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El sueño de Ronaldo R9 en Valladolid choca con la dura realidad de los aficionados

En 2018, el mundo del fútbol quedó sorprendido cuando Ronaldo Nazario, una leyenda brasileña, invirtió en el Real Valladolid, un equipo modesto de España. Su llegada generó expectativas de ver al club competir en la Champions League. Sin embargo, con el paso del tiempo, el descontento de los aficionados ha crecido, y muchos ahora piden que el exjugador se marche.

La gran llegada de una superestrella

Un pequeño club español atrajo la atención mundial cuando Ronaldo Nazario decidió comprar la mayoría de sus acciones por unos 25 millones de libras en 2018. De inmediato, el Real Valladolid pasó del anonimato a los titulares internacionales. Se filmaron documentales, se vendieron camisetas con el “Ronaldo 9” y los abonos alcanzaron los 21,000, batiendo récords. El gobierno local le ofreció una bienvenida majestuosa para celebrar su llegada.

Pero la alegría no duró. Hoy, en el estadio José Zorrilla, los cánticos de “Ronaldo, vete ya” reflejan el desencanto de los aficionados. El club lucha por evitar el descenso, las promesas incumplidas pesan y los seguidores sienten que su presidente los ha abandonado. Lo que empezó como un sueño lleno de esperanza ha derivado en una amarga decepción, mostrando lo complejo que es equilibrar la inversión de una estrella con la dura realidad de gestionar un equipo con recursos limitados.

Cuando Ronaldo aterrizó en Valladolid en septiembre de 2018, la ciudad se llenó de entusiasmo. El periodista local Arturo Posada contó a The Telegraph que la bienvenida fue más propia de un desfile festivo que de un acto deportivo. La gente pensó que llegaba una era de prosperidad.

Desde el principio, Ronaldo no solo aportó dinero, sino también su experiencia. Su paso por Barcelona, Real Madrid e Inter de Milán le permitió entender el fútbol de élite. Prometió que el Valladolid dejaría de sufrir descensos constantes y que, en cinco años, pelearía por entrar en la Champions League. Planeó modernizar el estadio José Zorrilla, mejorar la cantera y construir instalaciones de primer nivel.

Por un tiempo, el sueño pareció hacerse realidad. En su primera temporada como dueño, el equipo terminó en la 13ª posición de LaLiga, alejándose del descenso. La ciudad creía que su futuro sería brillante.

Un inicio eufórico y expectativas crecientes

Los primeros días del “Proyecto Ronaldo” parecían prometedores. Medios de todo el mundo hablaron del club, los patrocinadores se interesaron y el Valladolid incluso hizo una gira de pretemporada en California, algo impensable antes.

Durante este periodo, Ronaldo estaba muy involucrado en la vida del club. Según contó Mario Puertas, aficionado y socio del equipo, The Telegraph lo entrevistó y él recordó cómo el brasileño iba a los partidos y compartía con la hinchada. “Pensamos que algo especial estaba empezando. Soñábamos con competir con el Real Madrid y el Barcelona.”

Desilusión y frustración en aumento

Pero la ilusión se desvaneció rápido. En la segunda temporada de Ronaldo, el Valladolid cayó en una crisis que lo llevó al descenso. La directiva tardó en cambiar entrenadores, no logró fichar jugadores de calidad y el presidente, que antes era muy visible, desapareció del día a día del club.

Puertas expresó su decepción: “Ronaldo ha estado en el José Zorrilla solo una vez esta temporada, y fue para un homenaje a un equipo histórico.” Mientras tanto, en redes sociales, el brasileño compartía fotos de viajes a Japón o de eventos con otras estrellas del fútbol. Lo que más molestó a los aficionados fue verlo transmitir en vivo un partido de tenis benéfico mientras el Valladolid perdía en casa.

El club volvió a pelear por evitar el descenso, pero los grandes fichajes nunca llegaron. Aunque se esperaba que el “efecto Ronaldo” atrajera estrellas, solo llegaron cesiones y fichajes de bajo perfil. La rigidez del tope salarial de LaLiga limitó al Valladolid a un presupuesto de 30 millones de euros, una cantidad mínima comparada con los cientos de millones que manejan Real Madrid o Barcelona.

La tensión entre Ronaldo y la afición aumentó cuando intentó cambiar el escudo del club en 2022. La propuesta fue rechazada en una votación polémica, lo que evidenció su desconexión con la identidad del equipo y sus seguidores.

Un legado en la cuerda floja

Los aficionados esperaban más empatía de un exfutbolista legendario. La periodista Beatriz Olandía explicó a The Telegraph que, aunque Ronaldo tiene múltiples negocios (como su participación en el Cruzeiro de Brasil, el mundo del vino y la televisión), “no todos los dueños pueden sentir la misma pasión que los hinchas de toda la vida”.

Pese a que el club ha obtenido beneficios gracias a la venta de jugadores, el ambiente entre los aficionados es desolador. Muchos creen que las dificultades del Valladolid y la ambición de Ronaldo de presidir la Confederación Brasileña de Fútbol demuestran que su presidencia fue más un negocio personal que un proyecto para el club.

Ahora, el final parece cercano. Ronaldo ha insinuado que venderá su participación, y la mayoría de los analistas creen que lo hará perdiendo dinero. Así terminaría una etapa que comenzó con sueños de Champions y terminó con descensos y una afición desilusionada.

Aunque su paso como presidente del Valladolid no dejó un final feliz, su legado como futbolista permanece intacto. Algunos aficionados aún reconocen su grandeza en el campo. Como dijo Puertas a The Telegraph: “Ronaldo, el jugador, es un fenómeno que nunca olvidaremos. Pero como presidente, dejó demasiadas promesas rotas.”

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Su historia en el Real Valladolid refleja los desafíos que enfrenta una estrella cuando se convierte en propietario de un club, especialmente en tiempos de dificultades económicas en una liga tan competitiva. Aunque su gestión no fue la esperada, su impacto en el fútbol sigue siendo innegable.

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