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El Arte Colombiano Abraza la Sabiduría Ancestral de la Hoja de Coca

Las celebraciones de las antiguas tradiciones de Colombia revelan más sobre el fuerte valor cultural y de salud de la hoja de coca. A través de exposiciones de arte moderno y nuevas charlas, los curadores y artistas trabajan para terminar con la visión negativa de la coca mientras muestran respeto por sus raíces nativas.

Repensando una Planta Colonizada

La planta de coca está ampliamente malinterpretada. Aunque contiene diversos nutrientes minerales, aceites y compuestos farmacológicamente activos, el componente más notorio de la coca—la cocaína—ha opacado su valor más amplio durante siglos. En las regiones andinas, las hojas de coca tradicionalmente se mastican o se preparan en infusión para aliviar el hambre, la fatiga y el mal de altura. Los pueblos indígenas la consideran sagrada y vital para su bienestar, pero en muchas regiones, la coca tiene una mala reputación debido a sus vínculos ilegales.

En Colombia, los grupos creativos ahora trabajan para cambiar estas percepciones. Destacan el papel espiritual de la coca, enfatizan su uso comunitario y desafían las viejas ideas negativas. Dos exposiciones destacadas, “Mambear: visiones de la coca” y “Arte vivo: Amazonas”, combinan atrevidas obras de arte, conocimientos ancestrales y enfoques contemporáneos. Juntas, iluminan cómo las perspectivas indígenas sobre la coca pueden generar conversaciones críticas sobre la ecología, el patrimonio y la libertad creativa.

En el núcleo de estas exposiciones hay un objetivo compartido: desafiar la idea arraigada de que la coca es simplemente una puerta de entrada al narcotráfico. Los artistas y organizadores señalan que las hojas de coca han sido una parte integral de la vida indígena andina durante milenios, valoradas como un estimulante suave, herramienta de unión social, remedio medicinal y elemento sagrado en rituales. Solo cuando los científicos en laboratorios extranjeros extrajeron y sintetizaron la cocaína, la coca se convirtió en un arma para los mercados ilegales y se vio envuelta en controversias globales.

Esta perspectiva subyace a un creciente llamado a “descolonizar” la coca. Según los artistas involucrados, la demonización de la coca proviene en parte de influencias externas, cuya principal interacción con la planta ha sido a través de su derivado narcótico. En contraste, las culturas indígenas, desde las comunidades amazónicas de Colombia hasta las tierras altas andinas, siempre han abordado la coca de manera holística. La muelen, tuestan y mastican como “mambe”, un polvo concentrado, consumiéndolo durante reuniones comunitarias que dependen del diálogo y la narración oral.

Para muchos participantes en “Mambear: visiones de la coca”, la estigmatización de la planta impide que cumpla con su verdadero propósito: un recurso valioso tanto para individuos como para sociedades. Argumentan que la coca puede y debe regresar a su lugar legítimo en las economías locales, prácticas culturales y expresiones artísticas. Varias obras de arte resaltan esta idea, utilizando documentación fotográfica de la preparación del mambe, instalaciones de video que capturan ceremonias espirituales o experiencias interactivas que invitan a los espectadores a reflexionar sobre la complejidad de la coca.

Al mismo tiempo, “Arte vivo: Amazonas” demuestra que el trabajo nativo no solo utiliza coca, sino también otras plantas sagradas como la marihuana para crear colores claros y formas sencillas. La artesanía incluye estas plantas al hacer telas o pintar superficies; su función va más allá del simple disfrute o tratamiento. En cambio, constituyen sistemas de conocimiento vivos—repositorios de sabiduría tradicional aprovechados para la curación, la creatividad y la identidad comunal.

El Arte Reimaginado como Puente Cultural

A través de estas exposiciones, el arte contemporáneo se convierte en un conducto entre las tradiciones indígenas y los públicos más amplios. La región amazónica de Colombia tiene muchas plantas y animales, una larga historia de trabajo artesanal y juega un papel importante. Las piezas van desde telas detalladas que muestran la vida vegetal o formas de animales hasta exhibiciones modernas que muestran el valor sagrado y natural de la coca. Los artesanos combinan métodos tradicionales con estilos modernos. Muestran un punto simple: las tradiciones pueden cambiar sin perder su significado; las nuevas ideas crecen cuando las voces locales se unen.

Otra parte importante es el trabajo entre los creadores locales, los artistas contemporáneos y las oficinas culturales. Este esfuerzo conjunto hace que las personas cuestionen la separación de “arte” de “oficio” mientras muestran que las costumbres toman muchas formas. Algunos creadores optan por nuevos materiales, como hilos metálicos o plástico reciclado. Los combinan con diseños clásicos. Otros creadores cosen tapices que utilizan tinte de hojas de coca para crear un tono verde. Cada obra refleja una mezcla de viejos métodos y nuevas ideas.

Las exposiciones también permiten a los visitantes poner a prueba sus propias creencias. Muchas personas de otros lugares pueden rechazar inicialmente las obras de coca debido a ideas desactualizadas. Sin embargo, al observar más de cerca, descubren piezas que resuenan con temas universales de resiliencia, conexión con la tierra y patrimonio cultural. Al ampliar estos horizontes artísticos, los organizadores esperan desmantelar las barreras culturales y construir respeto mutuo entre las comunidades que tradicionalmente cultivan la coca y los públicos globales que pueden conocerla solo a través del sensacionalismo mediático.

Abrazando el Conocimiento Ancestral para una Nueva Era

La forma en que la coca es criticada en Colombia refleja las dificultades más amplias que enfrentan los pueblos nativos. Las estrictas leyes y el sesgo social, además de una historia de negligencia, han bloqueado a los grupos de usar o transmitir sus conocimientos antiguos. Sin embargo, muchos artistas, antropólogos y activistas están decididos a reclamar el lugar de la planta en la sociedad. Apoyan cambios en la ley que permitan el uso seguro y controlado de la coca. Piden más estudios sobre sus posibles beneficios para la salud mientras establecen canales para que los pueblos indígenas influyan en la conversación sobre el cuidado de la naturaleza.

En este contexto, el énfasis en los rituales de “mambe” dice mucho. En lugar de ignorar las complejidades del narcotráfico, estos rituales reorientan el papel de la coca en un entorno comunal y reflexivo. El acto de masticar mambe es integral a lo que a veces se llama “el ritual de las palabras dulces”, donde los participantes mantienen conversaciones profundas que transmiten historias ancestrales y valores comunales. Lejos del mundo sensacionalizado de los carteles de droga, estas reuniones presentan la coca como un puente entre generaciones.

Para ampliar la conciencia, el equipo curatorial colabora con directores de cine, antropólogos visuales y comunidades locales para grabar y compartir estas tradiciones. Los documentales destacan el proceso lento y deliberado de preparar el mambe—desde la cosecha de las hojas hasta su tostado a baja temperatura—contrastando bruscamente con los procedimientos apresurados y clandestinos de la industria ilícita de narcóticos. El público obtiene una visión de cómo las prácticas sostenibles y culturalmente sensibles pueden florecer cuando están empoderadas por la protección legal y la aceptación social.

En el futuro, los defensores piensan que devolver a la coca como una planta respetada puede convertirla en un signo de fortaleza, astucia y diversidad colombiana. Mencionan áreas de nuevas ideas donde la harina de coca se usa en productos horneados o se agrega a suplementos alimenticios, señalando que un cambio en el pensamiento público sigue siendo clave para que estos planes tengan éxito. Al seguir destacando las muchas virtudes de la hoja—nutricionales, medicinales y espirituales—la coca podría eventualmente despojarse de su imagen injusta y servir como un faro de identidad cultural.

Las exposiciones “Mambear: visiones de la coca” y “Arte vivo: Amazonas” funcionan así como catalizadores, abriendo nuevas conversaciones sobre el papel de la coca en el arte y la sociedad. Muestran que un entendimiento más completo de la planta proviene al honrar a los pueblos nativos que la cuidaron durante muchos años. Al unir viejas costumbres con nuevas formas, estas obras empujan a los espectadores a repensar las diferencias entre “legal” versus “ilegal”, “moral” versus “inmoral”, o “moderno” versus “antiguo”. Al final, muestran cómo el arte elimina los límites mientras honra un conocimiento que abarca edades. Al resaltar la valiosa historia de la coca colombiana, los expertos arrojan luz sobre un camino hacia un futuro donde la sabiduría ancestral se encuentra con el trabajo creativo de hoy con respeto.

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*Trudy Pizano es curadora de LatamArt.com, combinando su formación en historia del arte, administración del arte y marketing para dirigir colecciones y dar forma a exposiciones. Como curadora con raíces en América Latina, descubre artistas emergentes. Sus estudios cierran la brecha entre la sociedad actual y las tradiciones latinoamericanas, lo que la ayuda a seleccionar creadores cuyo trabajo refleja temas sociales significativos.

LatamArt.com promueve la apreciación del arte moderno y contemporáneo de América Latina. A través de exposiciones y educación, la plataforma da espacio a artistas de numerosos países de la región. El sitio web reúne creadores y espectadores para examinar las expresiones culturales de sus tiempos.

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