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Israel Vázquez, un legado de coraje y grandeza

El mundo del boxeo lamenta la pérdida de Israel “El Magnífico” Vázquez, un excampeón mundial recordado por sus legendarias peleas y su valentía inquebrantable. Sus fanáticos honran su vida y logros, destacando un legado de determinación y habilidad en el cuadrilátero.

Una carrera de campeonatos y rivalidades

El nombre de Israel Vázquez está grabado en la historia del boxeo. Participó en 49 combates, conquistando los títulos supergallo de la IBF, el CMB y The Ring. Su récord de 44 victorias, 32 de ellas por nocaut, y solo cinco derrotas, es un testimonio de su resistencia. Pero su legado trasciende las cifras: refleja la pasión y determinación que llevó a cada pelea.

Su rivalidad con Rafael Márquez, que incluyó cuatro épicas peleas entre 2007 y 2010, marcó un capítulo inolvidable en el boxeo. Márquez ganó el primer y último enfrentamiento, mientras que Vázquez se alzó victorioso en el segundo y tercer combate, lo que le valió dos premios a la “Pelea del Año”.

El primer duelo en el ahora Dignity Health Sports Park fue un espectáculo. A pesar de las dificultades para respirar, Márquez logró un nocaut técnico en el séptimo asalto. Sin embargo, fue un intercambio intenso en el que Vázquez peleó con la nariz rota. Su entrenador, Freddie Roach, comentó: “Un peleador común habría abandonado, pero Israel siguió adelante porque eso es lo que era”.

En su segundo enfrentamiento en Hidalgo, Texas, Vázquez dio un giro impresionante, logrando un nocaut técnico en el sexto asalto. Esta pelea fue nombrada “Pelea del Año”, inmortalizando la rivalidad.

La pelea que trascendió el cuadrilátero

La tercera entrega, realizada en Carson, California, alcanzó un estatus casi legendario. Una vez más galardonada como “Pelea del Año”, terminó con una victoria por decisión dividida para Vázquez. Un derribo significativo en el último asalto selló su triunfo. Gary Shaw, promotor de Márquez, expresó: “Si pudiera, promocionaría peleas entre estos dos para siempre”.

El cuarto y último combate, en el Staples Center, tuvo un peso ominoso. Vázquez entró al ring ya lidiando con un desprendimiento de retina tras su tercer enfrentamiento. A pesar de las adversidades, peleó con la misma valentía que definió su carrera. Márquez ganó con un nocaut técnico en el tercer asalto, marcando el final de la carrera de Vázquez y el inicio de un nuevo capítulo lleno de retos físicos y de salud.

El impacto de esta rivalidad fue más allá del ring. Su lesión ocular se agravó con el tiempo, llevándolo a perder un ojo en 2014. A pesar de estos desafíos, Vázquez siguió siendo admirado. Se reinventó como comentarista en español, permaneciendo cerca del deporte que amaba.

El guerrero humilde fuera del ring

Fuera del cuadrilátero, Vázquez era conocido por su humildad y calidez. Fue un esposo devoto de Laura y un padre amoroso. Su apodo, “El Magnífico”, no solo describía su desempeño en el ring, sino también su carácter y la conexión que tenía con los fanáticos, colegas y el mundo del boxeo.

A pesar de los problemas económicos y de salud en sus últimos años, su espíritu de lucha nunca decayó. Recientemente, se lanzó una campaña de GoFundMe liderada por Óscar Valdez y Top Rank para apoyarlo a él y a su familia tras ser diagnosticado con cáncer, un anuncio que llegó semanas antes de su muerte a los 46 años.

Tras su fallecimiento, las tributos no tardaron en llegar. Freddie Roach lo llamó “uno de los mejores con los que tuve el privilegio de trabajar”, mientras que Mauricio Sulaimán, presidente del CMB, escribió: “Gracias, Israel, por tantos grandes recuerdos dentro y fuera del ring. Ahora eres eterno. Descansa en paz”. Estas palabras, junto con el apoyo de la comunidad boxística, reflejan el profundo impacto de Vázquez en el deporte y en quienes lo conocieron.

Un legado que perdura

La memoria de Israel Vázquez vive a través de su esposa Laura y sus hijos, quienes lo apoyaron en los altibajos de su vida. Su legado trasciende a su familia, recordado como un símbolo de valentía y habilidad en el boxeo.

Sus combates con Márquez son revisados como clases maestras de resistencia y destreza, mientras que sus contribuciones como comentarista lo mantuvieron cerca del deporte.

En el próximo evento en Carson, California—donde vivió algunos de sus momentos más memorables—quizás la multitud lo honre con un conteo ceremonial de diez segundos. Sería un tributo adecuado para un campeón cuya vida y carrera ejemplificaron lo que significa ser un verdadero luchador.

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Descansa en paz, campeón. Tu legado es eterno.

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