Cinco selecciones disputarán un cupo directo y el repechaje para el evento que conmueve a millones de espectadores y aficionados al fútbol

El próximo 5 y 10 de octubre se disputará el combo final, dos partidos, la fecha 17 y 18 de las Eliminatorias más difíciles del mundo. Brasil, primero  y ya clasificado; Uruguay, segundo; Colombia, tercera, estas dos últimas virtualmente con boletos para Rusia 2018. Tienen en potencia tres de los 4 cupos directos que la FIFA otorga a la CONMEBOL, asimismo, 1 cupo para competir el repechaje frente al ganador de la zona de Oceanía, los “All whites”, Nueva Zelanda.

Así es, los creadores del: “Brasil, decime que se siente” y “Chi, chi, chi, le, le, le viva Chile” son quienes están en peligro. Quizá no podremos escuchar en el máximo evento del fútbol mundial que se llevará a cabo en el país del Cáucaso y del vodka alguno de estos dos cánticos, o ninguno. Argentina y Chile, quinta y sexta, respectivamente, están en una situación muy compleja en términos futbolísticos. Suena extraño decir que estén en esta momento angustiante en lo deportivo ya que cuentan con planteles excelsos en virtudes técnicas, disposición táctica y talento.

Ecuador y Paraguay, octavo y séptimo respectivamente, tienen 20 y 21 puntos, correspondientemente, tan solo 2 y 3 puntos los separan de Chile y Argentina. Aunque, esa no es la mayor preocupación. Lo es la situación emocional del uno y el otro, como alguna vez lo dijo el ex seleccionador español Vicente del Bosque: “Un vestuario sano vale más que cien horas de táctica”. De ahí, la posición de Perú al cuarto lugar. Vamos a ser claros. Argentina, subcampeona del mundo, y dos veces subcampeona de la Copa América. Y Chile, campeón consecutivo de la Copa América, una de ellas la Copa centenario. Son credenciales suficientes que intrínsecamente nos dan a entender que esos jugadores pasan por un bache emocional que solo sucede en sus selecciones.

No hay que disminuir lo hecho por Ricardo Gareca en la selección de Perú, una selección que desde 1982 no va a un mundial. Pero, si se analiza uno versus uno los futbolistas-jugadores de Argentina y Perú, vamos a terminar diciendo en Perú, Paolo Guerrero. Por su parte en Chile, estaríamos hablando de Claudio Bravo, Isla, Medel, Marcelo Díaz, Arturo Vidal, Alexis Sánchez y Eduardo Vargas. Ni se diga en la selección Argentina, ni con los diez dedos de la mano alcanzaría

Agréguele, en la fecha 17, Chile enfrenta a un golpeado y con posibilidades Ecuador, que a pesar de haber perdido con Brasil en la fecha anterior no jugó mal y pudo haber sacado un empate de visitante. Y Argentina a Perú, un escalofriante partido que hace rememorar los fantasmas de aquel emocionante juego en el que, con una intensa lluvia, Martín Palermo logró convertir un gol trastabillándose en los minutos finales. Anotación para el empate gaucho que les dio la clasificación para el mundial de Sudáfrica 2010, con Diego Armando Maradona como DT, en el estadio Antonio Vespucio Liberti o Monumental de Nuñez.

En definitiva, el “bloqueo emocional” del cual Jorge Sampaoli habló después del partido frente a Venezuela. Asimismo, la “contaminación emocional” concepto emitido por un ex jugador de la selección Argentina, Abel Balbo. Son perspectivas que definen el ambiente en el seleccionado del sur del continente. De igual manera, sucede en Chile. El contagio que produjo lo sucedido con Arturo Vidal, el casino, las respuestas en redes sociales, la disputa con los medios y el pueblo chileno durante las fechas 15 y 16 fueron perjudiciales. Súmele, los puntos que les otorgaron de manera no transparente formaron una atmósfera innecesaria en los dirigidos por Juan Antonio Pizzi.

Latin American Post | Daniel Villamil Ramírez

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