La nueva etapa de Ecuador ha llegado
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Hoy, Lenín Moreno se convirtió en el nuevo presidente de Ecuador. Las últimas semanas –siete, para ser exactos– han estado llenas de suposiciones acerca de las políticas y planes que caracterizarán su presidencia. Y, aunque todavía hay mucho que decir sobre los planes de Moreno, sus primeras declaraciones como presidente muestran un futuro prometedor y realista para los ecuatorianos.
Rafael Correa lideró Ecuador por 10 años (de 2007 a 2017) y, valiéndose de los altos precios del petróleo, pudo reducir la pobreza e incrementar las inversiones en infraestructura y servicios públicos. A pesar de sus tendencias ideológicas, las personas fueron felices durante su mandato y los números lo apoyaban. Según un informe de The Economist, "la tasa de pobreza cayó de 40% en 2006 a 23% el año pasado". Correa se aseguró de aumentar su popularidad a través de medidas que mejoraron la calidad de vida e implementando la ley de comunicaciones –que impidió a los medios de comunicación expresar ideas que discreparan de las del gobierno–.
Las primeras declaraciones de Moreno fueron mucho más mesuradas que las de Correa. Primero, eliminó las reuniones semanales que el presidente tenía con comunidades de todo el Ecuador. Esto podría perjudicar su popularidad y algunos pueden leerlo como una forma de distanciarse de las críticas, pero también parece ser una decisión basada en la austeridad. Cada reunión semanal tenía un costo aproximado de US$30.000. Moreno podría estar tratando de imprimir su preocupación por los recortes presupuestales al tomar esta decisión.
Sin embargo, después de declarar la eliminación de las reuniones semanales, Moreno dijo que trataría de reconstruir la relación entre el gobierno y los medios de comunicación. Sus intenciones fueron claras cuando dijo, "no puede haber diálogo sin libertad de expresión". Ciertamente, está tratando de distanciarse de la actitud de Correa hacia los medios de comunicación. Al mismo tiempo, esta decisión podría acercarlo a otros partidos que dudaban de la transparencia de su elección.
Aparte de estas dos declaraciones –que están más alineadas con su personalidad que con su postura económica y política–, Moreno dejo clara su posición sobre el gasto público: estará en línea con un decreto de austeridad. A partir de ahora, Moreno señaló que "todo gasto, toda inversión, pasará por un filtro objetivo de necesidades ciudadanas". Claramente, está tratando de perseguir la estabilidad que la presidencia de Correa puso en riesgo. A pesar de la popularidad de Correa y la mejora en la calidad de vida en general, la caída de los precios del petróleo que se produjo en los últimos dos años dejó al país en grave déficit fiscal.
Si el discurso inaugural de Lenín Moreno en la Asamblea Nacional es una señal de lo que está por venir, la gente puede estar segura de que no tratará de imitar a Rafael Correa.
LatinAmerican Post | Juan Sebastian Torres