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Inteligencia Artificial y salud: ¿Herramienta salvadora o espada de doble filo?

La Inteligencia Artificial (IA) está revolucionando el campo científico y médico, particularmente en el descubrimiento de fármacos y en investigaciones.

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LatinAmerican Post | Jorge F. Vuelvas Lomeli

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La Inteligencia Artificial (IA) se está convirtiendo en un instrumento revolucionario en el campo científico y médico, especialmente en el descubrimiento de fármacos. Un ejemplo es el reciente estudio en la revista Nature Chemical Biology, donde se narra cómo la IA ha jugado un papel vital en el hallazgo de un nuevo antibiótico para combatir Acinetobacter baumannii, una bacteria conocida por su resistencia a los medicamentos. Este artículo explora el papel de esta tecnología en el desarrollo de nuevos medicamentos, su evolución y aplicaciones actuales en la medicina. Asimismo, los riesgos y consideraciones éticas que trae, y cómo podemos prepararnos para su futuro.

La aplicación de la Inteligencia Artificial para identificar y desarrollar nuevos fármacos marca un cambio espectacular en este campo. En lugar de depender completamente de los métodos convencionales de descubrimiento de medicamentos, basados en ensayo y error, este enfoque utiliza algoritmos avanzados capaces de analizar, filtrar y clasificar compuestos químicos de manera eficiente.

Esta metodología cobra especial relevancia frente a la creciente resistencia a los antibióticos. La evolución de bacterias resistentes a los medicamentos es un problema mundial y la IA, con su capacidad para descubrir nuevos compuestos y terapias, se presenta como una valiosa aliada. Gracias a su habilidad para analizar grandes conjuntos de datos y proporcionar hallazgos significativos, la IA se muestra prometedora para el futuro de la medicina.

La IA también puede ser útil en el desarrollo y prueba de fármacos, modelando las interacciones entre los compuestos y sus blancos biológicos y anticipando posibles efectos secundarios. Esto puede ayudar a optimizar el proceso de desarrollo de fármacos y garantizar que sean seguros y efectivos.

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Evolución y aplicaciones actuales

Desde su origen, IA ha avanzado de forma significativa en la medicina. En los años 60, esta tecnología se aplicaba rudimentariamente en sistemas expertos como MYCIN, que usaban reglas heurísticas para diagnosticar enfermedades infecciosas. No obstante, su limitación residía en la incapacidad para aprender de nuevos datos y situaciones.

Con la incorporación del aprendizaje automático, la IA comenzó a tener una mayor presencia en la medicina. Los algoritmos de aprendizaje automático, capaces de aprender de los datos y mejorar con el tiempo, son especialmente valiosos en campos con datos vastos y complejos como la medicina.

La Inteligencia Artificial se aplica en variados contextos médicos, desde la interpretación de imágenes hasta el apoyo en diagnósticos y tratamientos. Por ejemplo, en el análisis de imágenes médicas, algoritmos avanzados identifican patrones y anomalías en radiografías y resonancias magnéticas que pueden indicar enfermedades específicas, permitiendo una detección temprana y precisa.

En diagnóstico y tratamiento, sistemas basados en Inteligencia artificial procesan grandes cantidades de datos de pacientes, asistiendo a los médicos en sus decisiones. Estos sistemas pueden sugerir tratamientos con base en las últimas evidencias y características individuales del paciente.

Más recientemente, ha surgido la IA generativa text-text, utilizada en chatbots de salud que interactúan con los pacientes, responden a sus preguntas y ofrecen recomendaciones basadas en sus síntomas.

Riesgos y consideraciones éticas

La Inteligencia Aritficial en medicina presenta tanto ventajas como riesgos y cuestiones éticas. Un riesgo es la excesiva confianza en estas tecnologías, lo que podría llevar a una dependencia excesiva de la IA por parte de los profesionales de la salud, afectando la calidad de la atención médica.

Otra preocupación es el potencial de diagnósticos o tratamientos incorrectos derivados de algoritmos basados en información no fiable o datos sesgados. Esto resalta la necesidad de supervisión por profesionales de la salud.

En el aspecto ético, el sesgo en los algoritmos, ya sea inadvertido o intencional, puede dar lugar a resultados perjudiciales. Es vital identificar y eliminar estos sesgos. Además, la privacidad y confidencialidad de los datos de salud son preocupaciones significativas, haciendo necesario el manejo seguro de estos datos.

Finalmente, los marcos legales deben mantenerse al día con los avances de la IA en salud. Organizaciones como la OMS están trabajando en estándares y principios rectores para su uso seguro y ético, buscando beneficiar a los pacientes y a la sociedad.

¿Qué nos depara el futuro?

Mirando al futuro, se espera que la IA tenga un impacto aún mayor en el ámbito de la salud, con la posibilidad de transformar el diagnóstico, el pronóstico, el tratamiento y la monitorización de enfermedades. Sin embargo, este camino hacia la nueva era digital en medicina viene con su conjunto de desafíos que deben abordarse de manera cuidadosa y efectiva. Entre ellos se incluyen:

  • Educación y formación continua: El papel de la Inteligencia Artificial en la medicina está evolucionando rápidamente, lo que hace necesaria una formación continua tanto para los futuros médicos como para los profesionales en activo. El objetivo es desarrollar una comprensión sólida de la IA, sus potencialidades y limitaciones, para poder utilizar estas herramientas de manera segura y eficiente.

  • Transparencia y explicabilidad: Para que los profesionales médicos confíen y utilicen de manera eficaz las herramientas de IA, es crucial que los algoritmos utilizados sean transparentes y comprensibles. Deben entender cómo funcionan estos sistemas, cuáles son sus fuentes de información y cómo se garantiza la seguridad de los datos.

  • Marco regulatorio robusto: Con la proliferación de la IA en medicina, se necesita un marco regulatorio sólido que proteja la privacidad del paciente, evite el sesgo y la discriminación y garantice que las tecnologías se utilizan de manera ética.

  • Participación intersectorial: La medicina no puede afrontar sola los desafíos que plantea la IA. Es esencial una estrecha colaboración con otros sectores, incluyendo la educación, las políticas gubernamentales, los reguladores y otros actores clave en la sociedad.

  • Enfoque centrado en el paciente: Por encima de todo, es vital que el desarrollo y uso de la IA en medicina se haga con el paciente en el centro. Esto implica respetar los derechos del paciente, incluyendo el derecho a la información, el consentimiento informado y la privacidad de los datos.

Las organizaciones de salud pública, como la Organización Panamericana de la Salud, están colaborando con diferentes ministerios para abordar estos desafíos. Si bien el camino es complejo, con una adecuada planificación y un enfoque centrado en el paciente, la IA tiene un enorme potencial para mejorar la atención médica y la salud pública a nivel global.

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