Sorpresivamente, el Superclásico River-Boca de Argentina reúne a sus hinchas
Después de más de cinco años, los fanáticos de River Plate y Boca Juniors volvieron a compartir gradas en Córdoba, marcando un momento histórico de unidad en una de las rivalidades más intensas del fútbol.
Habían transcurrido cinco años, cuatro meses y doce días desde la última vez que hinchas de River Plate y Boca Juniors compartieron tribuna. Aquel día memorable fue en diciembre de 2018 en el Santiago Bernabéu de Madrid, durante la final más extraña e inolvidable de la historia de ambas aficiones. River Plate, bajo la dirección de su entrenador más célebre, Marcelo Gallardo, consiguió su cuarta Copa Libertadores contra su archirrival, Boca Juniors, en un estadio neutral, creando una atmósfera de puro éxtasis para sus aficionados y desesperación para sus adversarios.
Se prende la pasión: Vuelve el Superclásico
En Argentina, donde la pasión lo impregna todo –especialmente el fútbol– el choque River-Boca no es un derbi cualquiera; es el ‘Superclásico’. Los juegos son famosos por su intensa acción en el campo y los intensos enfrentamientos entre los fanáticos antes, durante y después de los partidos.
Durante los cuartos de final de la Copa de la Liga, esta intensa rivalidad se renovó un domingo en Córdoba, la segunda ciudad más poblada de Argentina. Fue un reencuentro muy esperado que completó la fiesta futbolística que garantiza un duelo River-Boca.
León y Paco, dos jóvenes hinchas de River de Buenos Aires, emprendieron un viaje de casi 10 horas en autobús para presenciar este hecho histórico. “Es la primera vez que vemos un partido con hinchas de River y de Boca presentes”, compartieron con Agencia EFE, expresando confianza en su equipo y pronosticando una victoria de River por 3-0, con goles esperados de Facundo Colidio y Claudio ‘Diablito’ Echeverri.
Agregaron: “El ambiente, la cultura, todo lo relacionado con este clásico es lo mejor para cualquier aficionado al fútbol en Argentina”.
Alfredo, jujeño y taxista en Córdoba desde hace más de una década, destacó la importancia del evento para la ciudad. “Vivir algo así en el estadio Kempes es hermoso”, remarcó, pronosticando la victoria de River por 2-1.
Desafortunadamente, la historia del fútbol en Argentina está empañada por la violencia de las ‘barras bravas’, lo que llevó a la prohibición de visitas de aficionados en 2013 tras la muerte de un seguidor de Lanús cerca del Estadio Único de La Plata. Este partido en Córdoba, por tanto, tuvo especial significado ya que supuso el regreso de ambas aficiones a las gradas, algo poco habitual en los últimos años.
Unidad en medio de la rivalidad: el optimismo de los fanáticos
Sergio y Valentina, hinchas de Boca que llegaron desde Mendoza, estaban encantados con la unión de ambas hinchadas. “Hacía mucho tiempo que esto no pasaba. Creemos que será un evento hermoso”, dijeron a la Agencia EFE, augurando confiados un triunfo de Boca por 2-0 con goles del delantero uruguayo Edinson Cavani.
A lo largo del fin de semana, especialmente el día del partido, el corazón de Córdoba se transformó. Los lugares emblemáticos de la ciudad, como la Iglesia del Sagrado Corazón y el Parque Las Heras-Elisa, fueron adornados con los colores de los equipos competidores: amarillo y azul para Boca, rojo y blanco para River. El ambiente era predominantemente alegre y pacífico, un sentimiento que el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia, esperaba transmitir con su mensaje: “Somos rivales, no enemigos”.
A medida que se acercaba la hora del partido, los fanáticos fueron gradualmente al estadio que lleva el nombre de Mario Alberto Kempes, la estrella de la selección argentina ganadora de la Copa Mundial de 1978. Las precauciones seguían vigentes, con los fanáticos de River entrando por una puerta y los fanáticos de Boca por otra, preparando el escenario para un apoyo apasionado a sus equipos.
Comenzaron los cánticos, recordando a cada equipo por qué su club era superior. Los fanáticos de Boca hicieron referencia al doloroso descenso de River en 2011, mientras que los fanáticos de River saborearon su triunfo en la Libertadores de 2018 sobre Boca, el Superclásico más significativo de todos los tiempos.
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Córdoba no sólo acogió un partido de fútbol; fue sede de una ‘Superfiesta’, una celebración del deporte, la unidad y el espíritu perdurable del fútbol argentino. Este juego fue más que solo unos cuartos de final; fue un testimonio del poder del deporte para unir a las personas, trascendiendo rivalidades históricas y animosidades pasadas. El reencuentro River-Boca en Córdoba es un rayo de esperanza para el futuro, que ilustra que incluso los rivales más feroces pueden unirse para celebrar su amor por el deporte rey.