River y Marcelo Gallardo ¿señales de un ciclo desgastado?
El club ‘millonario’, el más importante de Argentina, junto con Boca Juniors, atraviesa una larga crisis de resultados que ponen en la palestra la duda sobre si el tiempo del recordado ex jugador en el banquillo blanquirrojo ya debe terminar
Foto: Flickr-Medios Públicos EP
LatinAmerican Post | Onofre Zambrano
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Ocho años acumula Marcelo “Muñeco” Gallardo como director técnico de River Plate. Fue en 2014 cuando Gallardo asumió el cargo, en sustitución de Ramón Díaz, sin imaginar quizás que llevaría al club ‘millonario’ a uno de los ciclos más gloriosos de su historia, sumando 773 puntos en 414 encuentros con 221 triunfos, válidos para obtener dos títulos de Copa Libertadores, un título de Liga y tres Copas Argentina, entre otros.
En el fútbol de hoy, en el que privan los resultados sobre los procesos en el que hay pocos ejemplos de continuidad, salvo el de Diego ‘Cholo’ Simeone en el Atlético de Madrid, lo de Gallardo es muy destacado. Sin embargo, la historia muestra que, normalmente, los clubes con una generación ganadora comienzan a descender en su rendimiento una vez han tocado techo. Ese pudiera ser el caso de este River Plate.
En la derrota hace unos días en el Clásico de Argentina ante su archirrival Boca Juniors dejó una pobre imagen en la generación de juego. En consecuencia, las alarmas se dispararon ante dejar de ser el gran candidato continental -tomando en cuenta el poderío de los brasileños- y que en el ámbito local ya no suma victorias con frecuencia.
Desde que Marcelo asumió al frente de River, solo una vez le había tocado presenciar el festejo del local en La Bombonera. Fue en 2015 cuando su elenco cayó ante el de Rodolfo Arruabarrena con goles de Pablo Pérez y Cristian Pavón.
El “Muñeco” es más que un técnico
Para quienes están fuera del club, luce obvio que el ciclo del estratega bonaerense ya dio lo que tenía que dar, pero para el entorno ‘millonario’ es mucho más difícil verlo de esa manera. El equipo ha creado un vínculo afectivo con Gallardo, producto de sus positivos resultados a lo largo de casi una década y de su tiempo como jugador, en el que fue un referente.
Un dato extraño rodea al ciclo de Marcelo y es que no fue sino en su sexto año, 2021, en el que pudo quedarse con el título de liga, único hasta ahora. El 2022 parece marcar una clara involución en el funcionamiento del conjunto tras quedar eliminado apenas en octavos de final de la Copa Libertadores. Aparte de eso, en el torneo doméstico es octavo, lejos de lo acostumbrado.
Desde 2019, justo después de perder en Lima la final de Copa Libertadores ante Flamengo por 2-1, se habla del término del ciclo de Gallardo. Pero el estratega, que ha sido ubicado en diferentes clubes de México y Europa, se ha mantenido fiel a la causa millonaria, donde es bien pagado.
No parece ser un vínculo fácil de romper y eso es porque la piedra fundamental sobre la que construyó su figura tiene que ver con las tres victorias sobre Boca en los cruces por copas internacionales. El “Muñeco” acumula 21 títulos con la banda roja, 8 como futbolista y 13 como DT.
Renovación, pero en un mercado flojo
El mercado de fichajes no ha sido el más positivo para River Plate en el invierno, pues vieron marchar a Brian Romero, uno de sus atacantes más efectivos. No pudieron concretar la firma del internacional uruguayo Luis Suárez, quien prefirió jugar este semestre con el Nacional de su país, mientras el chileno Juan Pablo Solari y el colombiano Miguel Ángel Borja, no han podido demostrar sus capacidades goleadoras.
Muchos atacantes y poco refuerzo de sus líneas media y defensiva, en la que, por ejemplo, un veterano como Javier Pinola, de 39 años, sigue siendo referencia. Otros nombres de relevancia como Juan Fernando Quintero y Enzo Pérez no están en su mejor nivel. Gallardo tiene poco que ver con estos movimientos, pero lo cierto es que la nueva directiva confía en él para que revierta la situación.
El líder de esta nueva dirigencia, su presidente Jorge Brito, renovó por un año el contrato de Gallardo y la lógica indica que el mismo finaliza en diciembre. Quizá solo sean tres meses de oportunidad para que River recupere aquel funcionamiento que tuvo entre 2015 y 2018, que le permitió ser el mejor equipo del continente.
Un ciclo avalado en números
Bajo el mando del ‘Muñeco’, el conjunto de Núñez disputó 213 partidos por el torneo local, ganando 108, empatando 59 y perdiendo solo 46, para un total de 379 puntos. Durante el Torneo de Liga de 2021, acumuló 18 fechas invictas, racha que inició en la jornada 5 ante Godoy Cruz y se extendió hasta la 24 ante Defensa y Justicia, una cadena clave para la obtención del logro.
Aquella racha invicta incluyó ocho victorias consecutivas, quedando a las puertas de igualar la mejor cadena histórica del club, que es de 9 triunfos al hilo y que se gestó en 1975 bajo la dirección de Ángel Labruna, quien les otorgó en ese momento, el primer gallardete doméstico luego de 18 temporadas.
En cuanto a la copas, Gallardo coleccionó registro de 110 victorias, 51 pactos y 36 reveses en sus primeros 197 compromisos. El total del entrenador bonaerense se desglosa en 414 partidos, 221 lauros, 110 pactos y 83 derrotas, para un total de 773 puntos y una efectividad del 65%.
En resumen, el ciclo de Gallardo cuenta con siete títulos Internacionales, que se distribuyen en dos Libertadores 2015 y 2018, una Sudamericana en 2014, tres Recopas Conmebol 2015, 2016 y 2019, y una Suruga Bank en 2015.
En el ámbito nacional son seis. Copa Argentina 2015-16, 2016-17 y 2018-19, Supercopa Argentina (la de 2017 que se disputó en 2018) y en 2019, y la Liga en 2021. El gran plus del ciclo fue haber superado a Boca en dos finales y en tres fases de eliminación directa, obteniendo el título en cuatro de esas cinco ocasiones.
Es el director técnico con más títulos en la historia de River y ha comandado el segundo período más largo de un entrenador en el blanquirrojo, por delante de Ángel Labruna, quien dirigió por espacio de 6 años y 7 meses. El pasado reciente acompaña a Gallardo si decide renovar un nuevo contrato, además, el cuerpo directivo confía en él y su relación con la afición sigue siendo óptima.