Minería a cielo abierto en América Latina no se detiene
Un manejo inadecuado de este elemento podría conducir a la destrucción general de valor
Orosur Mining (CN:OMI) reiniciará sus operaciones en la región de Antioquia, Colombia a través de su proyecto Anza Gold. La compañía uruguaya proyecta realizar una excavación entre 15,000 – 30,000 metros de diámetro en el sector norte del cinturón del Cauca. La región también hospeda compañías mineras como Continental, Sunward, Gran Colombia, Batero y Anglo Gold Ashanti.
El proyecto tiene como objetivo principal la obtención oro de alta calidad. La región se considera ideal para la exploración dado que las capas naturales que anteceden a las reservas del metal son accesibles y requieren poco esfuerzo mecánico para ser removidas. El elemento determinante para la factibilidad del proyecto es el acceso a fuentes naturales de agua y la posibilidad de obtener zinc.
El negocio se estructuró mediante la compra de una opción por 3.8 billones de dólares en 2010 por Waymar Resources, una compañía que fue adquirida por Orosur en 2014 luego de enterarse que la opción se ejerció en 2013. Los costos logísticos de la exploración se estiman por alrededor de 4 billones de dólares
Los meses recientes han testiguado un aumento en la cantidad de protestas por parte de comunidades locales en contra de las grandes compañías mineras; el ejemplo más representativo en el país sudamericano se vio en la región de Segovia y Remedios – donde un paro de trabajadores que se extendió por 13 días creó violencia y dejó al menos 20 heridos, 16 de gravedad.
A lo largo de América Latina diversas sociedades civiles se han unido en contra de las grandes mineras. La mayor protesta pública ocurrió frente al Hotel Sheraton en Santiago de Chile en el marco de Investing Latam Mining. Un evento dirigido a inversionistas de la industria extractora y autoridades locales que trabajan juntas para viabilizar proyectos resistidos. Más de 20 organizaciones civiles marcharon en contra del evento.
Los efectos de la minería se extienden del ámbito social al ambiental. La contaminación del agua representa la razón principal por la que las sociedades y comunidades alrededor del mundo se oponen al avance de nuevos proyectos extractivos, pues, para obtener oro de alta calidad, el agua se mezcla con ácido para eliminar impurezas.
El agua contaminada es tóxica para el consumo humano, y, para evitar su contacto, se sacrifica la fuente hídrica explotada en su totalidad.
Recientes choques en los precios mundiales del petróleo han generado cambios significativos en la cantidad de dinero que los gobiernos latinoamericanos invierten en el bienestar de los pobladores de áreas rurales a lo largo del continente. La falta de beneficios por parte del gobierno ha enfrentado a ciudadanos y a las autoridades, conduciendo a un renovado sentido de pertenencia por los recursos propios.
Los choques económicos en la región han cambiado las expectativas y por tanto afectado el comportamiento de las poblaciones locales. Sin embargo, las autoridades y las recientes legislaciones no se han adaptado adecuadamente a este cambio de paradigma.
En caso de no poderse negociar efectivamente, las grandes compañías mineras experimentarán un aumento en su riesgo operacional al exponerse a volatilidad social. Un manejo inadecuado de este elemento podría conducir a la destrucción general de valor.
Latin American Post | David Eduardo Rodríguez Acevedo
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