México: ser mujer y ser futbolista ahora es una posibilidad real
A partir de este verano hay aire de renovación con la creación de la Liga MX Femenil
En este naciente torneo, experimentadas seleccionadas mexicanas, como Mónica Ocampo, que en 2006 estuvo considerada entre las 20 mejores jugadoras del orbe, han conseguido un sueño que en algún momento les parecía imposible: jugar profesionalmente en su propio país. Ocampo Medina hace parte del club Pachuca, con el que ya se coronó campeona, y también de goleo con seis anotaciones, en la primera Copa femenil disputada hace un par de meses.
El dominio de las Tuzas fue abrumador. Sus triunfos en fase de grupos parecieron parciales de un partido de tenis: 6-1, 6-2 y 6-1 sobre Chivas, Morelia y Toluca, respectivamente. En la final también arrasó, con un resultado de 9-1 frente al equipo Xolos de Tijuana, con todo y que esta institución cuenta con un sistema organizado de categorías femeniles.
Esas diferencias entre las escuadras femeniles siguen manifestándose ahora en la Liga MX femenil, estrenada el pasado mes de julio, en la que Pachuca, América, dirigido por Leonardo Cuéllar, quien hasta hace algunos meses parecía eterno seleccionador femenil, Tigres y Monterrey imponen su superioridad ante equipos que fueron armados al vapor, como Cruz Azul.
Hace algunos días Mónica Ocampo y Marion Reimers, periodista de Fox Sports, me comentaban que es cuestión de tiempo para que la Liga Femenil en México crezca en competitividad, pero también en equidad. Ambos personajes hicieron referencia a las condiciones bajo las cuales juegan las futbolistas profesionales. En primer lugar, el sueldo: durante el torneo de copa, Gustavo Leal, técnico de las Rayadas, me dijo que existía un tope salarial del equivalente a $170 dólares al mes, cantidad que resulta irrisoria. Consulté a jugadoras de otros clubes y a otros técnicos y técnicas, pero nadie me confirmó o desmintió esa cantidad, aunque sí me aseguraron que el sueldo estaba muy por debajo de lo que gozan los varones.
Otra injusticia es que las futbolistas profesionales se trasladan en autobús sin importar que viajen desde Tijuana, Torreón o Monterrey hasta Ciudad de México. Por el contrario, los equipos varoniles hacen sus viajes en avión. Además, hay poca difusión en los medios: apenas el pasado 28 de agosto se transmitió por primera vez en televisión un partido de la Liga MX Femenil, aunque fue por Fox Sports, un canal de televisión de paga.
La periodista Reimers me preguntó: “En la revista para la que trabajas ¿cuántas páginas le dedican al fútbol femenil?”. Mi respuesta fue: “ninguna, aunque estamos haciendo artículos paulatinamente “. La respuesta no la dejó satisfecha: “falta más discusión”, replicó. Luego, añadió: “También hay pocos patrocinios en la Liga MX Femenil, nada que ver con el futbol varonil”. A eso hay que añadirle que no todos los clubes femeniles cuentan con instalaciones propias de primer nivel para entrenar.
Según Ocampo y Reimers, lo importante es que la semilla del fútbol femenil en México se ha sembrado. Ahora requerirá de tiempo para que germine y florezca. Poco a poco deberán atenderse las situaciones de inequidad en comparación al futbol varonil. Hay calidad en las futbolistas, los juegos que se pueden presenciar en las canchas son de buen nivel y aunque la mayoría de los directores técnicos son varones, también hay directoras técnicas muy capaces. De hecho, la final copera fue disputada por dos féminas: Eva Espejo, por Pachuca, y Andrea Rodebaugh, por el equipo femenil de Xolos. La primera, con quien platiqué, cuenta con una amplia preparación, que incluye hasta coaching deportivo.
Ahora depende de que los directivos del futbol mexicano se pongan las pilas para que este fútbol femenil prospere, pero también de que los clubes que arrancaron con letargo en esta nueva aventura, se pongan al corriente. Esto beneficia a la selección mexicana femenil, que cuando ha calificado a Mundiales se ha quedado en primeras fases. También en beneficio de las mujeres mexicanas, quienes si son amantes de este deporte, ya pueden ilusionarse en ser jugadoras profesionales. Pero sobre todo en beneficio de una sociedad mexicana que daría un paso, aunque pequeño, hacia una cultura de mayor equidad, pues hace apenas unos meses atrás, dedicarse profesionalmente al futbol en una liga local era aspiración exclusiva para los varones.
Latin American Post | Guillermo Gustavo Vite García
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