Las Rosas en Flor de Ecuador Cautivan a Compradores del Día de la Madre en Todo el Mundo

Entre los majestuosos picos andinos de Ecuador, florecen rosas vibrantes bajo un cuidado meticuloso, cruzando continentes para celebrar el Día de la Madre a nivel global. Aunque los cultivadores aprovechan el sol ecuatorial y tecnología avanzada en invernaderos, también enfrentan desafíos comerciales y cambios en la demanda global.
Aprovechando el Poder del Sol Ecuatorial
Los cultivadores de rosas ecuatorianos convierten las difíciles condiciones climáticas de los Andes en ventajas. Emplean la abundante luz solar y techos retráctiles en los invernaderos para regular la temperatura, creando condiciones casi perfectas para el cultivo de flores. Bajo el característico frío de las tierras altas, se forma un ambiente cálido y húmedo en los invernaderos—donde la humedad puede alcanzar hasta el 100% en algunas zonas—ayudando a que las rosas prosperen de una forma que pocos lugares del mundo pueden igualar.
Estos invernaderos suelen tener doble capa de plástico para mantener condiciones internas estables. Sistemas automáticos riegan y nebulizan las plantas. Miles de plantas crecen de forma constante cada año. Las rosas reciben el mayor cuidado. Personas de todo el mundo las aprecian por su tamaño y color brillante.
Una gran parte del éxito de Ecuador proviene de su ubicación. Los Andes ofrecen una intensidad lumínica adicional, con el ecuador atravesando el país, mientras que las temperaturas moderadas permiten el cultivo durante todo el año. Los cultivadores explican que esto da como resultado una rosa con un botón más grande y un color más intenso—una característica muy valorada en los mercados internacionales. Desde tonos pastel suaves hasta rojos encendidos, cada rosa ecuatoriana es, en esencia, producto de la altitud, la luz y el cuidado meticuloso.
Según datos del sector florícola del país, Ecuador es el tercer mayor exportador de flores del mundo, solo detrás de los Países Bajos y Colombia. Solo en 2024, Ecuador envió flores frescas por un valor superior a mil millones de dólares a destinos globales, con Estados Unidos absorbiendo casi la mitad de ese total. Alrededor del 30% fue a la Unión Europea, el 14% a Rusia, y el resto a mercados más pequeños en Asia y otros lugares.
Estas impresionantes cifras de exportación son posibles gracias a la precisión y dedicación de los cultivadores y trabajadores. De pie entre hileras de plantas vibrantes, María Paguay, madre de cuatro hijos y con 34 años, coloca cuidadosamente nuevos plantones en líneas ordenadas. “Hay mucha responsabilidad”, explica a EFE, “porque cada plantita que cuidamos hoy puede convertirse en una rosa que viaje por el mundo para alegrarle el día a alguien”.
Aranceles Comerciales y Nuevos Horizontes
A pesar de este panorama optimista, los exportadores de flores ecuatorianos han sentido el impacto de políticas comerciales internacionales. En particular, Estados Unidos—un mercado clave para estas flores—ha implementado nuevos aranceles que se suman a los ya existentes. Bajo la administración del expresidente Donald Trump, se impuso un arancel adicional del 10% a ciertas importaciones florales, que se suma al arancel previo del 6.8%.
Aun así, Alejandro Martínez, director ejecutivo de la principal asociación exportadora de flores de Ecuador, Expoflores, se mostró optimista al hablar con EFE. “Por ahora, este arancel tiene un impacto mínimo”, dijo, citando una afortunada relación entre la oferta y demanda global de flores. “Hay menos producción que demanda en Ecuador y Colombia, nuestro principal competidor”, señaló, explicando que la escasez de producción en otros países exportadores ha ayudado a Ecuador a mantener buenas ventas.
Martínez advirtió que el arancel podría tener un efecto más notable durante los meses de verano, cuando usualmente aumenta la producción. Sin embargo, expresó confianza en que “Ecuador está haciendo su tarea para eliminar estos recargos en septiembre”. Estimó que el impacto general del arancel podría representar una caída del 1–2% en el valor total de exportación, pero no en volumen. Martínez prevé ventas de alrededor de 1.100 millones de dólares este año, a pesar de las dificultades. Su proyección respalda un cambio cultural más amplio, donde los consumidores compran flores no solo para fechas especiales como San Valentín o el Día de la Madre.
Otra parte de su pronóstico es un aumento del 3 al 4% en el volumen de exportación para fin de año. Este aumento elevará las exportaciones anuales de flores de unas 245,000 toneladas métricas a 257,000. El crecimiento demuestra que la industria florícola ecuatoriana puede recuperarse, incluso ante problemas económicos y políticos.
Los exportadores ecuatorianos suelen centrarse en las rosas como su producto estrella, con 380 variedades cultivadas a diferentes altitudes y regiones de los Andes. Las rosas representan más del 70% de las exportaciones florales del país, y su extraordinario brillo y tamaño las hacen destacar en los mercados globales. La capacidad de los cultivadores de manejar múltiples variedades simultáneamente ha permitido que Ecuador se haga un lugar destacado, produciendo flores de alta calidad y atractivo visual disponibles todo el año.
El transporte del producto también es clave. Alrededor del 96% de las flores de Ecuador viajan por avión. Las empresas de carga y aerolíneas trabajan estrechamente con los cultivadores para garantizar que las rosas se mantengan entre 2° y 8°C, preservando su frescura hasta por dos semanas después de la cosecha. El 4% restante se transporta por mar, principalmente a Chile, aunque el envío marítimo de flores resulta complicado por el gran volumen requerido por contenedor.
Más Allá del Día de la Madre: Una Industria en Floración
Aunque el Día de la Madre y San Valentín suelen acaparar titulares como temporadas pico de ventas florales, el sector florícola de Ecuador se está expandiendo más allá de estos picos estacionales. “Estamos viendo que la demanda de rosas de alta calidad durante todo el año va en aumento”, dijo Eduardo Chiriboga, gerente comercial de Esmeralda Farms, en una entrevista con EFE. “Desde que plantamos una rosa hasta la primera cosecha, pasan unos siete meses, y luego, cada planta da un nuevo tallo aproximadamente cada tres meses”.
En 2024, Avianca Cargo, una aerolínea colombiana especializada en carga floral, transportó cerca de 400 millones de tallos de flores desde Colombia y Ecuador, siguiendo estrictos protocolos de cadena de frío para evitar que se marchiten. “El tiempo y el control de temperatura lo son todo”, dijo Catalina Pérez, gerente regional de ventas de Avianca Cargo, a EFE. “Incluso una breve interrupción puede afectar la calidad de las flores al llegar”.
Solo desde el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre de Quito, se exportaron unas 300,000 toneladas métricas en 2024—el 92% de las cuales fueron flores, según la administración del aeropuerto, Corporación Quiport. “Nuestra infraestructura se ha adaptado para manejar grandes volúmenes de carga delicada, especialmente rosas”, dijo el director general de Quiport, Ramiro Miró, en conversación con EFE.
Aun con cifras impresionantes y éxito logístico, emerge un mensaje más profundo. La industria florícola representa el 1% del PIB de Ecuador y el 11% del PIB agrícola. Alrededor de 120,000 personas trabajan en este sector, muchas de ellas mujeres que suelen ser el principal sustento económico de sus familias. Su dedicación y trabajo calificado sostienen tanto a sus familias como a comunidades enteras en las tierras altas andinas.
“Cada rosa que cultivamos aquí lleva nuestro esfuerzo y nuestro orgullo”, reflexionó Paguay, mirando las hileras de plantas que pronto serán cortadas, empacadas y cargadas en camiones refrigerados con destino al aeropuerto. Para millones de madres—e incluso para cualquiera que reciba una rosa ecuatoriana—el regalo es más que un estallido de color y fragancia. Es un pequeño testimonio del trabajo, la tecnología y la maravilla natural que convergen en los campos de gran altitud de Ecuador.
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Al final, cada flor representa un mensaje de gratitud, amor y optimismo, viajando miles de kilómetros desde el sol ecuatorial hasta las puertas de hogares en todo el mundo. “Enfrentamos obstáculos, pero seguimos adelante”, concluyó Martínez en declaraciones a EFE. “Mientras haya alguien, en algún lugar, que aprecie la belleza de una rosa, Ecuador seguirá creciendo, adaptándose y enviando estos pétalos de esperanza”.