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Tres verdades ocultas reveladas en Argentina durante el juicio por la muerte de Maradona

El juicio crucial sobre los últimos días de Diego Armando Maradona continúa. Revela una posible negligencia médica y plantea inquietantes interrogantes sobre la atención recibida por una de las figuras más emblemáticas del fútbol. Aunque aún no hay veredicto, han salido a la luz tres hallazgos fundamentales.

Patologías preexistentes y advertencias ignoradas

Diego Armando Maradona, un nombre venerado en Argentina e idolatrado en Italia —donde su legendaria etapa en Nápoles lo inmortalizó como una figura casi divina— sigue siendo un ícono mundial, incluso después de su muerte el 25 de noviembre de 2020. El tribunal intenta comprender los eventos que llevaron a la muerte del paciente. Este proceso se da en medio de un complicado caso legal. Siete trabajadores de la salud enfrentan una acusación de homicidio simple con dolo eventual. El juicio lleva más de un mes, sin una resolución final. Cada testigo, al igual que cada documento, ha sumado complejidad al caso. Y ahora esta historia inquieta a un mundo que ama el fútbol.

La cuestión es si estos profesionales sabían, o debían haber sabido, que el frágil estado de salud de Maradona requería atención urgente y especializada —una atención que quizás nunca recibió. El caso aborda temas centrales como la responsabilidad médica, los derechos del paciente y la vulnerabilidad de una figura pública cuya genialidad en el campo enmascaraba una serie de problemas de salud inminentes. A partir de lo revelado, tres aspectos clave definen el curso actual del juicio.

Lo más importante es la afirmación de que el estado crítico de salud de Maradona era de conocimiento general. Diversos expertos han detallado un historial de problemas médicos graves que se arrastraban desde hacía años, y que se agravaron en sus últimas semanas. La autopsia reveló cirrosis hepática, anomalías cardíacas marcadas, daño pulmonar crónico y una preocupante acumulación de líquido en el abdomen, signos de un cuerpo en deterioro. Un patólogo declaró que el corazón de Maradona pesaba casi el doble de lo normal, señalando una miocardiopatía dilatada y daños isquémicos.

En la sala, los fiscales argumentaron que estas señales de alarma urgentes fueron, en gran parte, ignoradas. Varios testimonios alegan que el médico principal a cargo de Maradona rechazó pruebas diagnósticas fundamentales. Un cardiólogo afirmó que intentó programar una evaluación cardíaca vital en septiembre de 2020, pero se le negó el acceso. Esta prueba podría haber identificado problemas graves y dado inicio a un tratamiento más riguroso y controlado.

El testimonio sugiere que decisiones clave fueron impulsadas por el dinero o la fama. Los abogados deben demostrar que los proveedores de salud ignoraron factores de riesgo críticos de manera intencional o negligente. Si se prueba, se podría configurar el “dolo eventual”, una forma de homicidio en la que alguien conoce el peligro pero no actúa o incluso facilita el desenlace dañino.

¿Casa de cuidados o castillo de naipes?

Entre el 3 y el 11 de noviembre de 2020, Maradona fue operado de un hematoma subdural en la Clínica Olivos. Según los registros médicos, salió de la intervención en estado precario pero estable. Poco después, se tomó una decisión crucial: en lugar de continuar su rehabilitación en un centro especializado, Maradona se recuperaría en una casa alquilada en Tigre, bajo lo que se conoce como “atención domiciliaria”.

Esta decisión es uno de los puntos más controvertidos del juicio. Familiares han testificado que, en una reunión clave, se presentaron dos opciones: una consistía en mantener a Maradona en un centro de rehabilitación para tratar sus múltiples problemas médicos; la otra, trasladarlo a una vivienda privada con enfermeros vigilándolo constantemente, acceso a una ambulancia y ciertos equipos médicos. Los profesionales acusados, sin embargo, favorecieron la opción domiciliaria, calificándola como viable e incluso mejor.

En la práctica, múltiples testigos describen un escenario mucho más sombrío en Tigre. Un vecino declaró que solo hubo ambulancia durante los dos primeros días; luego desapareció. Familiares y amigos relataron no haber visto equipos médicos sustanciales para emergencias como insuficiencia cardíaca o respiratoria. Se alega que los enfermeros permanecían en una habitación demasiado alejada para intervenir rápidamente.

Todo esto lleva a los fiscales a sostener que Maradona fue, en esencia, “abandonado a su suerte”. La defensa, sin embargo, afirma que Maradona se resistía o rechazaba una atención más intensiva. Los abogados también señalan que sus cambios de ánimo, antecedentes de adicciones y su naturaleza impredecible dificultaban mantener una vigilancia constante. El tribunal deberá decidir si esta defensa basta para eximir de responsabilidad a los acusados, especialmente ante el evidente riesgo de dejar a un hombre tan enfermo en relativo aislamiento.

Acusaciones de abandono y agonía prolongada

Quizás los detalles más escalofriantes giran en torno a lo que pudo haber ocurrido el día (y la noche) de la muerte de Maradona. Expertos forenses encontraron señales que indican un período prolongado de sufrimiento, posiblemente de hasta 12 horas. Si este escenario se confirma, implicaría que Maradona podría haber recibido ayuda durante ese tiempo—si hubiera estado disponible.

Otros hallazgos forenses respaldan la idea de que su condición había empeorado durante al menos una semana. Un patólogo describió un “edema generalizado de pies a cabeza” que habría tardado unos diez días en desarrollarse. La fiscalía alega que cualquier profesional médico atento al consumo de líquidos, la alimentación, movilidad y estado general de Maradona habría notado esta inflamación peligrosa.

Estas revelaciones dibujan una imagen desoladora: uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempos, campeón del Mundial 1986 y héroe del SSC Napoli, sin asistencia oportuna en sus últimas horas. Las defensas proponen una visión más compleja. Señalan la dificultad de una recuperación tras años de adicciones. Los procedimientos médicos, alegan, posiblemente se desviaron o no pudieron realizarse debido a decisiones del propio Maradona. Argumentan que retratar a los profesionales como descuidados ignora las acciones erráticas del astro, que habrían dificultado la observación.

Para los fanáticos de Maradona en Argentina, Italia y otros países, el juicio revela duras verdades sobre el precio de la fama. Fue amado por su talento, pero vivió una vida llena de luchas y sufrimiento. En la sala, los abogados debaten si no recibió la atención adecuada o si eso contribuyó a su caída. La tensión es palpable. Con tristeza e indignación, muchos observan desde lejos. Quieren entender cómo una figura tan brillante terminó decayendo tan rápidamente.

Mientras el juicio continúa, persisten tres grandes líneas: problemas médicos desatendidos, la decisión del cuidado en casa y los indicios de un abandono persistente. Aún quedan testimonios y pruebas forenses por presentarse. Los tribunales argentinos se preparan para más testigos que podrían reforzar o debilitar los argumentos presentados. Mientras tanto, los fanáticos de Maradona en todo el mundo siguen con atención cada revelación, divididos entre el dolor por perder a su ídolo y la esperanza de que finalmente emerja la verdad.

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Aún no se ha alcanzado un fallo final, y las próximas semanas prometen más revelaciones que podrían inclinar la balanza en cualquier dirección. Un hecho, sin embargo, es indiscutible: la leyenda de Diego Armando Maradona ya no será la misma. Desde las humildes calles de Villa Fiorito hasta los estadios llenos de Nápoles y Buenos Aires, su legado pende de un hilo—entre la adoración por lo que logró y la angustia por lo que podría haberse evitado.

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