El trabajo no remunerado de las mujeres es un trabajo real
El trabajo doméstico y de cuidado ha sido realizado especialmente por mujeres. Este trabajo toma la mayor parte del tiempo de las mujeres al día, pero como no se paga, no permite que las mujeres sean económicamente autónomas.
Mujer cocinando en la cocina. / Foto: Pexels – Imagen de referencia
The Woman Post | Ana María Betancourt
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La construcción social sobre la maternidad y el papel de la mujer en una familia tradicional ha estado posicionando a la mujer como una cuidadora y como la única responsable de los niños en el hogar, por lo que las labores domésticas y de cuidado se han tomado como una responsabilidad natural de las mujeres.
Esta construcción hace que sea difícil para las mujeres ingresar al mercado laboral y la hace depender económicamente de su esposo o del familiar para subsistir.
Es por eso que la tasa de desempleo de las mujeres en Colombia es del 12,2%, pero la tasa de los hombres es del 7% según el Informe Mercado Laboral 2019 DANE. Y también esa es la razón por la cual las mujeres están más asociadas al trabajo informal que los hombres, el 49.3% de las mujeres en el país tiene un trabajo informal porque este tipo de trabajos les permite a las mujeres tener un horario flexible para ganar algo de dinero y hacer trabajos domésticos. Pero los trabajos informales afectan los ingresos de las mujeres y la estabilidad laboral.
Esta es la forma en que la división del trabajo reproduce el estereotipo del hombre como proveedor y sujeto público, y la mujer como sujeto en el espacio privado que necesita sustento masculino.
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Según las cifras de la CEPAL, el tiempo de trabajo de las mujeres por día es del 52,6%, pero solo el 20,2% se paga y el otro 32,4% restante es trabajo no remunerado, hogar y trabajo de cuidado. El tiempo de trabajo de los hombres al día, en cambio, es del 53.9% y el 44.1% se paga, solo el 9.8% no se paga.
Estos números muestran que la dificultad de inserción laboral de las mujeres está asociada con las construcciones sociales y con la división de los trabajos socialmente aceptados, pero también que esto implica la pérdida de la autonomía económica de las mujeres.
Como dice ONU Mujeres, "las mujeres hacen una gran contribución económica que llena los vacíos en los servicios. ¿Por qué no se comparte y no se cuenta? Cocinar, limpiar, cuidar a los niños y a los ancianos: las economías dependen de ese trabajo, valorado entre el 10 y el 39 por ciento de PIB. Puede contribuir más a una economía que la manufactura o el comercio ".
Estos trabajos no han sido reconocidos dentro del sistema económico, pero son una contribución a una mejor producción económica y eficiencia en el mercado laboral.
Como dice Elsa Gómez, consultora regional de la Organización Panamericana de la Salud, "el hecho de que el trabajo de las mujeres está infravalorado social y económicamente conduce a no reconocerlo como un trabajo porque se hace en el hogar y a otorgar menos prestigio y remuneración a las mujeres predominantemente femeninas. ocupaciones y sectores ".
Para obtener la autonomía económica de las mujeres, debemos reconocer su trabajo social y económicamente, pero también es importante alentar a los hombres a participar en el trabajo doméstico en las mismas proporciones que las mujeres.