Uber en Latinoamérica: futuro incierto
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¿Competencia desleal o una nueva tecnología que facilita las vidas de las personas?
La era de la información ha tomado formas que no hubiéramos imaginado cuando el internet era inocentemente conocido como “La Supercarretera de la Información”. Las redes sociales y los servicios de mensajería se han convertido en enormes compañías que transmiten enormes cantidades de información a los cibernautas modernos.
Esto no es intrínsecamente malo, al contrario: la idea de los smartphones y de sus aplicaciones se origina del tráfico libre y veloz de la información. Una de estas aplicaciones es Uber, que además de ser una plataforma por la que usuarios y conductores se comunican para proveer y obtener un servicio de transporte similar al de un conductor privado, es una empresa.
Uber, el software más popular para solicitar servicio de transporte privado, existe desde marzo del 2009, y su introducción al mercado de aplicaciones para smartphones en Latinoamérica se va propagando año tras año: en el 2014 se introdujo a los usuarios Lima, Perú; en el 2015 a los de Uruguay, Colombia y México, en este último tiene presencia en más de 30 ciudades; en el 2016 a los de Argentina; y en Ecuador está casi recién desempacado, pues se introdujo al mercado de este país en julio del 2017.
Son pocas (o nulas) las ciudades en donde ha sido bien aceptado este servicio de transporte porque los taxistas y sus gremios no están para nada de acuerdo con que este juguete nuevo les robe su mercado y lo consideran competencia desleal. Proliferan los videos de actos violentos contra los choferes de Uber y sus vehículos y es como si todos los días hubiera una cacería.
Algunos sectores de taxistas han ingeniado medidas de modernización para poder competir con Uber. Además de mejorar la calidad de su servicio y el estado de su vehículo, comienzan a incursionar en el mundo de la tecnología, instaurando sus propias aplicaciones para estar en el mismo nivel.
¿Le depara un futuro de armonía y sana competencia al servicio electrónico de transporte, o será la fuerza bruta de los prestadores de servicio tradicionales la que impere al final?
No hay una respuesta concreta. Nuestra mejor opción para intentar predecir el futuro es quizás analizar los resultados actuales de los modelos más avanzados de Uber en el mundo: Estados Unidos, país de origen de la aplicación, y Europa. En el primero, se está peleando por una regulación en el ámbito laboral: los choferes de Uber le están exigiendo a la empresa que no se les considere autónomos, sino que ahora formen parte integral de ella, lo que los convertiría en sus empleados oficiales. Europa, en contraste, no pintó un escenario tan esperanzador. En Bélgica la aplicación fue decretada como ilegal y en España solo está disponible en Madrid.
Lo cierto es que el futuro de Uber en Latinoamérica podría ir de dos maneras: continuar en su competencia con otros servicios de transporte más tradicionales, o dejar de existir.
Latin American Post | Rubén Ricardo Rey.
Copy edited by Susana Cicchetto