ECONOMÍA

Empoderar a América Latina: cerrar las brechas de género para el crecimiento económico

La Organización Internacional del Trabajo enfatiza la urgente necesidad de abordar las desigualdades de género en América Latina. Revela cómo cerrar estas brechas podría mejorar significativamente la productividad y el desarrollo económico regionales, fomentando sociedades más equitativas.

En un anuncio histórico, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señaló la aguda necesidad de enfrentar las desigualdades de género en América Latina, calificándolo como un paso fundamental para amplificar la productividad e impulsar el progreso económico regional. Ana Virginia Moreira Gomes, directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe, articuló la necesidad apremiante de cambios transformadores que faciliten la plena integración de las mujeres en la fuerza laboral en igualdad de condiciones con los hombres. La oficina regional de la OIT, con sede en Lima, ha realizado un examen en profundidad a través de su nota técnica Panorama Laboral de marzo de 2024, desentrañando las brechas de género prevalentes en la zona y evaluando sus ramificaciones en la productividad, el mejoramiento económico y el cultivo de más sociedades justas.

Marcada disparidad en la participación de la fuerza laboral

La disparidad de género en América Latina en la participación laboral emerge claramente: las tasas de las mujeres se mantienen en el 51,8%, un rezago significativo con respecto al 74,4% de los hombres, como lo indica el Panorama Laboral de la OIT de 2023. Esta brecha no significa simplemente una diferencia numérica sino que refleja una subutilización sustancial del potencial laboral de la región. El informe, ‘Cerrar la brecha de género para impulsar la economía y la productividad en América Latina’, aclara cómo la participación desigual de las mujeres, intensificada por la carga desproporcionada de las responsabilidades de cuidado no remuneradas y la pronunciada discriminación laboral, restringe las capacidades productivas y económicas de la región.

La narrativa se extiende más allá de la mera participación laboral; La nota técnica aclara que las economías latinoamericanas con brechas de género más estrechas en sectores clave específicos también cuentan con una mayor productividad laboral por hora trabajada. Esta correlación subraya el pragmatismo económico de la igualdad de género, posicionándola no sólo como un imperativo moral sino como una estrategia financiera preparada para mejorar a toda la región.

La cuestión de la violencia contra las mujeres en el sector laboral socava notablemente su desempeño, acentuando la urgencia de entornos laborales seguros e inclusivos. Las observaciones de la OIT también destacan que las empresas dirigidas por mujeres generan una mayor rentabilidad con menores inversiones, lo que subraya la necesidad crítica de desmantelar las barreras que impiden a las mujeres empresarias, particularmente en el acceso financiero y tecnológico.

La diversidad del panorama socioeconómico de América Latina refleja los diversos grados de desigualdad de género en la región. Países como Chile y Argentina demuestran avances en iniciativas legislativas y sociales orientadas a la paridad de género. Sin embargo, el camino está plagado de desafíos, ya que las normas sociales y los marcos económicos en países como Guatemala y Honduras continúan perpetuando las disparidades de género.

Oportunidades estratégicas para el cambio

Para abordar estas desigualdades, la OIT delinea varias oportunidades estratégicas, incluido el perfeccionamiento de regulaciones y políticas públicas para alentar la participación femenina en el mercado laboral, combatir la discriminación laboral, reducir las brechas salariales de género, eliminar la violencia y el acoso en el lugar de trabajo y fomentar el espíritu empresarial femenino.

El llamado a la acción de la OIT implora la colaboración entre gobiernos, organizaciones de empleadores y asociaciones de trabajadores para promulgar políticas que reduzcan las disparidades de género. El objetivo general es liberar todo el potencial económico de América Latina y el Caribe, encaminando a la región hacia la igualdad y la productividad.

La génesis de la nota técnica del Departamento de Género y No Discriminación (GEDI) de la OIT para América Latina y el Caribe, en alianza con la Oficina de Actividades para los Empleadores (Actemp), surge de amplios diálogos, incluidos compromisos con la Organización Internacional de Empleadores. (OIE). Este esfuerzo colectivo subraya el imperativo reconocido de aplicar enfoques holísticos e inclusivos para desmantelar los impedimentos estructurales que enfrentan las mujeres en el mercado laboral.

El discurso sobre la desigualdad de género en América Latina trasciende la mera defensa de la justicia; personifica un plan estratégico para la reactivación económica. Al defender la paridad de género, la región está preparada para mejorar los medios de vida de innumerables mujeres y recorrer una trayectoria hacia el crecimiento económico sostenible y la equidad social, estableciendo un legado de empoderamiento y prosperidad para las generaciones venideras.

Un esfuerzo colectivo para un crecimiento inclusivo

Las conclusiones y propuestas de la OIT presentan un argumento convincente para integrar la igualdad de género en el núcleo de las políticas y estrategias económicas en América Latina. Al cerrar la brecha de género, la región puede catalizar un ciclo de crecimiento y desarrollo que beneficie a todos los sectores de la sociedad. Este viaje transformador requiere un esfuerzo concertado de todas las partes interesadas, incluidos gobiernos, empresas y la sociedad civil, para crear un entorno en el que las mujeres puedan prosperar por igual en la fuerza laboral.

Además, el énfasis en entornos laborales seguros e inclusivos como elemento crucial para mejorar el desempeño laboral de las mujeres resalta la interseccionalidad de las cuestiones de género con preocupaciones sociales más amplias. Es imperativo que los esfuerzos para promover la igualdad de género también aborden desafíos relacionados, como la violencia, el acoso y la falta de infraestructura de apoyo para el equilibrio entre el trabajo y la vida privada.

La justificación económica de la igualdad de género se ve reforzada por la evidencia de que las empresas dirigidas por mujeres son viables y a menudo más rentables con menos capital. Esta idea desafía las percepciones tradicionales y subraya el valor de invertir en el espíritu empresarial de las mujeres como catalizador de la innovación y el crecimiento económicos.

La experiencia latinoamericana con la desigualdad de género y sus implicaciones económicas ofrece lecciones valiosas para otras regiones que enfrentan problemas similares. El trabajo de la OIT en esta área sirve como modelo de cómo se pueden emplear la investigación integral, la formulación colaborativa de políticas y las intervenciones específicas para abordar las disparidades sistémicas de género, no sólo en América Latina sino a nivel mundial.

Integrar la igualdad de género en las políticas económicas

Mientras la OIT continúa abogando por la igualdad de género, sus esfuerzos en América Latina podrían inspirar estrategias internacionales, enfatizando los beneficios universales de las políticas económicas inclusivas. Al aprender de los éxitos y desafíos enfrentados en América Latina, otras regiones pueden desarrollar enfoques personalizados para mejorar la participación económica de las mujeres y garantizar un crecimiento equitativo.

El camino a seguir requiere una comprensión matizada de los factores culturales, legales y económicos que contribuyen a la desigualdad de género. Implica no sólo cambios legislativos sino también cambios en las actitudes sociales y las prácticas comerciales. La educación, la tutoría y el acceso a los recursos son fundamentales para empoderar a las mujeres y permitir su éxito en las esferas empresarial y corporativa.

El potencial para el desarrollo económico a través de la igualdad de género en América Latina es inmenso. Los países que han comenzado a cerrar la brecha de género ya están siendo testigos de los impactos positivos en sus economías. La correlación entre la reducción de la desigualdad de género y el aumento de la productividad y el crecimiento económico subraya que invertir en las mujeres es un imperativo moral y una estrategia financiera sólida.

Lea también: La Gig Economy redefine el trabajo en América Latina

El énfasis de la OIT en abordar las disparidades de género en América Latina es un llamado a la acción para la región y un plan para el mundo. Al fomentar un entorno en el que las mujeres puedan participar plena y equitativamente en la economía, América Latina puede desbloquear una reserva de potencial sin explotar, impulsando el desarrollo sostenible y creando sociedades más equitativas. El camino hacia la igualdad de género es complejo y desafiante, pero las recompensas económicas, sociales y morales son inconmensurables y prometen un futuro mejor para todos los ciudadanos.

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