¿Podrá la economía venezolana sobrevivir otro término de Maduro?
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Con las sanciones económicas acumulándose y la deuda creciendo, a Venezuela se le agotan las opciones para mantener su economía a flote
Este jueves, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se posesionará de nuevo en su cargo para comenzar un segundo sexenio en el poder. Lo hace ante condiciones adversas, acusaciones de ilegitimidad y sanciones por parte del grupo de Lima y un magistrado de la corte que desde el exilio denuncia al régimen.
Ahora, las renovadas sanciones pretenden poner presión al gobierno de Venezuela en su punto más vulnerable, la economía. Todas las personas, naturales y jurídicas, involucradas con el régimen de Nicolás Maduro, no encontrarán dentro de los 12 países que pertenecen al Grupo de Lima, un solo sistema financiero que decida trabajar con ellos.
Esto significa que los activos de empresas y personas venezolanas atadas al régimen de Maduro que permanezcan en el exterior pueden verse congelados hasta que la situación se resuelva.
Además, según El Tiempo, el Grupo de Lima también explora opciones que obliguen a los organismos financieros internacionales, cómo el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, a adoptar un “criterio restrictivo en el otorgamiento de préstamos” a la Venezuela de Maduro.
Venezuela al borde de la asfixia
Todas estas sanciones, y todas las que les precedieron, particularmente las que provienen de los Estados Unidos, han estado lentamente cortando el suministro de oxígeno a un régimen que ante una situación económica doméstica devastadora, ha tenido que alimentarse de dinero proveniente del exterior.
La empresa venezolana Citgo, por ejemplo, que pertenece a PDVSA y provee distribución y comercialización de combustibles en los Estados Unidos solía ser un bastión económico del régimen de Maduro, pues continuaría generando dividendos al Estado en dólares, sin importar que tan mal se estuviera desempeñando la economía del país.
Ahora Citgo se enfrenta a una posible incautación de bienes, pues litiga en varias cortes de los Estados Unidos diferentes casos de deudas impagas y acuerdos desvirtuados. Sacar a Citgo de estos pleitos y restaurar su rentabilidad va a tomar a Venezuela el pago de varios acuerdos multimillonarios con sus deudores.
Uno de los pleitos involucra que Venezuela debía pagar $100 millones de dólares a la firma canadiense Crystallex. Desde Caracas se trasfirió el dinero, pero el banco canadiense que lo recibió optó por devolverlos a Venezuela, pues temía que al recibirlos estuviese violando las sanciones impuestas al régimen de Maduro por parte de los Estados Unidos.
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Así ha sido el último año para Venezuela. En un panorama que cada día se torna más hostil, le resulta cada vez más difícil sostener su régimen, pues los amigos escasean y los enemigos abundan.
Rusia y China, el salvavidas de Venezuela
Ante la necesidad de Venezuela, sus mayores aliados estratégicos, Rusia y China, han sabido cómo, cuándo y a qué precio ofrecer su ayuda. Han sido el soporte de Venezuela durante el régimen de Maduro, pues a través de préstamos, programas de inversión y rescates financieros han sido capaces de mantener este gobierno a flote.
A cambio de un rescate de $1.500 millones de dólares, por ejemplo, Venezuela ofreció el 49,9% de Citgo, incluyendo tres refinerías en la costa del golfo y toda una red de oleoductos, a la petrolera estatal rusa Rosneft. Para los rusos, este negocio simplemente tiene sentido, ellos tienen mucho que ganar. Para Venezuela, este negocio fue un acto de desesperación.
Sin embargo, según reporta El Nacional, a Venezuela, que ha acordado saldar mucho de su deuda con Rusia y China con petróleo, se le ha dificultado cumplir con sus pagos y ahora está recibiendo presión de sus aliados también.
Según una fuente cercana a la empresa, citada en El Nacional, Venezuela tuvo que reducir a la mitad los envíos de crudo a Rusia y China que servían para pagar la deuda adquirida. De los 900.000 barriles diarios pactados, Rusia y China solo estarían recibiendo 450.000.
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Según la fuente, que permanece anónima, “esto pone a prueba la paciencia de los acreedores y presionarán a PDVSA para que cumpla con sus compromisos a tiempo y en las cantidades convenidas.”
Sin embargo, y a pesar de las dificultades, Maduro prometió el 19 de octubre del año pasado que incrementaría las exportaciones de crudo a China a un millón de barriles diarios. “Llueva, truene o relampagueé”, dijo. Ahora llueve, truena y relampaguea, y Maduro aún se ve obligado a cumplir su promesa, porque sin el apoyo crítico de Rusia y China no verá los seis años de su segundo mandato.
LatinAmerican Post | Pedro Bernal
Copy edited by Marcela Peñaloza