incluso sabiendo que ganará 500.000 euros esta temporada y un bono de 20.000 euros por partido, casi lo que gana un canterano. Lejos de los varios millones que cobraba en el Arsenal, pero saludable y con la fe intacta, regresa confiado en que volverá a exhibir la magia que tanto disfrutaron en sus inicios los fanáticos del submarino amarillo y el mundo.
LatinAmerican Post | Freddy González
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