¿Por qué la Fórmula 1 suramericana no puede alcanzar su máxima gloria?
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Apellidos como Montoya, Barrichello y Gutiérrez son reconocidos en el gremio por su gran talento y por sus desdichas
Los corredores de Fórmula 1 latinoamericanos se destacan por tener dos características esenciales. La primera, gozar de un talento sobresaliente combinado con una agresividad poco vista en europeos. La segunda, hacer parte del grupo selecto de pilotos que parecen sacados de la Divina Comedia versión América Latina.
Algunos dirán que Juan Pablo Montoya corrió en la mejor versión de la escudería Williams que le permitió podios y victorias épicas como aquel Interlagos de 2004. Lo que no ven es que, como todos los pilotos de esta parte del continente, sufre de la tragedia latinoamericana. Siempre estuvo a la sombra de un Ferrari indomable, que, por cierto, contaba con otro latinoamericano, Barrichello, que, a su vez, sufría su propia desdicha al no poder optar por el título teniendo el mejor auto para competir.
La tragedia se manifiesta de distintas formas. Algunos se encuentran en la élite, pero son segundos pilotos como Massa y Barrichello. Otros tantos hacen lo que pueden con carros de prestaciones altas, pero no para ganar títulos como el caso de Montoya en Williams y McLaren-Mercedes. Por otro lado, está aquel grupo de pilotos latinoamericanos que cuentan con el ADN automovilístico propio de esta parte del continente, pero que no cuentan con el soporte de un bólido con prestaciones o el apoyo de una escudería de nivel.
Ejemplos más recientes muestran a Pastor Maldonado como el piloto más arriesgado y agresivo de la Fórmula 1, con un Williams que no era ni la sombra de aquél del comienzo de siglo. Otro caso, fue Esteban Gutiérrez, a quien su brillante paso por la Fórmula BMW Europa solo le alcanzó para llegar a Sauber en la gran carpa; su máximo logro fue ser piloto de pruebas de Ferrari.
Todo lo anterior solo son antecedentes de una tragedia que aún continúa. Tal vez el piloto más talentoso y consistente es Sergio Pérez. Recuerda a Fernando Alonso, quien tiene su propia desdicha a pesar de ser bicampeón. Son corredores que tienen unanimidad en su talento, lo cual les permite tener las puertas abiertas de cualquier escudería. “Checo” podría estar piloteando cualquier automóvil. Sin embargo, es un reflejo de Latinoamérica en la división máxima del automovilismo. Sauber, McLaren y Force India han sido sus empleadores.
El primero recuerda a aquella escudería Jaguar del año 2001 que batallaba para mantenerse en el campeonato; el segundo es todo un histórico de la Fórmula 1, que para el 2013 presenciaba un desgaste notorio en su relación con Mercedes, lo que desembocó en su propia infelicidad japonesa que actualmente se evidencia; por último, Force India se asemeja a ese selecto grupo de equipos con toda la intención, el presupuesto y la investigación, pero que no cuentan con los resultados. Si se hiciera una analogía con el fútbol, se podría hablar entonces de que Sergio Pérez se encuentra en el Arsenal de Inglaterra.
La tragedia latinoamericana surge por múltiples fuentes. No obstante, Sergio Pérez puede ser aquella coyuntura crítica necesaria para alterar el orden de los hábitos de la Fórmula 1. Ahora mismo, “Checo” tiene la oportunidad de abrir la llave del triunfo a la gran cantidad de pilotos que siguen esperando (Gustavo Yacamán, Sebastián Saavedra, Marcos Siebert, Pipo Derani), quienes no gozan de un apellido como Verstappen o Villenueve.
Latin American Post | Diego Prado Gómez
Copy edited by Susana Cicchetto