Estados Unidos planea desarrollar chips en América Latina en medio de una creciente competencia global
Estados Unidos ha presentado una importante iniciativa para desarrollar capacidades de producción de semiconductores en México, Panamá y Costa Rica. Esta medida tiene como objetivo reducir el dominio de China en el sector y fortalecer las cadenas de suministro en las Américas.
Estados Unidos ha anunciado planes para desarrollar capacidades de producción de semiconductores en México, Panamá y Costa Rica. Esta medida es parte de una estrategia más amplia revelada por el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, en el marco de la “Iniciativa de Semiconductores del Hemisferio Occidental”. La iniciativa tiene como objetivo reducir el dominio de China en el sector fomentando alianzas con países latinoamericanos para acelerar la producción de estos componentes críticos. El programa comenzará este año y se extenderá hasta 2026.
Esta iniciativa fue revelada durante la última sesión ministerial de la Alianza para la Prosperidad Económica de las Américas (APEP). Esta plataforma colaborativa incluye Estados Unidos, Canadá, México, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, República Dominicana, Panamá, Uruguay y Barbados. Blinken enfatizó que la iniciativa mejorará la capacidad de estos países para ensamblar, probar y empaquetar semiconductores, comenzando por México, Panamá y Costa Rica. Esperaba que más países se unieran a la iniciativa para crear nuevas oportunidades para los ciudadanos, mantener altos estándares y defender los valores compartidos.
Estados Unidos está invirtiendo mucho en esta iniciativa, incluido el establecimiento del instituto CHIPS Manufacturing USA, financiado con 285 millones de dólares. Este instituto tiene como objetivo agilizar los procesos y reducir costos en el desarrollo de microprocesadores. El programa se alinea con los principios de la Ley CHIPS y Ciencia, que prevé al menos 52 mil millones de dólares en inversiones gubernamentales para impulsar la industria de microprocesadores de EE. UU. La Ley incluye varias restricciones para impedir acuerdos comerciales con China.
Los países participantes en la Iniciativa de Semiconductores del Hemisferio Occidental recibirán asistencia técnica y financiamiento para atraer inversiones del sector privado. Blinken afirmó que este tipo de alianza fortalecería las cadenas de suministro en la región. Destacó las bases para proyectos de alto nivel, sostenibles y estratégicamente significativos por un valor de 3 mil millones de dólares. Se espera que las mejoras en la infraestructura garanticen que los bienes esenciales sean más asequibles, seguros y fabricados localmente en las Américas.
Taiwán lidera actualmente la fabricación de semiconductores, representando el 60% de la producción mundial de chips y el 90% de los componentes más avanzados. Estados Unidos compite ferozmente con China por liderar el mercado, sobre todo porque la demanda de estos componentes ha aumentado debido al auge de la inteligencia artificial. Ambos países han implementado medidas para frenar el progreso del otro y dominar este sector económicamente crucial.
El papel estratégico de América Latina
México, Panamá y Costa Rica están estratégicamente posicionados para beneficiarse de esta iniciativa. México, en particular, tiene una ventaja geográfica y ha adoptado varios acuerdos comerciales internacionales, lo que lo convierte en un actor clave en la rivalidad entre Estados Unidos y China. Los analistas se muestran cautelosamente optimistas sobre las perspectivas de la iniciativa. Paul Triolo, consultor de Albright Stonebridge Group, expresó escepticismo y señaló que importantes empresas manufactureras que reciben fondos en virtud de la Ley CHIPS luchan por ayudar a construir plantas avanzadas en los EE. UU. La necesidad de trabajadores más calificados para construir y operar estas fábricas es un obstáculo importante. Triolo añadió que establecer instalaciones de envasado de chips en México, Panamá y Costa Rica podría ser un desafío.
Las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos añaden otra capa de incertidumbre. El candidato republicano Donald Trump lidera las encuestas de preferencia de los votantes y sus políticas históricamente han priorizado el crecimiento económico de Estados Unidos, a menudo a expensas de las relaciones comerciales internacionales. Su postura ha generado preocupaciones sobre el futuro de los acuerdos comerciales con países como México. Trump nombró recientemente al senador de Ohio J.D. Vance como su candidato a vicepresidente. En su discurso introductorio, Vance criticó el Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), anteriormente TLCAN, por provocar que los empleos manufactureros estadounidenses se trasladaran a México.
Oportunidades y desafíos del nearshoring
El mercado mexicano está preparado para capitalizar el fenómeno del nearshoring, donde las empresas reubican sus operaciones más cerca de casa para reducir los riesgos y costos asociados con las cadenas de suministro extendidas. Los expertos advierten que un cambio en el liderazgo presidencial estadounidense podría remodelar las oportunidades económicas de México. La tendencia hacia el nearshoring podría traer importantes beneficios económicos, pero mucho depende de las políticas y políticas económicas de la administración estadounidense entrante.
La iniciativa de Blinken representa una oportunidad importante para que los países latinoamericanos desempeñen un papel más destacado en la cadena de suministro global de semiconductores. También destaca el potencial de la región para contribuir a los avances tecnológicos y al crecimiento económico. Sin embargo, el éxito de esta iniciativa dependerá de la superación de desafíos logísticos, técnicos y políticos.
Perspectivas futuras e implicaciones estratégicas
Desarrollar la producción de semiconductores en América Latina no se trata sólo de beneficios económicos; también tiene implicaciones estratégicas para las relaciones entre Estados Unidos y China. Al diversificar su cadena de suministro y reducir la dependencia de la fabricación china, Estados Unidos pretende mejorar su seguridad tecnológica y económica. Esta medida también podría fortalecer los lazos políticos y económicos entre Estados Unidos y los países latinoamericanos, fomentando una economía regional más integrada y resiliente.
Esta iniciativa ofrece a México, Panamá y Costa Rica la oportunidad de modernizar sus industrias, crear empleos e impulsar el crecimiento económico. También posiciona a estos países como actores cruciales en un sector de alta tecnología vital para futuras innovaciones. Sin embargo, estos países deberán abordar desafíos relacionados con la infraestructura, la capacitación de la fuerza laboral y los marcos regulatorios para aprovechar esta oportunidad por completo.
El contexto latinoamericano más amplio también resalta el potencial de que otros países de la región se unan a esta iniciativa. Con sus crecientes industrias tecnológicas y recursos estratégicos, naciones como Brasil, Argentina y Chile también podrían desempeñar papeles importantes en la cadena de suministro de semiconductores. Al colaborar con Estados Unidos y otros socios regionales, los países latinoamericanos pueden mejorar sus capacidades tecnológicas y asegurarse un lugar en el panorama tecnológico global.
La ‘Iniciativa de Semiconductores del Hemisferio Occidental’ representa un paso audaz hacia la remodelación de la cadena de suministro global de semiconductores y la reducción de la dependencia de China. Para los países latinoamericanos, esta iniciativa ofrece un camino hacia el crecimiento económico, el avance tecnológico y una mayor integración a la economía global. Sin embargo, para lograr estos beneficios será necesario superar desafíos importantes, incluidas incertidumbres políticas, obstáculos técnicos y problemas de desarrollo de la fuerza laboral.
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A medida que avance la iniciativa, la colaboración entre Estados Unidos y los países latinoamericanos será crucial para construir una industria de semiconductores resiliente y competitiva. Esta asociación tiene el potencial de transformar el panorama tecnológico de la región y contribuir a la innovación y la estabilidad económica globales. Los próximos años serán fundamentales para determinar el éxito de esta ambiciosa empresa y su impacto en el futuro de la producción de semiconductores.