La devaluación de la moneda nacional está aumentando la deuda externa en Latinoamérica
La devaluación de la moneda y la deuda externa están haciendo estragos en la economía de los países latinoamericanos, una región que vive en constante aprieto.
Foto: Freepik
LatinAmerican Post | David García Pedraza
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La política y la economía usualmente están cercanas una de la otra cuando de proyectos, ideas, y aspiraciones sociales se trata. Sin embargo, al momento de hablar de crisis, incertidumbre y cobertura de necesidades se convierten en una sola disciplina.
Durante la pandemia de la Covid-19, muchos países optaron por aumentar la deuda externa y recibir préstamos internacionales para combatir la crisis social que trajo la crisis sanitaria. Sin embargo, la crisis debido a la guerra en Ucrania y el aumento del precio del dólar, hacen que ahora la deuda suba automáticamente, y el riesgo de default (no pago de los préstamos) parece aumentar.
La pandemia como el inicio de una nueva crisis
Parece ser que la zona de confort de las sociedades latinoamericanas es permanecer en crisis, y esta vez un virus aportó a esta constante. Con el anuncio de los gobiernos de cerrar fronteras, permanecer en cuarentena y aumentar ayudas a la población más vulnerable, era de esperarse que cada nación pidiera auxilios financieros y préstamos a organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Aunque esto no quiere decir que algunos países, como Argentina y Brasil, no vinieran enfrentando crisis internas financieras anteriores.
Una nación para ser competitiva, financieramente estable y confiable para inversiones extranjeras, en varias ocasiones debe pedir créditos a organizaciones como el FMI o al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en casos regionales. Estos tres pilares se vieron muy afectados por la crisis causada en la pandemia, por lo cual, los países latinoamericanos se vieron casi que obligados a solicitar dineros a estas organizaciones. Infortunadamente, por intentar solucionar un problema, se enfrentan en el 2022 a dos más: el pago de la deuda y la devaluación de la divisa local gracias a que la deuda externa que no pudo solventar el problema económico que dejó el Covid -19, además de otro factor inesperado: el alza del dólar.
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Con el comportamiento de la moneda estadounidense, divisa base para los créditos que el FMI y el BID otorgan, las deudas externas se han convertido en un problema constante para las naciones en vía de desarrollo, e incluso para países que conforman la OCDE (El denominado grupo de los países ricos). Un ejemplo es Colombia, en donde el dólar alcanzó el máximo histórico de $4.627,43, registrado el 13 de julio de 2022 y que poco a poco comienza a bajar. Además, es preciso tener en cuenta otro factor, el cual es el cambio de gobierno que tendrá este país en dos semanas, un mandato inclinado a la izquierda, lo cual crea incertidumbre en los mercados internos y externos.
La fotografía de la deuda externa de la región
Según el Banco Mundial, los tres primeros países en la región que tienen la deuda externa más elevada, tomando como base el Ingreso Nacional Bruto contrastado con los créditos adquiridos por cada nación, son Panamá, Nicaragua y El Salvador, con un 220%, 98% y 78% respectivamente. Por otro lado, los países menos endeudados son Guatemala, Perú y Brasil con 33%, 38% y 39%.
Se destaca que Argentina, centro de los titulares desde el mes de mayo, se encuentra en cuarto lugar de los países más endeudados con un 68%, y el promedio general de los países latinoamericanos y el Caribe se encuentra en 49%.
La devaluación de la moneda como una crisis dentro de otra
Uno de los casos que más llama la atención es el de Colombia, donde el dólar alcanzó máximos históricos, atribuidos al cambio de gobierno y postura política. Sin embargo, se desconocen otros factores como el alza de tasas de la Reserva Federal. Asimismo, el mundo está a la espera de una recesión económica por el debilitamiento de la manufactura estadounidense, la crisis geopolítica en Rusia y Ucrania, y los efectos de la pospandemia.
A este comportamiento se suma el del peso argentino, en donde el dólar también ha alcanzado máximos históricos con un salto de $60 pesos argentinos en lo que va de julio. Esto generó que incrementara su deuda externa en 6.488 millones de dólares más que a finales de 2021, dejando el saldo de 274.355 millones de dólares, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos.
Se destaca el caso de Chile, en donde, de acuerdo a datos de Bloomberg, el peso chileno ha tenido un declive del 10.37% con relación al dólar, siendo la séptima moneda más devaluada de las llamadas divisas emergentes. Siendo así, la deuda externa chilena se encuentra en 238.324 millones de dólares, de acuerdo al Banco Central, lo que consagra a esta deuda como la más alta en los últimos seis años, debido a los compromisos adquiridos tanto en el sector público como en el privado. Saldos que el actual presidente, Gabriel Boric, ha tenido que estudiar detalladamente.
La estabilidad en algunas naciones
En Perú y Brasil, a pesar del incremento del dólar, las monedas han estado en relativa calma, por lo que la deuda externa de ambos países no se ha visto afectada. La de Perú es de 102.500 millones de dólares y la de Brasil 1.3 billones de dólares, de acuerdo al portal financiero Ceicdata y al Banco Central de cada nación. En estos casos, la deuda no ha crecido porque la moneda no se ha devaluado. Según el economista Sergio Godoy, jefe del STF Capital de Chile, se debe a que los precios elevados del petróleo han favorecido a la estabilidad del Real brasileño, y en el caso del Nuevo Sol de Perú, el Banco Central de ese país compra dólares cuando el tipo de cambio baja y los vende cuando sube.
El constate cambio de la divisa estadounidense, más los conflictos que permanecen en Europa y la improvisación del manejo de la economía post Covid-19, tienen en vilo al sector financiero, estando una recesión a la vuelta de la esquina. Varios analistas han aconsejado no involucrarse en grandes deudas a nivel personal (como compra de casas y vehículos). Por otra parte, a nivel macro, los gobiernos tampoco deben incrementar sus deudas, al igual que las empresas privadas.