Estados Unidos: Cerca de destruir su superávit comercial con México
En términos prácticos, el estudio indica que Estados Unidos es el país que mayor valor agregado incorpora a los productos manufacturados producidos en la región TLCAN
Aunque Estados Unidos enfrentó en 2016 un déficit comercial en su balance contable con México de $55.6 millones de dólares, y en menor medida de $12.1 millones de dólares con Canadá, la realidad es que EE.UU mantiene un superávit comercial con estos dos países en términos del valor agregado.
La idea de mantener un déficit comercial contable y un superávit comercial en valor agregado conviven dentro de un mundo globalizado con cadenas de producción que cruzan las fronteras políticas. Ante esta idea, Estados Unidos estaría al borde de descomponer no sólo la competitividad de la región de Norte América, pero también de terminar la relación superavitaria con México y Canadá.
La confirmación de que Estados Unidos es superavitario con sus socios comerciales de Norte América provino de un estudio publicado por el Banco Central de México (Banco de México) en el marco del Tercer Informe Trimestral 2017, el cual buscó medir el intercambio comercial de México con Estados Unidos y Canadá en términos de valor agregado del sector manufacturero más allá del mirar la hoja de balance contable.
La medición de valor agregado se refiere a tomar en cuenta el contenido local de un producto importado. Es decir, Estados Unidos al comprar un vehículo de México, por ejemplo, también está adquiriendo las piezas y componentes de ese vehículo que se produjeron en EE.UU y que tuvieron que ser importados por el país hispanoparlante en algún punto dentro de la cadena de producción. Aunque, contablemente, el producto final es vendido de México a Estados Unidos, existieron otros muchos pasos previos en los que México compró productos de Estados Unidos para producir el producto final.En 2014, por ejemplo, se estimó que Estados Unidos presentó un superávit comercial de valor agregado con México de más de 30 mm dls.
En términos prácticos, el estudio indica que Estados Unidos es el país que mayor valor agregado incorpora a los productos manufacturados producidos en la región TLCAN. El hecho de que México mantenga un superávit contable se debe más a la conformación de la cadena de producción, por una mano de obra barata, que a un mayor flujo de dinero en términos reales.
Este dato relevante que se sostiene al menos en el sector manufacturero, refleja la complejidad del entorno comercial actual y el nivel de globalización de las cadenas de valor, pero también pone de manifiesto la simplicidad de los mensajes populistas y el pobre pensamiento crítico de la sociedad más informada en la historia de la humanidad.
Desde el periodo de campañas, Donald Trump, presidente del país norteamericano, ha argumentado como uno de los principales temas para poner en la mesa la renegociación del TLCAN el déficit comercial que mantiene ese país con México y, en menor medida, con Canadá.
Esta base argumentativa ha permitido a los negociadores norteamericanos introducir propuestas intransitables en materia de comercio exterior no sólo para sus socios de Norte América, sino para cualquier otro país. Sin duda el ejercicio de mirar más allá de la hoja de balance contable revela los efectos de 23 años del TLCAN: una región que a través de ventajas comparativas se volvió más competitivo y produjo una generación de empleo importante. El tema del superávit comercial de Estados Unidos con sus socios debiera aportar un elemento clave para los negociadores canadienses y mexicanos, pero eso dentro de un mundo donde los hechos tienen valor.
El enfoque unidimensional utilizado por el gobierno de Estados Unidos para evaluar el éxito de la relación comercial con sus socios a través de una simple hoja de balance contable pudiera resultarle a la administración de Donald Trump en altos costos económicos y la destrucción de una dinámica superavitaria. Resulta impensable que un dato así de duro fuera rechazado por los representantes de una nación rica y tan desarrollada.
Latin American Post | Jonathan Zavala Pinet
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