ECONOMÍA

Protestas en Paraguay exigen empleo y reforma social

En el primer aniversario de la administración del presidente Santiago Peña, cientos de paraguayos salieron a las calles de Asunción, exigiendo políticas sociales que aborden el desempleo y los desafíos agrícolas. Los manifestantes argumentan que la estabilidad macroeconómica no se ha traducido en beneficios tangibles para la población.

El 15 de agosto de 2024, cuando el presidente Santiago Peña cumplía su primer año en el cargo, las calles de Asunción se llenaron de voces de descontento. Cientos de paraguayos, desde agricultores rurales hasta trabajadores urbanos, se reunieron para protestar por la incapacidad del gobierno para abordar cuestiones sociales y económicas apremiantes. Bajo el lema “Estamos peor, ellos son la crisis”, los manifestantes expresaron su frustración por lo que ven como una desconexión entre los logros macroeconómicos del país y la realidad que enfrentan los ciudadanos comunes.

La protesta fue organizada por el Partido Paraguay Pyahura (PPP), un movimiento político muy arraigado en las comunidades rurales del país. Ermo Rodríguez, secretario general del partido, habló apasionadamente sobre las luchas de los pequeños agricultores, estudiantes y familias que se sienten desatendidos por la actual administración. “Aquí hay pequeños productores que no pueden vender sus productos, jóvenes que quieren estudiar y trabajar pero no pueden, y muchas familias que acuden a los centros de salud y no encuentran solución a sus padecimientos”, dijo a Efe Rodríguez.

La frustración expresada por Rodríguez y los manifestantes pone de relieve una creciente división en Paraguay. Si bien el gobierno alaba su éxito en mantener la estabilidad macroeconómica, estas estadísticas ofrecen poco consuelo a quienes luchan contra la pobreza y el desempleo. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de pobreza total en 2023 se situó en el 22,7%, y el desempleo alcanzó el 6,4% en el segundo trimestre de 2024, frente al 5,8% en el mismo período del año anterior. Además, en 2023, un asombroso 62% de la población ocupada trabajaba en el sector informal, lo que refleja la naturaleza precaria del empleo en el país.

El llamado de Rodríguez a favor de una reforma agraria, desarrollo industrial y una mayor inversión en salud, educación y vivienda subraya las demandas de los manifestantes de políticas que aborden los problemas estructurales de la nación. “¿De qué sirve mantener la estabilidad macroeconómica si la mayoría vive en la pobreza, la miseria y la necesidad? Esto es altamente contradictorio y se necesitan políticas de Estado para transformar esta realidad”, argumentó Rodríguez.

Crecimiento económico versus realidades sociales

Se proyecta que la economía de Paraguay crecerá un 3,8% en 2024, lo que la posicionará como la segunda economía de más rápido crecimiento en América del Sur, detrás de Venezuela. El gobierno suele citar este panorama optimista, según lo pronosticado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), como evidencia del éxito de sus políticas económicas. Sin embargo, los manifestantes en Asunción cuestionan esta narrativa, señalando que el crecimiento económico no se ha traducido en mejores condiciones de vida para muchos paraguayos.

La desconexión entre los indicadores económicos y el bienestar social está en el centro de las quejas de los manifestantes. A pesar del crecimiento previsto, los beneficios de esta expansión económica se han distribuido de manera desigual, lo que ha dejado a una parte importante de la población luchando para llegar a fin de mes. El creciente costo de la vida, en particular el aumento de los precios de los productos básicos, ha exacerbado aún más la situación, dando lugar a lo que muchos ven como una crisis de desigualdad cada vez más profunda.

La exsenadora opositora Kattya González, quien fue destituida polémicamente de su cargo por el gobernante Partido Colorado, se unió a la protesta en Asunción. González, quien ha sido un crítico abierto de la administración de Peña, se hizo eco de los sentimientos de los manifestantes y acusó al gobierno de hacer retroceder el progreso social. “Este es un año de gobierno que sólo ha traído retrocesos, provocando el retraso definitivo de todo lo que representa el avance de las políticas sociales”, dijo a Efe. González también destacó el creciente costo de las necesidades básicas, que según ella ha contribuido al empobrecimiento de muchos paraguayos.

Las demandas de los manifestantes por una distribución más equitativa de los beneficios económicos del país reflejan una preocupación más amplia sobre la dirección del desarrollo de Paraguay. Si bien la estabilidad macroeconómica es importante, sostienen que debe ir acompañada de políticas que aborden directamente las necesidades de las poblaciones más vulnerables. Sin tales medidas, el crecimiento económico promocionado por el gobierno corre el riesgo de convertirse en un logro vacío, que no logra mejorar las vidas de quienes más lo necesitan.

Llamados a la reforma agraria y al desarrollo industrial

Una de las demandas centrales de los manifestantes es una reforma agraria integral, un tema de larga data en Paraguay, donde la propiedad de la tierra está altamente concentrada en manos de unos pocos. Los pequeños agricultores, muchos de los cuales participaron en la protesta, exigen un mayor acceso a la tierra y a los recursos para sustentar sus medios de vida. Ermo Rodríguez, del PPP, enfatizó la necesidad de una reforma agraria para garantizar que los agricultores tengan la tierra y las herramientas necesarias para aumentar la producción agrícola y mejorar su situación económica.

El llamado a la reforma agraria no es nuevo en Paraguay. Durante décadas, las comunidades rurales han luchado contra un sistema que favorece a los grandes terratenientes y a las agroindustrias a expensas de los pequeños agricultores. La falta de acceso a la tierra ha sido una barrera importante para reducir la pobreza rural y promover el desarrollo sostenible en el país. Rodríguez y el PPP sostienen que sin una reforma agraria significativa, las promesas de crecimiento económico del gobierno seguirán fuera del alcance de los pobres de las zonas rurales.

Además de la reforma agraria, los manifestantes abogan por el desarrollo de complejos industriales para crear empleos y estimular la actividad económica. El énfasis en la industrialización refleja un deseo de diversificar la economía de Paraguay, que depende en gran medida de la agricultura y es vulnerable a las fluctuaciones de los precios mundiales de las materias primas. Al invertir en desarrollo industrial, los manifestantes creen que el gobierno puede crear empleos más estables y bien remunerados, reduciendo el desempleo y el subempleo, particularmente en las zonas rurales.

La demanda de una mayor inversión en salud, educación y vivienda también ocupó un lugar destacado en la protesta. Los manifestantes argumentan que estos sectores son fundamentales para mejorar la calidad de vida de todos los paraguayos, particularmente de aquellos que viven en la pobreza. Piden al gobierno que dé prioridad a estas áreas en su agenda política, asegurando que los beneficios del crecimiento económico se compartan de manera más equitativa en toda la sociedad.

La amenaza del autoritarismo y la lucha por la democracia

Más allá de las cuestiones económicas y sociales, la protesta en Asunción también generó preocupaciones sobre el estado de la democracia en Paraguay. El PPP y otros grupos de oposición han expresado alarma por lo que consideran un aumento del autoritarismo bajo la administración del presidente Peña. En un comunicado difundido durante la protesta, la organización advirtió sobre el “surgimiento del autoritarismo” y el uso del poder estatal para “castigar las voces disidentes”.

La destitución de Kattya González de su puesto como senadora es vista por muchos como una señal preocupante de la voluntad del gobierno de Peña de silenciar a la oposición. González fue derrocado por el gobernante Partido Colorado acusado de “uso indebido de influencia”, una medida que fue ampliamente condenada por tener motivaciones políticas. El Ministerio Público declaró inconstitucional la decisión, pero el incidente, no obstante, ha aumentado los temores de una represión contra la disidencia política.

La propia González ha criticado abiertamente lo que ella describe como intentos del gobierno de socavar las instituciones democráticas. Durante la protesta, se pronunció en contra de las políticas de la administración Peña, que, según ella, han llevado a una regresión social y económica. Su participación en la protesta resalta la lucha más amplia por la democracia en Paraguay, donde los líderes de la oposición y los grupos de la sociedad civil están cada vez más preocupados por la erosión de las normas democráticas.

Las protestas en Asunción reflejan un creciente descontento con la administración de Peña, no sólo por sus políticas económicas sino también por su enfoque de gobernanza. Mientras Paraguay celebra el primer aniversario de la presidencia de Peña, el país se encuentra en una encrucijada. Las demandas de reforma social, redistribución de la tierra y desarrollo industrial, sumadas a los temores de un creciente autoritarismo, sugieren que los próximos años serán cruciales para determinar la dirección futura del país.

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Las protestas en Paraguay subrayan la urgente necesidad de que el Presidente Peña aborde las crecientes desigualdades sociales y económicas que han alimentado el descontento en todo el país. Si bien el gobierno puede celebrar sus logros macroeconómicos, estos logros suenan vacíos para quienes luchan por sobrevivir. Las voces de los manifestantes en Asunción son un poderoso recordatorio de que el verdadero progreso requiere no sólo crecimiento económico sino también un compromiso con la justicia social y los principios democráticos.

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